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Cultură

Los maestros del alargamiento de pene

«La primera vez que mi marido lo vio, su expresión fue de horror. Ahora puedo decir que le gusta mucho».

Los cirujanos plásticos y gemelos Maurizio y Roberto Viel. Fotografía por Stefan Lindeque.

Richard Jones, un periodista de Bromsgrove, Inglaterra, habla sobre su pene:

«Ahora mismo me lo estoy viendo en el espejo», dice por el teléfono. «Me cuelga hasta casi la mitad de los muslos. Es como una lata de aerosol, pero un poco más grueso. Si intento rodearlo con el dedo índice y el pulgar, estos no llegan a tocarse».

Hace una pausa. Decide que no ha dado suficientes detalles.

«La primera vez que mi marido lo vio, su expresión fue de horror. Ahora puedo decir que le gusta mucho».

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Richard es solo de los hombres que, cada vez en mayor número, se someten a un alargamiento de pene. El pasado octubre pagó 7.000 £ [alrededor de 10.000 euros] a un par de cirujanos de Londres por la intervención. Primero, le abrieron el pubis (base del pene) y le reestructuraron el ligamento suspensorio para que su virilidad colgara entre dos y cinco centímetros más. En segundo lugar, extrajeron un poco de grasa de su estómago y la inyectaron en el cuerpo del pene para aumentar la circunferencia unos cinco centímetros. Cabe mencionar que erecto se mantiene más o menos del mismo tamaño.

Toda la operación duró poco más de una hora y Richard pudo tener relaciones sexuales después de un mes. Hoy, Richard, de 39 años de edad, dice que no tiene rastro visible de la cicatrización.

«Nunca lo he tenido pequeño, pero pensé que estaría bien hacerme la operación», dice encogiéndose de hombros. «Y ahora tengo más confianza en mí mismo. Es una sensación agradable, entrar en una habitación y pensar que si todos estuviéramos desnudos, yo tendría el pene más grande. He notado que la gente del gimnasio lo mira de reojo en las duchas. De lo único que me arrepiento es de no haberlo hecho diez años antes».

El alargamiento de pene es un negocio en rápida expansión. La pornografía cada vez es más accesible, el auge de la entrepierna masculina en la publicidad —pensad en David Beckham anunciando ropa interior, o Cristiano Ronaldo o Rafa Nadal— y los correos electrónicos basura que recibimos ofreciéndonos alargamientos de pene han creado una generación de hombres preocupados por el tamaño de su paquete. Un estudio que se llevó a cabo en el King's College de Londres concluyó que un tercio de los hombres nos preocupamos por ese aspecto.

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Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, todo esto ha dado lugar a que se lleven a cabo unos 15 mil alargamientos de pene cada año en todo el mundo, cuando hace apenas cuatro años se llevaban a cabo menos de mil alargamientos. Por eso estoy aquí, en el Centro de Cirugía Estética de Londres, la clínica de los médicos Maurizio y Roberto Viel.

Los hermanos gemelos, originarios de Italia, son reconocidos como los mejores médicos de Europa para el alargamiento de pene. Juntos, han estado realizando lo que ellos han denominado penoplastia desde 1991. Los dos médicos —ambos licenciados por la Universidad de Milán— fueron los primeros cirujanos en ofrecer esta intervención fuera de Estados Unidos.

«Lo cierto es que todo comenzó cuando una chica que vino a nuestra clínica nos preguntó si podíamos agrandar el pene de su novio», recuerda el Dr. Maurizio. «Nunca antes nos habían pedido algo así, pero ella había leído que en Estados Unidos lo hacían. Así que nos pusimos a investigar y decidimos que era un servicio que podíamos ofrecer. Lo gracioso es que la chica nunca regresó. Tal vez cortó con el chico. Tal vez a él no le entusiasmó tanto la idea».

Algunos hombres, tan pronto como terminan el acto sexual y pierden la erección, se cubren de inmediato, porque no quieren mostrarle a su pareja el pene flácido. Se sienten avergonzados.

Hoy en día, los gemelos realizan más de 400 operaciones de alargamiento de pene al año en sus dos clínicas y se embolsan más de un millón de libras anuales. Hombres de toda Europa y Asia acuden a ellos, y no hay ningún paciente estereotipado, dicen. Sus clientes son muy variados, desde gente con muy altos ingresos hasta desempleados, homosexuales, heterosexuales, jóvenes, viejos y de todas las nacionalidades.

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«Recientemente nos visitó un señor africano», dice Maurizio. «Y tuve que decirle: "No es un pene que necesite este tipo de intervención, ya está muy bien". Terminamos operándole, pero solo le aumentamos un poco la circunferencia».

Los gemelos no operan a menores de 18 años y suelen rechazar a los adolescentes o a quienes apenas acaban de cumplir los veinte. «Son demasiado jóvenes», dice Roberto. «Yo les digo que primero salgan y lo usen. Y que si después de un par de años siguen sin estar contentos, que regresen y lo hablamos de nuevo. Tenemos el deber de cuidar a nuestros pacientes. No operamos a cualquiera que se quiera operar. Analizamos las razones por las que quieren hacérselo y cuando estamos seguros de que no es por un problema psicológico, entonces procedemos a realizar la intervención».

Lo que hace que nos preguntemos: ¿Por qué exactamente los hombres quieren alargarse el penes?

«Para sentirse más seguros», dice Maurizio. «Es la misma lógica que rige la decisión de una mujer de agrandarse los senos. Estos chicos se sienten mejor consigo mismos cuando tienen un pene más grande. Algunos hombres, tan pronto como terminan el acto sexual y pierden la erección, se cubren de inmediato, porque no quieren mostrarle a su pareja el pene flácido. Se sienten avergonzados. Así no se puede vivir».

«¿Vosotros os haríais un alargamiento de pene?», les pregunté. Hubo una pausa.

«Si quisiera, sí», asiente Maurizio. «Aunque debo admitir que mi pene no es el más grande, estoy conforme con mi tamaño. Creo que en el sexo la calidad es tan importante como la cantidad».

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Otra pausa.

"Yo me hice una rinoplastia. Roberto me la hizo. Así que tal vez cuando tenga 80 años me haga el alargamiento, solo por probar algo nuevo. ¿Por qué no?», dice Maurizio.

Imagen promocional del documental ' Big Like Me,' en el que Gregory Bergman muestra las diferentes opciones para alargar el pene.

Sin duda, para algunos hombres el alargamiento de pene es más importante que para otros. Una de las causas más comunes que los Viels han visto son chicos con lo que clínicamente se denomina un micropene.

«Son tan pequeños que no cuelgan por debajo del escroto», explica Roberto. «Algunos son como un botón. Te sorprendería. No es muy común [aproximadamente el 0,6 por ciento de los hombres lo tienen], pero llega a pasar. Para esos hombres, la cirugía es realmente necesaria. Para ellos, ofrecemos un servicio que les cambia la vida».

El tamaño óptimo del pene, según estimación de estos hermanos, es «lo que te haga feliz». Pero si alguien entra pidiendo, por ejemplo, un aumento de 30 centímetros, obviamente le dicen que es imposible.

«La cirugía de alargamiento de pene —alargando el ligamento suspensorio— te permite alargar el pene 5 centímetros como máximo», dice Maurizio. «Si un cirujano te promete más, te está engañando. Teóricamente, puedes seguir aumentando el tamaño de la circunferencia, pero aumentarla demasiado haría que el pene pesara demasiado y causaría problemas de erección. Se tiene que hacer con moderación».

También pueden surgir complicaciones. Los médicos dicen que el 90 por ciento de sus pacientes —como Richard— quedan encantados con los resultados. Hablé con otro chico que se sometió a esta intervención y me dijo que tener «un pene del grosor de una lata de cerveza es probablemente su mejor atributo».

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No obstante, puede haber problemas. Un pene alargado rara vez mantiene el mismo ángulo de erección después de la operación. En ocasiones, quedan cicatrices visibles debajo del vello púbico. Puede haber infecciones. Durante las primeras semanas el dolor puede ser considerable, sobre todo cuando el paciente tiene una erección.

«Por eso les recetamos un medicamento para evitar que esto ocurra», dice Roberto. «Además, le decimos al paciente que no se acerque a su esposa. ¿Que si hay complicaciones? Muy de vez en cuando. Lo importante es que las tratemos correctamente. La clave —lo que le preocupa más a los hombres— es si el pene funcionará como es debido después de la operación. Y sí, lo hará. No hay duda de eso».

«¿No os preocupa estar alimentando la inseguridad masculina?», les pregunto. «¿Realmente estudiasteis medicina para esto?».

«Es cierto que no salvamos vidas», dice Maurizio. «Pero sí mejoramos la calidad de vida de nuestros pacientes. Hacemos que la gente se sienta mejor consigo misma. Transformamos su autoestima. Siento que hacemos algo bueno».

«Es muy satisfactorio cada vez que terminamos una intervención», afirma Maurizio. «Es agradable mirar un pene y saber que tú lo has hecho más placentero».

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