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Huelga general: Una soleada tarde de guerrilla urbana en BCN

El caos, reina.

Fotos de Alejandra Núñez, Santiago Salvador y Emma Gomis.

Tras una mañana relativamente tranquila en el centro de la ciudad –con comerciantes subiendo y bajando persianas al paso de los piquetes, la quema de cuatro papeluchos enfrente del edificio de la Bolsa y alguna noticia delirante como la que dio el conseller de interior según la cual un grupo de "malos" había asaltado un bingo llevándose un botín de 2000 euros–llegó una soleada y humeante tarde de guerrilla urbana que arrasó con todos los containers, macetas, papeleras y Starbucks en un quilómetro a la redonda.

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Hacia las 7 PM, estaba previsto que la manifestación más tocha y oficial, la convocada por CCOO y UGT, llegara a Plaza Cataluña. Jamás llegó a pisarla, por el tapón que formaban los miles de personas que la aguardaban en el punto de destino y porque desde las 5.30 PM estaba en marcha una caótica batalla campal que duró más de tres horas. En los ocho accesos a Plaza Cataluña se levantaron barricadas y quemaron containers. Las furgonetas de antidisturbios corrían en todas direcciones como si alguien hubiera pateado un avispero policial. Desde la esquina de Plaza Urquinaona con Pau Claris, por ejemplo, pudimos ver cómo prendían hasta tres barricadas diferentes casi simultáneamente. Esto podría parecer, a priori, un ataque de guerrilla urbana bien orquestado y coordinado, pero la verdad es que muchos de los manifestantes encapuchados quedaban atrapados entre las barricadas que ellos mismos prendían.

A las 7.45 PM, un niño de unos 8 años les preguntaba a sus amigos en Via Laitena a la altura de la Catedral: "¿Se ha acabado ya la juerga?". A lo que otro, aún más pequeño que él, contestó: "No sé, ahí hay un BBVA…"

La CNT colocó estratégicamente a algunos miembros de su división infantil en la puerta del Zara (propiedad de Amancio Ortega, el quinto hombre más rico del mundo según la Forbes) para que todos les pudiéramos ver bien. Se sabían TODOS los cánticos: "No nos mires, únete", "Huelga general contra el capital", "No es una crisis, es el sistema". Más de un crustie y algún que otro veterano sindicalista derramó una lagrimita al verlos. Más tarde, el Zara fue saqueado y algunos de sus maniquíes sacados de paseo.

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Jóvenes dirigiéndose hacia el caos con pancartas explicativas de quiénes son los malos.

Los célebres Iaioflautas también llegaron pronto tras pegarse una siesta colectiva. No es broma.

Había tanta gente en Plaza Cataluña que una carga policial parecía inviable. Pero no hay que subestimar a los mossos. Jamás.

Unas de las primeras barricadas de la tarde, en Pau Claris y Gran Vía. El fuego vino más tarde.

Un lector nos envía este vídeo con el saqueo y quema del Starbucks de Plaza Urquinaona amenizado con electrónica ambient.

¿Se puede considerar una forma de guerra psicológica el hecho de sentarse ante los policías, una vez ha pasado todo, a practicar con las cintas poi, o cómo diablos se llamen?

La gente identificó a un grupo de 9 secretas (bastante mejor camuflados que los del asalto al Parlamento) que se tuvo que dar a la fuga Pau Claris abajo. El que va de negro, en primera línea a la derecha, lleva una barra metálica que tiene que doler. Por lo menos no llevaba una espada láser. Al tiempo.