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Cultură

John Waters ha preparado un espectáculo navideño y había que entrevistarle

John Waters es uno de mis cineastas, escritores y oradores favoritos. Cada vez que dice o hace algo, pienso, "Guau, eres listo y divertido y estoy de acuerdo con todo lo que dices. Te quiero."

John Waters es uno de mis cineastas, escritores y oradores favoritos. Cada vez que dice o hace algo, pienso, Guau, eres listo y divertido y estoy de acuerdo con todo lo que dicesTe quiero. He leído varias veces todos sus libros. He hecho dibujos e ilustraciones basadas en fotos de él de cuando era joven y tenía un cabello largo y grasiento. Durante un tiempo, el mensaje de mi contestador de voz decía, “¡Oh, tía Ida! ¡Sí, tía Ida! ¡Qué buen aspecto tienes hoy!” A un nivel estrictamente personal, John Waters es enorme. También es enorme a todos los demás niveles. Me llena de una felicidad suprema que el trabajo de John se haya infiltrado en la consciencia del público a través de sus musicales en Broadway e inventando o dando a conocer al mundo prácticas como el “tea bagging”.

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John realizará un espectáculo navideño en directo el 3 de diciembre en el Tarrytown Music Hall, en Tarrytown, Nueva York. Como habréis adivinado, esto es algo que me llena de entusiasmo. También actuará Kimya Dawson, y eso también me entusiasma. Cuando el promotor del espectáculo, Robert Johnson, me preguntó si me gustaría entrevistar a John Waters como pequeña contribución a extender la buena nueva, estuve a punto de morirme ahí mismo de un ataque mortal de felicidad.

De modo que aquí está. espero que leáis mi breve entrevista con Mr. Waters y el día 3 vayáis en peregrinación a ver su espectáculo.

VICE: Hola, John. Soy Nicholas, de VICE. ¿Qué tal estás?

John Waters: Estoy biiiiiien.

Gracias por esta entrevista. En los últimos años has estado realizando un buen número de actuaciones habladas. ¿Cuál es la razón?

No sólo en los últimos años, llevo haciéndolo desde hace 40. Divine y yo hacíamos giras por universidades. Teníamos un pequeño número en el que un falso policía subía al escenario y simulaba arrestarnos por obscenidad. Divine le estrangulaba y yo le golpeaba con una silla. Hice esto desde mis inicios: ¡era la única forma de promocionar nuestras películas! Eso sí, ahora ha cambiado mucho. Ya no hago tantas películas ni hablo tanto de ellas. Pero lo que te decía, llevo mucho tiempo haciendo esto. Hasta la gira navideña, que lleva en pie desde hace diez años.

Me gustaría saber sobre sus experiencias navideñas, pero imagino que esas historias te las vas a reservar para la actuación.

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¡No, puedes preguntarme! Me encantan las navidades, ¡pero entiendo que mucha gente las deteste! Es una época de mucho estrés. Hablo de todo lo que se refiere a las navidades, incluyendo las cosas que odio de ellas. Cosas como el comportamiento en las fiestas navideñas, reciclar regalos, las cestas de regalos… Las cestas de regalos deberían contener cigarrillos, caramelos y drogas, cosas que por tu cuenta quizá no comprarías.

Puedo ver por qué estás tan metido en el rollo navideño. He oído a gente decir que el arte es una forma elevada de vida. En muchos aspectos, las navidades también lo son.

Las navidades, por desgracia, también pueden ser una forma elevada de capitalismo, pero eso no me importa porque las navidades son buenas para los criminales. Es más fácil hurtar en las tiendas, hay regalos en los coches que puedes robar… Y, al mismo tiempo, la mayoría de las tiendas sobreviven al comercialismo de las navidades. Yo eso lo encuentro divertido.

¿Qué más cosas le molestan de estas festividades?

No creo que debieras permitir que tus hijos le escribieran cartas a Santa Claus. En primer lugar, si han sido buenos todo el año entonces se han ganado los regalos, ¿no? ¿Por qué además tienen que pedirlos por favor en una carta? ¿Y a dónde van esas cartas una vez las han echado al buzón? Algún pervertido las estará leyendo y consiguiendo las direcciones de tus hijos y cuando menos lo esperes se presentará en tu casa para darles a tus hijos un regalito que seguro que NO han pedido. No permitas que tus hijos escriban esas cartas paganas.

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Aunque vas a dedicar todo un espectáculo a las navidades, me gustaría preguntarte por tus recuerdos de Halloween.

En Halloween salgo a recibir a la puerta a la gente que llama, y aunque después me arrepiento lo hago porque es el único momento del año en que la gente puede llamar a mi puerta. Lo que sucedió este año –y lo encuentro un poco ofensivo– fue que abrí la puerta y de repente me cegaron unos flashes. Vamos a ver, no se suponía que aquello tuviera que ser una foto sorpresa. Lo único que sacaron los padres fueron los cogotes de los niños y a mí cegado y haciendo una mueca. Tardé un segundo en darles la espalda.

En otra ocasión, una asistenta mía scó una bolsa de caramelas y oyó a una madre diciéndole a su hijo “¡CÓGELOS TODOS!” ¡Ja, ja, eso estuvo bien!

Nunca me pongo disfraces de Halloween. Si tuviera que elegir entre ponerme un disfraz de Halloween y morir, elegiría la muerte. Mira, esas personas que llegan a sus casas borrachas, después de una fiesta, con sus disfraces… Es embarazoso. Es peor que un momento Diane Arbus.

¿Y qué hay de cuando eras niño? ¿De qué te disfrazabas? Recuerdo haber leído que de niño estabas obsesionado con el Capitán Gancho.

Bueno, la única vez que me disfracé de mujer fue en una ocasión en que me disfracé de la Bruja Mala del Oeste. Estaba obsesionado con Margaret Hamilton. También fui un pirata. Siempre era el malvado. Fuera lo que fuese el malvado de una película, yo me disfrazaba como él. Me gustaban los disfraces, pero lo que de verdad me gustaba de Halloween cuando era niño, era el vandalismo. No creo que en la actualidad se siga haciendo, pero cuando yo era joven se hacía la Noche de la Tiza, la Noche del Jabón… Semanas de vandalismo hasta que llegaba Halloween y se salía a ponerse ciego a caramelos. ¡Hasta se encendían fuegos! No he vuelto a oír de nada parecido. Cuando la hija de mi amigo Pat Moran era una niña, yo le enseñé a arrojar su primer huevo contra un coche. Todavía lo recuerda.

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Has hablado en ocasiones de cómo pasaste de producir algunas de las cosas más desagradables y pasadas de rosca a ser aceptado y, de algún modo, a convertirte en alguien tradicional.

En realidad sigo haciendo lo mismo, es sólo que ahora soy mayor y no se han podido librar de mí, así que piensan que lo que hago es normal y bonito. Salgo al escenario y me aplauden puestos en pie, pero es sólo porque soy viejo.

¿Te resulta incómodo ser aceptado?

No. ¿Estás de broma? Yo siempre he querido ser aceptado. Ahora es un palo decir que eres alguien al margen. Los marginales ganaron las elecciones. Lo que quiero es estar dentro, en el meollo, y a la vez ser un forajido. Quiero tener el control.

Yo, hace tiempo, también me sentía alienado y con ganas de pertenecer a algo.

Yo sólo quería ser un beatnik. Eso fue lo primero que yo deseé ser. Me siguen gustando los beatniks, me gustan los viejos bohemios. Me gusta la idea de esa tradición, porque los chicos de ahora derriban gobiernos con sus ordenadores mientras sus padres siguen dejándoles la cena delante de la puerta de sus dormitorios. No hay ninguna moda en ello.

¿Qué opina de las generaciones más jóvenes?

¡Que son fantásticas! Se divierten tanto como nosotros a su edad.

¿Y qué le gusta hoy en día en materia de cine?

Cada año escribo una lista de mis diez películas artísticas favoritas. Me encantan las películas artísticas extranjeras. Me encantan las películas para sentirse mal. Me gustan las películas que te torturan y te lo hacen pasar fatal. Yo ya me siento bien normalmente y no espero que una película me haga de psiquiatra. Cuando voy al cine, me gusta sentirme torturado.

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¿Qué te pareció The Master?

¡Pensé que parecía divertido estar en ese culto! A mí no me parece que la cienciología sea una chifladura mucho mayor que el catolicismo que trataron de inculcarme de niño. Si a ti te va bien, por mí perfecto. El único problema es cuando alguien intenta que los demás piensen y obren del mismo modo.

¿Qué puedes contarme de tu espectáculo navideño en Tarrytown?

Es mi guía para sobrellevar las festividades y para aprovecharlas como estímulo sexual o lograr venganza. Si eres un chiflado o un drogadicto, aprovecha para ir a cantarles villancicos a los vecinos. Los dejarás aterrorizados y nadie te puede arrestar por cantar villancicos. Revisa los álbumes de fotos de tu familia, coge las fotos más feas de tus parientes y cuélgalas como adornos navideños. Ponlas en el arbolito, la gente lo encontrará divertido.

¿Sigues pasando las navidades con tus padres?

Bueno, mi padre murió hace un par de años y éste me va a tocar a mí hacer la cena de navidad para toda mi familia. ¡Vendrán todos y yo voy a tener que cocinar!

Suena como un cuadro de Norman Rockwell.

En cierto modo suena muy tradicional, pero se hará en mi casa. Mi mantel está decorado con una foto del Unabomber y el árbol navideño parece una silla eléctrica.

He oído que Kimya Dawson participa en tu espectáculo.

¡Lo hace! ¡es fantástica! Me gustaría convencerla de que reuniera a Moldy Peaches, poque me encantaban. A ella la amo también.

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Era uno de mis grupos favoritos cuando yo era muy joven.

Y era uno de mis grupos favoritos a mi mediana edad. Aquellas canciones eran geniales. Mi favorita puede que sea aquella sobre el crack, “Who’s Got the Crack?” Y el álbum no era una flor de un día. Todo el disco era muy bueno.

Esos discos curiosos pueden ser estupendos.

Oh, ¿me tomas el pelo? Yo los colecciono. la mayoría de mis discos navideños son curiosidades. ¿No te gustaría que más gente publicara discos navideños? John Travolta tenía uno, pero a mí me gustaría que los hicieran los raperos. Eso es lo que yo quiero, discos de villancicos gangsta-rap. Casi ninguno lo hizo.

Hay unos cuantos. De La Soul tenían una canción titulada “Millie Pulled a Pistol on Santa”.

Esa la he oído, pero en los últimos tiempos no ha salido ninguna. Creo que Justin Bieber debería hacer un disco de duetos con un verdadero gangsta rapper. ¡Eso sí que sería divertido! Bueno, ¡me tengo que ir!

¡Gracias, John! ¡Adiós!

¡Feeeeeeliz navidad!

¿Te has quedado con ganas de más rey del kitsch?

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