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Μodă

Haciendo amigos en un picnic gótico

Mientras los manifestantes de la Gay Pride estaban demasiado ocupados transformando Picadilly en un gigante y alcohólico arco iris patinable el sábado, una subcultura mucho más pequeña y marginada se convocaba en una remota esquina de la ciudad.

El cementerio de Kensal Green celebró el día de puertas abiertas anual el pasado fin de semana, y la legión de góticos londinenses se echó a sus calles para dar vueltas en bicicletas de rueda alta, contemplar tumbas y vender cosas a otra gente que también les gusta contemplar tumbas.

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Desde que llegamos, fuimos recibidos por la señorita que guarda el cementerio, que nos enseñó el camino y nos informó de que “todos los góticos están aquí”. Aquí la tenemos posando para… Espera, ¿dónde se ha metido? Extraño. Juraría que estaba en la foto cuando la hice.

Esta es la escena que nos esperaba al final del camino. ¡Menudo festín para la vista! (si lo que te gusta es la morcilla y el regaliz).

Para ser justos con los góticos, no puedes criticar su habilidad para ser meticulosos y perfeccionistas a la hora de vestirse. Estas chicas, actuando en la entrada de la tumba de Mark “Rey de la Pantomima” Speight, me recordó a hace 200 años, cuando estaba de moda que las personas majas pero patológicamente tímidas se disfrazan de amas de casa somalís.

Más pensamientos: “¿Es posible huir con esa ropa puesta si tus piernas son lo suficientemente largas?”.

¿Se visten así estos tíos para que si aparece la Parca esta piense que va mal vestida y huya?

¿Qué van a hacerme y durante cuánto tiempo?

Estos son Chloe y Virgilio. Eran buena gente. “Venimos cada año a conocer a otra gente y dar vueltas y ver las tumbas, las criptas y lápidas, y meternos en el ambiente”, nos cuenta Chloe, mientras jadea al intentar absorber todas las almas que merodean en el aire.

Por otra parte, a Rayven (la segunda por la derecha) y a su marido (en el medio) les interesa exclusivamente la arquitectura y la historia del lugar. Por lo visto es el cementerio número 75 que visitan en los últimos meses. Su hijo parece terriblemente encantado.

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Otro entusiasta de la arquitectura es James, que también es predicador anglicano. “Este tipo de sitios conserva cierta grandeza”, dijo, “mientras que la mayoría de los funerales que organizo tienen más bien un aspecto clínico”. No tengo ni idea de por qué te metiste en el rollo de los funerales, James, pero si enterraste hace poco a alguno de nuestros queridos lectores, estoy segura de que fueron personas decentes y de que se arrepintieron de sus ridículas borracheras.

Otra cosa que aprendimos el sábado fue que un día de puertas de cementerio abiertas es la oportunidad perfecta para promocionar tu pequeño negocio, siempre que tu pequeño negocio consista en la manufactura y venta de a) joyería ciber-celta b) coches fúnebres.

CJ se siente muy orgulloso de su coche fúnebre. “Es un Chevy Caprice del 86. Era una furgoneta normal y corriente antes de convertirla en un coche fúnebre”, nos dijo. “La gente se queda boquiabierta cuando me ven con él, pero creo que se asustan más de mí que del coche”. ¿Por qué iba nadie a asustarse de un coche?

Su mujer, Sonja, nos contó que la rata la sacaron de un kit de decoración navideña. Muy festivo.

CJ y Sonja decidieron hacer su coche fúnebre más atractivo a ojos de potenciales compradores decorándolo con fotos de niños muertos.

Ansiosos por escapar del barullo de la tienda del centro del cementerio, fuimos a caballito a este tour de tumbas después de oír que una la ocupaba un francmasón.

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Nos dimos cuenta rápidamente de que no nos importaba un carajo el francmasón, pero de que bajo la el sol veraniego las tumbas eran muy bonitas.

Por desgracia, nuestro guía eludió con absoluta normalidad esta este interesante ataúd aún calentito. Decepcionados y un tanto asustados, decidimos abandonar el barco y volver a la idea original.

Algo asombroso del día de puertas abiertas fue el número de niños que acompañaban a sus padres. Todos intentaron robarle la bicicleta a este tipo. ¡No tan rápido, granujilla!

¡Devolvédmela!

No, señor serio, que te den.

Weeeeeeeeeeeeeeeee!

Este es el tercer año consecutivo que Paul viene al Kensal Green. Viene a posar, pero nunca con el mismo traje. De todos sus trajes, este es su preferido porque es negro minimalista. “El terciopelo rojo”, afirma, “es para las damas”.

Emm…

Y al fin, antes de que las cosas se pusieran demasiado difíciles, aparecieron mis padres para llevarme a casa. Después de todo, ha sido un gran día en el cementerio de Kensal Green. He hecho una tonelada de nuevos amigos. No sé si voy a poder esperar al año que viene para ver a la pandilla, así que podríamos celebrar otra vez nuestras propias vidas a través de la ausencia de otras personas.

TEXTO: ELEKTRA KOTSONI
FOTOS: SOFOKLIS KOUTSOURELIS