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Un profesor que mole tanto como Cortocircuito

Las inteligencias artificiales podrían acabar con la educación reglada.

Hace unos días se murió Panero. Bajón. Al día siguiente todas redes sociales eran un festival de nostalgia. Leopoldo Panero monopolizó nuestros muros de Facebook durante unas horas y entre toda la basura oportunista emergió un comentario del DJ Marc Piñol, que últimamente está sembrado, citando a Panero. Decía así:

- ¿Qué piensas de la escuela, Leopoldo?
- Es una institución penal en la que te obligan a olvidar la infancia.

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La escuela fue un coñazo para la inmensa mayoría de nosotros. No cada día, no cada clase, no cada profesor, pero así, en esencia, todos estamos bastante de acuerdo en que el sistema educativo español es como el anuncio de la lotería de Navidad, como el chóped, como la Constitución: algo viejo.

Antes de que se muriera Panero hubo en Barcelona un encuentro del Mobile World Congress en el que se premiaron las Apps más innovadoras del momento y una start-up española llamada Infantium se llevó el segundo galardón. Posiblemente a Panero le hubiera encantado conocer al equipo de Infantium y rajar juntos de la infinidad de deficiencias del sistema educativo y discutir sobre los circuitos neuronales del cerebro o cualquier otro tipo de conversación casi mística de esas a medio camino entre el genio y la locura.

Infantium propone algo tan atractivo para niños y adultos como la inteligencia artificial. Y ahora mismo trabajan en el desarrollo de una plataforma diseñada para ofrecer un sistema de aprendizaje personalizado que se adapta a las necesidades de cada niña y de cada niño haciendo uso de aplicaciones y de hardware.

Reventar el sistema desde dentro después de haber pasado por ESADE o haber hecho un MBA es algo que solo pueden hacer las personas muy listas, como Karen Márquez y Dani González, ideólogos del proyecto. Nos hemos acercado a la desafiante torre de Telefónica dónde se aloja el proyecto para que Karen nos cuenten qué es Infantium, el proyecto que podría revolucionar el aprendizaje y acabar con la educación reglada.

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El equipo de Infantium en una esquinica de su oficina: Pedro Ramos, Karen Márquez, Chesco Igual, Dani González, Boriel Rodríguez Andreu Correa y Marc Pomar. Foto: Marta Delatte

VICE: Infantium suena un poco a conjuro de Harry Potter… ¡Infantium!  

KAREN: (risas) Un poco… Infantium huye de todo el sistema de educación reglada y odia la regulación curricular porque suelen ser las visiones de políticos de turno que tienen poco que ver con mejorar el rendimiento de las personas. Así que lo que hacemos es coger cosas que son bastante objetivas, como los procedimientos neuronales del aprendizaje infantil, y los convertimos en un servicio que pueda personalizar la educación. Podríamos decir que la “varita mágica” de Infantium básicamente lo que permite es personalizar los procesos de aprendizaje.

En vuestra web encontramos palabras que están muy de moda pero se han explicado muy poco, como por ejemplo Brain Science o Multiple Intelligences… Para los que aún no han sacado el nerd que llevan dentro, cuéntanos cuál es la base científica de vuestra plataforma.

Las inteligencias múltiples es una manera muy sencilla de explicar a un padre o a un profesor cuales son los talentos de su hijo o de su hija y, por decirlo de alguna manera, cómo están repartidos.

La base de nuestra plataforma es la tecnología cognitiva, es decir, aquellos sistemas que son independientes y aprenden a pensar como un ser humano. Es como el ordenador cognitivo de IBM: nace de cero, de tabula rasa, igual que cuando nace un bebé, va aprendiendo de la experiencia y en función de eso toma decisiones. La tecnología aprende del usuario y puede sacar conclusiones, nosotros decimos que es como un tutor inteligente que toma decisiones en función de lo que detecta en ese niño y permite crear una ruta, pero por un día o dos que lo uses no te va a servir absolutamente de nada, porque sería información aleatoria sin apenas contexto.

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Vuestra aplicación mide las emociones para detectar motivación al aprender, eso hubiera sido muy útil en nuestros tiempos para evitarnos muchos tostones. ¿Qué cambios substanciales proponéis respecto al modelo de aprendizaje de antes de Google (a.G), es decir, el de toda la vida?

Cada año salen las previsiones de IBM en los diferentes ámbitos: sensores, educación, finanzas… Ellos decían que en 5 años la clase aprendería de ti, es decir, que la educación aprendería de la infancia. Nosotros vamos incluso más allá y medimos en engagement. A qué reacciona mejor cada niño y niña: ¿a contenidos de carácter visual? ¿Qué tiene más impacto cognitivo sobre ellos? Hacemos correlaciones, combinamos diferentes contenidos para saber lo que les gusta y refinar lo que se les ofrece. Hay gente totalmente auditiva, gente totalmente visual y esto es una decisión crítica para no generar frustraciones a niños y niñas tan pequeños. Medir las emociones es ir un paso más allá, es medir la respuesta corporal de niños que muchas veces no pueden hablar porque son muy pequeños o porque se comunican a su manera y no les entendemos.

Mis dos sobrinos han aprendido a desbloquear el iPad de mi padre antes que a abrocharse los zapatos. ¿Por qué ellos con un iPad en la mano parecen más listos que nosotros?

Está demostrado que si tú pones un juego de pintura en una tableta a un niño y a un adulto, el adulto va a entrar en pánico y a pensar: “qué hago con esta tecla”, “voy a parecer tonto”. El niño no, el niño va a explorar. Los niños y niñas no tienen miedo a equivocarse y como no tienen miedo van aprendiendo. Para ellos es una herramienta muy natural.

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¿Qué relación tenéis con las escuelas, los profesores, los pedagogos y en definitiva los que deciden qué contenidos son apropiados? ¿Se animan a los cambios?

El tema de los colegios es complicado. Hay, de manera aislada, centros como el colegio Montserrat, que está explorando todo el tema de las inteligencias múltiples y otros que cada vez más están empezando a usar tecnología con un tipo de estrategia detrás y no a salto de mata. Pero aún hay una resistencia al cambio brutal y curiosamente es algo que solo pasa aquí. Nosotros tenemos pilotos apalabrados con Chile, con Uruguay… Latinoamérica no tiene tanta resistencia al cambio. Al revés, piensa: vamos a hacer un piloto, a recoger datos, a ver el antes y el después, y con toda esta información tomamos decisiones, y si es mejor vamos a empezar a usarlo de manera continuada.

¿Desde el sector educativo se ve como una amenaza?

Hay dos tipos de profesores, el que a título individual es muy pionero y tiene muchísimas ganas de introducir cosas nuevas en la clase, y el que no quiere ni planteárselo. El otro día mi socio daba una charla sobre la personalización del aprendizaje y había gente del sector educativo que estaba en contra porque opinaba que podría traer problemas. Aún hay una distancia enorme entre la sociedad y el colegio. Además, los padres por lo general son muy activos, quieren buscar cosas nuevas para sus hijos, pero el verdadero problema es que muchas veces los niños vienen de hogares que no se pueden permitir tanto acceso a las nuevas tecnologías y no se pueden beneficiar de ellas, y el colegio debería ser el lugar en el se pudiera salvar esa brecha.

La plataforma está en fase beta. ¿Qué estáis trasteando y testeando ahora mismo? ¿Quién está probando la App?

Tenemos unos 5.000 usuarios beta que nos da mucho feedback de uso y rendimiento. Además del convenio de innovación compartida con el Ayuntamiento de Barcelona que nos permite poder implantar la beta en escuelas a nivel de testeo. La verdad es que desde el punto de vista de usabilidad nos ha ido muy bien, porque al final vamos a un target de niños que va desde los 0 a los 7 años y hay un mundo en eso. No tiene nada que ver como utiliza la tableta un bebé de 8 o 9 meses (y los hay y son capaces de interactuar y hacer estimulación cognitiva temprana), que un niño de 7 años. En esos años se cambia muchísimo y se desarrolla casi todo: todas las habilidades motrices que al principio son más reducidas, la propia curiosidad, cómo trasteas con la tableta, las velocidades… Es una maravilla y hay un terreno brutal por explorar, porque solo están haciendo algo parecido en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y solo para niños con autismo. Nosotros no diferenciamos entre si hay problemas o no los hay. Analizamos las capacidades de cada niño, que pueden estar más o menos desarrolladas en función de cada contexto.

Sigue a Marta en Twitter: @MartaDelatte