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Julien Temple: el documentalista del punk británico

Comenzó su carrera filmando a los Sex Pistols y The Clash. También fue el autor de los 'Best Of' y 'Greatest Hits' de bandas como los Rolling Stones. Acaba de estrenar una nueva película titulada "The Clash: New Years Day 1977".

Julien Temple es el mejor documentalista musical británico. Comenzó su carrera filmando a los Sex Pistols y los primeros conciertos de The Clash en los años 70 en Londres, en sitios como el 100 Club y The Roxy, hoy legendarios. Posteriormente convirtió ese material en los largometrajes The Great Rock 'n' Roll Swindle y The Filth and The Fury. Temple también fue el autor de los 'Best Of' y 'Greatest Hits' de bandas como los Rolling Stones, Blur, Bowie y The Culture Club.

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Después de haber guardado parte de su material sobre The Clash durante casi 40 años, Temple acaba de estrenar una nueva película titulada The Clash: New Years Day 1977, que se centra en un concierto que tocó la banda el 1 de enero en el Roxy. El documental ubica aquel concierto en el contexto espaciotemporal del punk de aquella época, alternando material caótico sobre la banda y grabaciones de londinenses de a pie hablando de sus esperanzas y miedos para el año nuevo.

Conversé con Temple sobre cómo el nuevo documental rinde homenaje al líder de la banda, Joe Strummer, de cuyo fallecimiento se cumplieron 12 años en diciembre.

VICE: ¿Cuáles son tus primeros recuerdos del cine y cómo comenzaste a hacer películas?

Julien Temple: La verdad es que cuando estaba en el colegio no veía películas, aparte de ¡Qué noche la de aquel día!, que la ha visto todo el mundo. Pero cuando cumplí 18 años fui con unos amigos a ver El desprecio, de Jean Luc Godard. Nunca antes había visto cine de autor, así que quedé impresionado. Aparte de la escena en la que Brigitte Bardot está tumbada desnuda, ocupando toda la pantalla, no entendí nada. Tuve que ir en secreto cinco o seis veces más para llegar a comprender todas sus sutilezas, y terminó gustándome mucho. Esa fue la primera película que me enganchó.

Luego me puse a estudiar arquitectura en Cambridge pero me aburrí, así que creé una asociación de cine. Mi universidad, King's, era la única que no tenía una. Eso significaba que podíamos ver 75 películas a la semana, ya que el alquiler de películas era gratuito para las universidades. Te podías pasar todo el tiempo viendo películas.

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La primera cinta que hice se llamó The Tunnyng of Elynour Rummyng, basada en un poema de John Skelton sobre una bruja que preparaba cerveza alucinógena en la cima de una colina. La hice con otros estudiantes y amigos, y gracias a ella entré a la Escuela Nacional de Cine. Estaba estudiando allí cuando conocí a los Sex Pistols.

¿Cómo los conociste?

Los domingos solía pasear por el East End y los muelles. Todo estaba cerrado, así que era maravilloso caminar por esa zona abandonada en la que solo había grúas y barcos… Era casi fantasmagórico. Una tarde de verano de 1975, mientras paseaba oí que en alguna parte sonaba un tema de Small Faces y seguí el sonido hasta llegar a un viejo almacén. La puerta estaba abierta y subí las escaleras, y a medida que subía, oía a alguien que estaba destrozando la canción. Estaban gritando, "Quiero que sepas que te odio, no te amo".

Cuando llegué arriba, vi una especie de loft. Asomé la cabeza y vi las siluetas de los miembros de esa extraordinaria banda. Rompían cualquier expectativa que uno pudiera tener de una banda: pelo largo erizado, piernas delgadas, jerséis de rayas amarillas y negras o negras y rojas. Parecían caricaturas de extraños monstruos llegados del espacio.

No había ningún otro grupo que se les pareciera. Eran un nueva sensación.

¿Hablaste con ellos?

Les pregunté qué hacían y me dijeron que estaban ensayando. Todavía no habían tocado ningún concierto, así que fue un encuentro de lo más casual. Les pregunté si estaban interesados en hacer la banda sonora de mi pequeña película, que estaba ambientada en los 60 –porque me encantaba Small Faces–, y me mandaron a la mierda. También me dijeron que iban a hacer un concierto, y me quedé un rato viéndolos ensayar. Luego regresé y les conté a mis amigos que había conocido a una banda increíble. Me preguntaron el nombre y en ese momento caí en cuenta de que no se lo había preguntado.

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¿Cómo volviste a encontrarlos?

Pasé semanas revisando revistas de música, buscando el nombre de una banda que pudieran ser ellos. Al final me perdí el primer concierto. Tiempo después leí en algún sitio "Sex Pistols" y pensé que tenía que tratarse de ellos porque era un nombre muy bueno.

Cuando fui al segundo concierto, en Central School of Art, decidí filmarlo. Sid y Susi estaban allí. Había muy poco público, pero muy pintoresco, como la banda. Estaba claro que era algo grande. En la escuela de cine me habían dado acceso a la sala en la que guardaban las cámaras y me dejaron coger una para esa noche con la condición de que tenía que devolverla por la mañana. Hoy en día hay 50.000 iPhones en un concierto, pero entonces yo era la única persona con una cámara.

Increíble. ¿Llegaste a trabar amistad con ellos por grabarlos con frecuencia?

Sí… supongo que sí, pero yo era un tío de clase media y siempre que podían me lo echaban en cara. Me jodían cada vez que podían, escupiendo a la cámara y golpeando la lente. Pero sí… entablamos amistad, o al menos nos entendíamos.

¿Cómo llegaste a hacer tu primer largometraje, The Great Rock 'n' Roll Swindle?

Los Sex Pistols se volvieron enormes, o al menos muy populares, por lo que se empezaron a hacer películas sobre ellos. Iban y venían. Empezaron con Ken Loach y después se fueron con Stephen Frears; después, Russ Meyer los filmó cuando yo era su asistente, pero aquello no funcionó. La princesa Grace de Mónaco se negó a que Twentieth Century Fox produjera la película (ella estaba en la junta directiva), así que al final teníamos lo que yo había filmado durante todo ese tiempo y fragmentos que habían salido en televisión. Malcolm McLaren y yo escribimos y realizamos la película juntos.

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¿Cómo conociste a los chicos de The Clash?

Conocía a Joe Strummer de las casas okupas del oeste de Londres… o mejor dicho, sabía de él. Él había oído hablar de mí porque curiosamente, una de las casas seguía recibiendo el reparto de leche fresca. Si te habías acostado a las tantas o no habías dormido una noche, en la puerta podías encontrar una botella de leche para el té. Solía encontrarme a Joe Strummer acercándose a esa puerta… o él iba antes que yo o yo iba antes que él. El caso es que nos veíamos a menudo. También conocía a su banda, porque los veía en el pub Elgin, en Notting Hill.

¿Cómo recuerdas a Strummer?

En esa época era un poco hippy. Luego lo vi en la puerta del 100 Club, en la calle Oxford, en el festival punk con los Pistols, y llevaba el pelo corto y decolorado, como Marlon Brando en Julio César… Pensé: "Este hippy no va a llegar muy lejos". Nunca imaginé que llegaría a ser como los Sex Pistols. Luego bajamos para ver tocar a The Clash y él estuvo increíble.

Tu película sobre ellos se estrenó el día de Año Nuevo de 2015. ¿Por qué has esperado tanto tiempo?

Me permitieron filmar a The Clash desde otoño de 1976 hasta 1977, y luego su mánager me dijo que no podía, que tenía que escoger entre los Sex Pistols o The Clash. Bernie [Rhodes] era así, siempre te daba ultimátums. Había pasado seis semanas grabando sus ensayando y trabajando en sus temas. Luego actuaron en el Anarchy Tour con los Pistols y allí no me dejó seguir filmando. Además, había estado usando uno de esos primeros aparatos de vídeo carrete a carrete. Tenías que enrollarte la cinta al hombro mientras filmabas, así que la calidad es muy baja.

Al final se canceló todo. Guardé el material durante 40 años. Es algo único porque es la última cinta inédita sobre el punk británico, una ventana muy interesante a ese período de tiempo, antes del fin del punk. Es muy gratificante poder crear algo con todo ese material, sobre todo porque coincide con la época en que Joe murió. A él se la dedico.