Jim Saah aprendió a usar su cámara en la época dorada del hardcore de Washington D. C.

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Jim Saah aprendió a usar su cámara en la época dorada del hardcore de Washington D. C.

Las primeras fotos de Saah pueden verse en "Salad Days", un nuevo documental sobre la escena hardcore de la ciudad.

Entre finales de los años setenta y principios de los ochenta, en las mugrientas trastiendas de los restaurantes chinos de Washington D. C., el punk estaba experimentando una transformación de la que el fotógrafo Jim Saah fue testigo de primera mano. Esquivando multitudes entregadas al pogo y charcos de vómito, Jim retrató a bandas de hardcore autóctonas, como Bad Brains, Minor Threat y S.O.A, y a grupos de otros lugares del país, como Black Flag, quienes a principios de los ochenta situaron a Henry Rollins, natural de D. C. y que por aquel entonces trabajaba en un establecimiento de la cadena Häagen-Dazs, al frente de la formación.

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Ahora, las primeras fotos de Saah pueden verse en Salad Days, un nuevo documental sobre la escena hardcore de la ciudad. La cinta nos muestra anécdotas como las bromas que siguen gastándole a Ian MacKaye (Minor Threat/Fugazi) por teléfono sobre si sigue siendo straight edge a sus 52 años y sobre cómo una vez su hermano, Alec MacKaye, le vomitó a Thurston Moore en los pies.

Llamé a Saah para que me contara cómo, sin saberlo, había contribuido a documentar una de las subculturas más influyentes de los Estados Unidos de América.

VICE: ¿Cómo empezaste a fotografiar la escena hardcore de D. C.?

Jim Saah: Descubrí el punk rock en 1980, más o menos cuando tenía 16 años, y enseguida me di cuenta de que todas las bandas estaban en D. C., a la vuelta de la esquina. Empecé a ir a todos los conciertos que podía.

¿Qué recuerdos tienes de esos primeros conciertos?

Tocaban en los sitios más raros: en la trastienda de un restaurante chino, locales abandonados… Los matinés de hardcore de los domingos por la tarde eran increíbles. El sentimiento de pertenecer a una comunidad, la energía del ambiente y la camaradería que reinaban eran muy contagiosos.

¿Cómo era el ambiente para los punks de la ciudad teniendo en cuenta que aún pululaban por ahí grupos que se dedicaban a dar palizas a los punks?

En el documental, las bandas cuentan que a veces aparecían unos cuantos paletos en un coche, bajaban y les daban una paliza, pese a que ninguno de esos tipos era violento por naturaleza. Como Henry Rollins dice en la cinta, "Yo no sabía pelear, había ido a un colegio privado, era de un barrio residencial de Upper North West, pero al final acabas aprendiendo a dar puñetazos". Así que llegó un momento en que devolvían los golpes y empezaron a moverse en grupos. Las peleas en los conciertos eran bastante frecuentes.

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La escena fue muy popular por dar a luz el movimiento Straight Edge, pero aun así se consumía bastante alcohol y drogas en los conciertos, ¿no?

Sí, mucha gente tiene la idea equivocada porque D. C. se conoce por el movimiento Straight Edge, pero había mucha gente que veía borracha a los conciertos y mucha otra que fumaba maría.

Entonces, ¿los chicos straight edge eran minoría en esos conciertos?

Era el grupo más reducido, sin duda.

Hay una foto en la que aparece gente sentada viendo tocar a un grupo, cosa que se ve con frecuencia en los conciertos de Fugazi. Háblame de ello.

Creo que esa foto la hice en una pausa entre dos grupos. En los conciertos de Fugazi, cuando la gente se ponía muy violenta, los miembros del grupo gritaban al público y les pedían que se calmaran. Pero la gente bailaba en sus conciertos. Nadie estaba sentado, a excepción, quizá, de cuando tocaban Rites of Spring u otros grupos que intentaban apartarse de la violencia. Daban conciertos por la mañana en sitios como Food for Thought, en los que el público se sentaba tranquilamente a ver el espectáculo, sin hacer pogo ni nada. Pero no era para nada el caso en los comienzos.

En una foto aparece Ian MacKaye dándole un sermón al público. ¿Con cuánta frecuencia se interrumpían los conciertos porque la cosa empezaba a desmadrarse?

Pues eso nunca pasaba con Minor Threat. Con Fugazi pasaba muy a menudo, no en todos los conciertos, pero muy frecuentemente. Hay una parte del documental, quizá en 1990, en la que se estaban pasando con el pogo y al final Guy Picciotto [guitarrista de Fugazi] para de tocar. Después acaban el tema y Guy baja del escenario, coge a un tipo que no para de saltar sobre las cabezas de la gente y le dice, "Siéntate de una puta vez. Si quieres patear a la gente, súbete al escenario y patéame a mí."

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¿Alguna vez ocurría que no terminaran un concierto?

Por lo general siempre continuaban. A veces lo paraban para gritar algo al público pero luego seguían sin perder el ritmo ni un segundo.

Ian también aparece en la foto que hiciste de una actuación de Dead Kennedys. Está al fondo, con cara de preocupación, viendo cómo cogen por el cuello a un tío que saca la lengua. ¿Crees que la gente veía a Ian como a una especie de policía en los conciertos?

Creo más bien que era un admirador más. Cuando no estaba en sus conciertos, no actuaba como si fuera un segurata ni le decía a la gente que se comportara. Se limitaba a quedarse a un lado del escenario y observar. Pero cuando era él el que tocaba, entonces quizá sí actuaba así. Bueno, no puedo hablar por él; es mi opinión.

Háblame de la famosa foto de Guy Picciotto, en la que aparece tumbado en el escenario con las piernas estiradas.

Esa foto la hice en el 9:30 Club. A veces Guy se tiraba por el suelo o desde algún sitio, y la mayoría de las veces se hacía daño. A veces se tiraba contra la batería o arrancaba las cuerdas de la guitarra en el suelo. Eso fue justo al final del concierto. Creo que en ese caso no se hizo nada, pero acabó hecho polvo, con el micrófono por el suelo y todo tirado. Me pareció una buena decisión usarla para la  ​portada de Repeater. Guy se burlaba de sí mismo cuando salió el disco. Decía, "Mi culo está en portada". No sé si realmente estaba algo avergonzado.

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Entonces, ¿el resto de miembros de la banda te pidieron la foto para usarla en la portada de Repeater?

Sí, pidieron esa concretamente. Escogieron todas las fotos. Yo les enviaba cosas para que las vieran, porque hacía muchas fotos de conciertos. Luego Kurt Sayenga hizo el diseño. Él tenía un fanzine y yo también, y a veces colaborábamos, así que me pidió que le enviara esas fotos.

Conseguiste una foto muy impactante de Henry Rollins sudoroso, vestido con unos pantalones muy cortos. ¿Qué tal fue la experiencia de hacerle fotos a él y a Black Flag?

Era un tipo muy intenso. Cuando empecé a ir a conciertos, él ya se había unido a Black Flag, así que iba a verlo cuando volvía a la ciudad a tocar. Además, lo conocía un poco de antes. Una vez le entrevisté para mi fanzine y era deslumbrante. No sé si estaba interpretando un papel, porque no lo conocía mucho, pero ahí estaba, jugueteando con una bola de billar y mirándome fijamente mientras le hacía preguntas.

Y luego estaban los conciertos… Henry iba a tope: sudando y subido al escenario vestido únicamente con unos pantalones cortos empapados… Era muy visceral, la gente sudaba y se escupían unos a otros, y la música sonaba a todo volumen. Había mucha tensión.

Parece que Black Flag encajaban perfectamente en la escena de D. C., aunque Henry  es el único que se crió allí.

Sí. Antes de formar parte de Black Flag había estado en S.O.A y en un par más de grupos de D. C. Supongo que mucha gente creerá que son de D. C., pero creo que cuando se unió a la banda se mudó a Los Ángeles.

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¿Cuál crees que fue la causa de la desaparición del movimiento a finales de los ochenta?

La ruptura de Minor Threat. Era mi grupo preferido, junto con Faith. La mayoría de las bandas de principios de los ochenta que me gustaban se habían separado. Luego llegaron nuevas formaciones como Rites of Spring y Beefeater y la movida de la era "Revolution Summer".

Parte de esta segunda ola consistía en tratar de recuperar la escena: querían tocar para un público reducido y evitar a gente violenta que se liara a tortas con todo el mundo, y me parecía bien. Aquellas bandas disfrutaban con esa escena más íntima, pero ninguna duró mucho. Creo que Rites of Spring estuvieron juntos nueve meses, y los Happy Go Licky y Beefeater sacaron discos póstumos y luego se dedicaron a otras cosas. Fue un poco de todo.

Parece que a muchos de los grupos no les entusiasmaba la idea de fomentar las causas políticas para las que se celebraban muchos conciertos. ¿Pudo ser esa otra razón?

Brian Baker [de Minor Threat] y otras personas decían que eran buenas causas y estaban comprometidos con ellas, pero acabó convirtiéndose en el motor de todo eso: casi todos los conciertos que se celebraban en D. C. por aquel entonces acababan siendo de Positive Force [un colectivo de activistas de la ciudad], y había mucha gente a la que no le gustaba eso, porque ellos iban por la música, no por la política.

Pero también había mucha gente interesada en la política y en el movimiento contra el apartheid. Así que había dos bandos: un grupo de chicos comprometidos con Positive Force y otro grupo de gente que iba a los conciertos porque les gustaba el grupo que tocaba.

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Bruce Hellington, 9353

Thurston Moore asegura que todo cambió radicalmente cuando los chavales empezaron a tener sexo. ¿Crees que es cierto?

Creo que él usó el término "presexual", que me parece muy gracioso. En mi caso, una de las razones por las que empecé a ir a menos conciertos en 1984 y 1985 fue porque justo en esa época tenía una novia formal. Cuando Moore dijo eso, yo asentí con la cabeza y pensaba, "Sí, para mí todo cambió cuando empecé a tener sexo". El punk rock era genial, pero esto otro también estaba muy bien.

Supongo que ese fue el comienzo de toda la escena del post-hardcore / hardcore emo, cuando las bandas empezaron a componer temas que hablaban de chicas.

Sí, exacto. En ese aspecto, el panorama cambió musicalmente. Empezaron a escribir temas sobre sus sentimientos, supongo que por la inercia de la edad, aunque las relaciones con mujeres y hombres tendrán algo que ver. En todo caso, creo que lo que Thurston dice es verdad.

Retrataste a las principales bandas de la época: Minor Threat, Bad Brains, Fugazi, etc. ¿Quién te aportó más como fotógrafo?

Inicialmente, diría que Minor Threat era la banda que más me gustaba fotografiar, porque tanto sus miembros como el público se entregaban por completo. En lo referente a la energía y el grupo en sí, me flipaban Fugazi. Se nota en la cantidad de veces que los fotografié: tengo miles de fotos suyas. Y nunca me cansaba porque siempre daban mucho; ni siquiera tenían una lista de canciones en los conciertos, así que no había nada escrito. Cada concierto era distinto.

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