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Cultură

Un hacker de viajes nos explica cómo recorrer el mundo gratis

Su último viaje —con paradas en Ghana, Ruanda y Sudáfrica— le costó 5,60 dólares.
Imagem principal: ilustração por Wren McDonald

Ilustración por Wren McDonald

Mientras caminas por el aeropuerto, sudado, cansado, dolorido y preocupado por cómo te estás endeudando por el dinero que te toca gastar para ir a otra boda de mierda, te puedes encontrar a alguien como Brian Kelly. Este exempleado de Wall Street es una de esas personas que nunca parece perder la compostura ni sufrir los efectos del jetlag, los retrasos, o cualquiera de esos otros inconvenientes que inevitablemente tienen los viajes aéreos. Y hay una razón por la que este hombre parezca tan optimista: su último viaje —con paradas en Ghana, Ruanda y Sudáfrica— le costó 5,60 dólares.

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En internet, Kelly es conocido como the Points Guy (el tío de los puntos), el propietario de un blog dedicado a enseñarle a la gente cómo manipular los beneficios de las tarjetas de crédito y las millas de viajero frecuente para conseguir viajes gratis, o casi gratis. También es pionero de una comunidad más grande, los llamados «hackers de viajes». Algunos miembros de la comunidad burlan el sistema tal como lo hacen quienes cuentan las cartas en los casinos, pero Kelly solo utiliza el sentido común y métodos legítimos fáciles de entender. (Se gana la vida con anuncios de tarjetas de crédito en su página web, pero dice que no acepta ningún regalo de los anunciantes). En los blogs de viajes y de la defensa al consumidor lo tratan como a una celebridad. Su bulldog francés, Miles, incluso tiene su propia cuenta en Instagram.

Todo esto me impresiona mucho porque estoy tan hundida con préstamos estudiantiles y otras deudas que de verdad, de verdad, no puedo pagarme un viajecito fuera del país. El concepto de obtener algo por nada es muy atractivo, al igual que la idea de salir beneficiada de una relación con una empresa de tarjetas de crédito, así que me fui con él desde el aeropuerto JFK hasta su piso en el centro de Manhattan para aprender del maestro. Me dijo que podía conseguir un billete gratis a Europa en cuestión de meses.

VICE: ¿Cómo empezaste a aprender sobre los puntos?
Brian Kelly: En los años 90 tenía unos 13 años y siempre había sido bueno con los ordenadores. Mi padre era consultor y viajaba todo el tiempo. No tenía idea de cómo utilizar un ordenador, así que yo le cobraba por reservarle todos los vuelos en Velocity. Empezamos a acumular muchos puntos y él no sabía cómo usarlos. Con 13 años reservé un viaje a las Islas Caimán y nos salió casi gratis… Nos quedamos como: «¡Qué pasada!». Éramos una familia de seis, de clase media, vivíamos a las afueras de Filadelfia, y de repente comenzamos a hacer viajes al Caribe por lo mismo que costaba ir a Jersey Shore.

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Luego me fui a la Universidad de Pittsburgh y estudié en el extranjero. Tenía que ir a un par de conferencias y salí del país dos veces… De repente me dieron una tarjeta dorada preferente. Era impresionante porque yo era un estudiante universitario que no tenía ingresos y al mismo tiempo me pasaban a una clase superior en cada vuelo que tomaba. Y ahí me di cuenta de que estaba pasando algo muy interesante.

¿Cuándo entraste en la comunidad de personas que se dedican a esto?
Descubrí la subcultura alrededor de 2005. Era la comunidad del hackeo de viajes antes de que recibiera ese nombre. Simplemente éramos entusiastas de las millas de viajero frecuente. No empecé mi blog hasta 2010; había un par de blogs más, pero yo fui el primero en hacerlo desde Nueva York. En esa época trabajaba en Wall Street reclutando gente en los campus universitarios. Básicamente viajaba por Estados Unidos tratando de convencer a los estudiantes de tecnología para que trabajaran en Wall Street en vez de en Apple, Google o Facebook.

Ahí fue cuando empecé a acumular millones de millas al año, y por eso, a pesar de la recesión, viajaba como multimillonario. Esa fue la génesis del sitio. Mis amigos me decían «Debes tener un fondo fiduciario para poder ir a las islas Seychelles. Trabajas en recursos humanos y estás ganando 65.000 dólares al año». Pero la cantidad de dinero que ganaba en millas era mayor a mi sueldo anual. Era pobre de dinero en efectivo, pero en millas era millonario.

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Dejé mi trabajo el año en que hice mi primera publicación en el blog. Viajé a Tokio y me dije «vamos allá».

Es lo que siento yo en estos momentos, porque estoy más o menos a dos semanas de pagar mi deuda de la tarjeta de crédito y de arreglar mi capacidad crediticia. ¿Cuánto tiempo tengo que esperar para empezar, una vez haya arreglado eso?
Te sorprenderá darte cuenta de que en el momento en que les pagas, es casi un salto inmediato. El factor principal en tu calificación crediticia es la utilización. Siempre y cuando pagues tus cuentas a tiempo y no tengas ningún retraso en los pagos, todo irá bien. Estás en la cima. ¿Cuál es tu calificación?

Es muy mala. Como 580.
Está bien. Probablemente es porque tienes una historia crediticia relativamente corta y mucho crédito, y eso hace que representes un alto riesgo. Pero una vez que pagues eso, en serio, en un mes se puede disparar tu puntuación hasta 50 o 100 puntos.

Bien. Una vez mi puntuación de crédito esté bien, ¿cuál es el primer paso que debo tomar?
Voy a empezar con el tipo de tarjeta de crédito que debes conseguir. Hay tres tipos principales. El mejor tipo son las tarjetas de puntos transferibles. Son tarjetas con las que se acumulan puntos en un fondo central, luego se pueden transferir al fondo de otros socios distintos. Tienes un millón de opciones para cambiarlos. Con las tarjetas de crédito de las aerolíneas, el problema es que te casas con una aerolínea. Y eso es lo que yo siempre le advierto a la gente: ¿Pondrías tus ahorros de toda la vida en acciones de Apple? Que le haya ido muy bien el año pasado no significa que sea igual este año, y te podrían joder.

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Exactamente lo mismo pasa con las aerolíneas. Algunas son increíbles, pero de la noche a la mañana se pueden devaluar [sus puntos]. De repente, Delta podría decir, «Bueno, ahora ir a Asia cuesta el doble de puntos». Y entonces la gente piensa, «¿Qué leches? He estado ahorrando puntos como cuatro años». Y de esa manera las aerolíneas mueven los objetivos máximos. Pero si estás en un programa de American Express, por ejemplo, ellos tienen más de 20 socios y no te tienes que quedar con Delta, sino que puedas escoger algún otro socio para ir a Asia. Así que realmente se trata de diversificar.

Perfecto, no quiero una tarjeta de una aerolínea específica. Entonces, ¿qué tarjeta debería sacarme?
La tarjeta número uno que la mayoría de la gente usa en este espacio, especialmente los neoyorquinos, es la Chase Sapphire Preferred. Es buena para ganar y canjear puntos. Ganas dos puntos por cada dólar que te gastes en viajes y en comida. Con la mayoría de las tarjetas de aerolíneas o de hoteles obtienes dos puntos por compras en tal aerolínea o tal hotel, pero con la Sapphire obtienes dos puntos en todas las aerolíneas, en todos los hoteles, en servicios de alquiler de coches, en billetes de metro, estacionamientos, campings, parques de atracciones; es una categoría enorme. Y en comida también incluye de todo, desde pedidos a domicilio hasta cualquier restaurante.

Eso es básicamente todo en lo que gasto dinero, aparte del alquiler.
Exacto. Así que, cuando le digo esto a los neoyorquinos —teniendo en cuenta que gran parte de nuestro dinero se va en comida— se apuntan sin pensarlo. Se trata de encontrar la conjunción entre tu estilo de vida y la tarjeta adecuada. Además, sólo por adquirir la tarjeta te dan 40.000 puntos, aunque tienes que gastar 3.000 dólares en tres meses. Y la cuota de 95 dólares se condona el primer año. Así que es una solución bastante obvia. Esos 40.000 puntos, en mi opinión, tienen un valor aproximado de 800 dólares. Terminas ganando el equivalente a un billete de avión a Europa por adquirir la tarjeta.

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Nunca pensé que podría ganar el dinero suficiente para tener una tarjeta con cuota anual. ¿Estoy cometiendo un error?
Ese es un aspecto muy importante. Y mucha gente en tu posición pensaría: «A la mierda. No quiero pagar cuota anual. Eso es lo más importante». Pero lo barato sale caro. Estas tarjetas sin cuota anual, la mayoría son pura mierda. En el caso de la Sapphire, estás ganando 40.000 puntos. Incluso aunque solo los canjees por vuelos, representan 500 dólares. Y la cuota está condonada por ese año. Así que tienes la cuota anual de más de cinco años pagada solo con el valor del bono de inscripción y además obtienes muy buenos beneficios durante el proceso. Hay tarjetas por ahí con cuotas anuales de 450 dólares, como la American Express Platinum y la Citi Prestige, y esas tarjetas también pueden ser superfáciles de usar. Solo tienes que saber cómo aprovechar al máximo las ventajas.

¿Qué más debería buscar en una tarjeta?
Puntos y beneficios. Así, si viajas a menudo, los beneficios pueden ser enormes. Incluso con una tarjeta de una aerolínea. Digamos que siempre viajas con Delta y la tarjeta te deja facturar una maleta gratis para ti y un acompañante. Si viajas dos veces al año, eso ya paga tu cuota anual. Así que si viajas mucho y facturas maletas, el beneficio es obvio. Y no tienes que gastar nada en la tarjeta. Yo tengo un montón de tarjetas de crédito acumulando polvo en un cajón y las tengo solo porque tienen beneficios. La tarjeta de crédito Hyatt, por ejemplo, te da una noche gratis todos los años, y la cuota es de 75 dólares. Así que consigo una noche gratis de 250 dólares y solo pago 75 dólares. Siempre hago eso.

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No creo que vaya a tener nunca más de veinte tarjetas como tú, pero si quiero tener dos, ¿cuál debería ser la segunda?
La segunda mejor tarjeta, yo diría, es la Starwood Preferred Guest. En realidad es un programa de hoteles, pero tienen una American Express con la que se gana un punto por todo. Su programa de hoteles te permite transferir puntos a 34 aerolíneas diferentes. Lo más loco con los puntos Starwood es que, por cada 20.000 puntos que transfieras a una aerolínea, obtienes 25.000 millas. Cuando lo piensas, estás recibiendo cerca de 1,25 millas por cada dólar que gastes, que es un 25 por ciento mejor que lo que te da una tarjeta de aerolínea.

Y, además, puedes canjear los puntos en hoteles, y ahora tienen una cosa increíble llamada Momentos SPG. Una buena cantidad de viajeros frecuentes que conozco, cuando utilizan sus puntos, no quieren usarlos en otro viaje. Y por esto Starwood ha creado un programa increíble de palcos VIP para partidos de tenis, de baloncesto, etcétera. De esa forma, por 30.000 puntos puedes entrar a un palco VIP en un partido de los Knicks. Básicamente, los viajes y la comida los pongo en la Sapphire porque consigo el doble, pero para todo lo demás (la ropa, y las compras con las que no voy a obtener puntos) uso la Starwood. En el mundo de los blogs, los puntos Starwood son los más valiosos.

Hay gente muy, muy buena en esto y ahora hay un montón de blogs como el tuyo. ¿Crees que las compañías de tarjetas de crédito van a empezar a contrataros para que asesoréis a la gente? ¿Crees que este tipo de oportunidades se pueden acabar pronto?
Los puntos y las millas son industrias multimillonarias. Las compañías de tarjetas de crédito utilizan estas millas y puntos para lograr que la gente obtenga las tarjetas de crédito, lo cual es muy difícil de hacer. La mayoría de la gente no quiere obtener una tarjeta de crédito, así que tienes que incentivarla, y no les puedes dar dinero en efectivo, porque entonces hay impuestos. Las millas de viajero frecuente son una manera de mantener a tus mejores clientes y evitar los impuestos. Las empresas compran miles de millones de dólares en millas. De hecho, American Express rescató a Delta gracias a la compra de millas.

Es como una moneda internacional no regulada.

Lo es. Pero muchas veces la gente se pregunta si todo esto se va a acabar pronto, y la respuesta es que no. Porque todo el mundo —las compañías de tarjetas de crédito, las aerolíneas— está ganando dinero.