La Guía Vice de Praga

Foto por Rodrigo Cannedo Cattegno

La capital checa es una ciudad preciosa, impregnada de historia, gay-friendly y permisiva con las drogas. Se podría decir que es la ciudad perfecta, o al menos que lo sería si no fuera porque ha sido invadida por hordas de jóvenes en expedición de despedida de soltero (y de soltera) y otras clases infames de turismo. Esta es nuestra guía para que no te comportes como ellos.

Utiliza los siguientes links para ir directamente a cada sección:

– DÓNDE IR DE FIESTA
– DROGAS
– POLÍTICA, MANIFESTACIONES, ETC.
  INMIGRACIÓN– COMIDAS TÍPICAS
– DÓNDE EMBORRACHARSE
– ALOJAMIENTO
– PRAGA LGBT
– DÓNDE IR CUANDO ESTÉS SOBRIO
– QUE NO TE TIMEN
– NO SEAS UN TURISTA DE MIERDA
– QUÉ DEBES EVITAR
– PROPINAS Y FRASES ÚTILES
– UNA LISTA DE YOUTUBE DE MÚSICA CHECA
– VICE CITY MAP

Salir de fiesta en Praga es muy fácil. Hay bares por todas partes y la cerveza es barata. Pero no te creas que estarás bebiendo y escuchando techno a 150 bpm hasta las 6 de la mañana. Aquí las noches son tranquilas y no nos van las gilipolleces de esnobs. Además, aquí bailamos para pasarlo bien, no únicamente

Cross Club (Plynární 23)

Según cuentan, el joven propietario de este club no sabía muy bien qué hacer con el local cuando lo heredó, así que lo mejor que se le ocurrió fue tomarse unas setas y ponerse a hacer garabatos. Cuando se recuperó, buscó alguien que fabricara los delirantes diseños y engranajes que había hecho y los colgó en las paredes; son el equivalente mecánico a telarañas tejidas por arañas yonquis.

Programan conciertos de muchos estilos y realizan proyecciones de cine. Si lo tuyo no son las máquinas en movimiento ni el jungle/ska/punk/rockabilly, entonces al menos prueba el sandwich de pavo frito.

Chapeau Rouge (Jakubská 2)

Fundado en 1919 en un edificio de art nouveau, Chapeau Rouge es un local bastante variopinto. El piso de arriba tiene un aire de pub irlandés pero la clientela es mayoritariamente checa. Bajando las escaleras, en el primer sótano encontrarás una pista de baile poblada de turistas que habrán acudido en una de esas horribles rutas de bares organizadas. Pero baja aún otro piso más y llegarás a una sala donde hacen conciertos de bandas indies locales y montan pequeñas obras de teatro. Son bastante permisivos con la marijuana, lo que está muy bien, pero también significa que a menudo hay tanta gente comatosa en los sofás como en la pista de baile.

U Bukanýra (Nábøeží Ludvíka Svobody)

Este es seguramente el mejor local de Praga. Para empezar, es una casa flotante donde pinchan house. Además, en verano la gente se amontona en la cubierta para ver tocar grupos de música mientras disfrutan de una impresionante vista de Praga desde el río Moldava. En el bar hacen proyecciones de cine, pero ¿a quién se le ocurriría abandonar la pista de baile? La entrada es gratuita, emborracharse es barato y, ¡estás en un barco! ¿Qué más quieres?

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En cuestión de marihuana, los checos juegan en la primera división europea, así que encontrar hierba aquí es fácil. Los camellos merodean por los bares de Žižkov y de Holešovice, pero si buscas otras sustancias mejor acudir a los clubs.

Sinceramente, como ocurre en cualquier otro lugar del mundo, los camellos callejeros tienen una reputación de mierda. La maría de los camellos que encontrarás en los bares es siempre decente, pero los turistas difícilmente encontraréis buena coca sin los contactos adecuados. En un mundo ideal, el gramo de maría debería costarte entre 200 y 250 coronas (entre 8 y 10 euros), mientras que un gramo de cocaína sale normalmente por unas 1.500 coronas (55 euros).

La marihuana está bastante tolerada y nada más entrar en algunos bares su aroma te envolverá. Incluso hay quien se la arregla para fumar en la calle siempre y cuando no le echen el humo en la cara a un poli. Sin embargo, claro, has de tener en cuenta que es ilegal, así que no tienes ninguna garantía de que no te meterás en problemas si la consumes en público.

Tampoco hay problemas con beber alcohol en público, y de hecho a muchos checos les gusta sentarse en un parque o en la ribera del río y pimplarse unas cuantas cervezas. El alcohol forma parte del estilo de vida de Praga así que nadie te dirá nada por beber en público.

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Los checos son más bien pasivos en cuanto a la política, aunque en los últimos tiempos la gente comienza a estar más implicada. De vez en cuando hay alguna manifestación, pero aún no han degenerado en disturbios.

La última vez que una protesta se puso realmente fea fue en el 89, cuando el régimen comunista estaba siendo derrocado por el sistema neoliberal del todo-gratis-vamos-a-vivir-a-lo-grande de los 90. En la Avenida Národní Třída, la policía pro-gobierno abrió unos cuantos cráneos y mucha gente salió herida de gravedad. Desde entonces, hemos ido dejando los disturbios para otro momento.

Sigue habiendo manis, pero no de esas tan guays que a vosotros os gustan. No, estas son del palo ‘el aborto es ilegal’ o ‘el matrimonio gay es una aberración’. La manifestación anti-gay se organizó el mismo día que la del Orgullo Gay, se supone que para que los manifestantes pudieran acudir a las dos. Por regla general, este tipo de protestas consisten en gritar unas cuantas consignas, ondear unas cuantas banderas y provocar cero incidencia en el devenir político del país.

El hecho de haber vivido bajo un régimen comunista hasta 1989 ha hecho que el pueblo checo carezca de iniciativa política, y sólo recientemente están empezando a alzar la voz. Teniendo en cuenta que el panorama político actual está dominado por los lobbys y la corrupción, sólo cabe esperar que los checos estén a la altura.

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INMIGRACIÓN

Aquí todo el mundo es muy borde con los ucranianos – para ser sinceros, el sentimiento es mutuo. Algunos checos les culpan de robarles el trabajo, mientras que algunos ucranianos con estudios se sienten desdichados por verse obligados a trabajar en empleos no cualificados.

En Praga vive un numeroso colectivo de vietnamitas (llegaron invitados durante los gloriosos días del comunismo) que regentan badulaques y restaurantes. Son gente muy trabajadora y aquí se les tiene en buena consideración. Hay tantos inmigrantes vietnamitas que incluso hay una pequeña Vietnam a las afueras de Praga llamada SAPA, donde tienen sus escuelas, sus tiendas y restaurantes.

También hay unos cuantos inmigrantes de países anglófonos –los infames ‘ex-pats’– pero no son tan malos como los que hay en Portugal. Seguramente se mudaron aquí cuando Praga era conocida como ‘la París de los 90’ en los círculos literarios, y ahora frecuentan locales como el Bukowski’s en el barrio de Žižkov o el Napa bar en Malá Strana. No es una escena tan guay como lo fue en su momento, pero aún tiene su gracia.

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Lokál (Dlouhá 33)
Este pasillo largo y oscuro regentado por camareros perturbados recrea fidedignamente los aspectos más detestables de los pubs checos de los años 70 y 80. Pero también sirven excelentes platos tradicionales y aseguran tener la mejor cerveza Pilsner que existe, así que merece la pena ni que sea para hacer un viaje atrás en el tiempo.

Duende (Karolíny Svìtlé 30)
En español, como sabréis, el Duende es ese ‘breve momento de inspiración’, y seguramente por eso este local está siempre lleno de artistas y estudiantes de la escuela de cine que hay cerca. Si compartir espacio con aspirantes a Milos Formans y una decoración de cachivaches históricos y artísticos no son lo tuyo, tal vez la combinación ligeramente nauseabunda de cócteles y sopas caseras sí te convenza.

U Zlatého Tygra (Husova 17)
En Chequia, la comida siempre viene acompañada de cerveza, así que el mejor sitio para probar la comida típica es allí donde haya buena cerveza. El centro de Praga está consagrado a la cultura de la cerveza. Nuestros mejores escritores, artistas y músicos solían acudir a este local a trincarse unas cuantas jarras de la bebida nacional checa. Lo mejor de este sitio son sus camareros, que conocen bien su oficio y te plantan una cerveza bien fresca en los morros cuando apenas estás apurando la que te pediste antes. Supongo que, en cierta manera, es una especie de timo, pero qué demonios, es bien simpático. Además, preparan un schnitzel exquisito.

Restaurantes vietnamitas

Del mismo modo que nadie que no sea de la República Checa entiende realmente qué pasó con Checoslovaquia, ningún checo entiende realmente de qué va eso de la verdura. En los restaurantes simplemente no la sirven, así que, si eres vegetariano, tu mejor opción son los vietnamitas. Por suerte, son baratos, muy buenos y los hay por todas partes.

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Svíèková

Imprescindible. Si quieres un plato genuinamente checo, esto es la autenticidad hecha comida. Es solomillo de ternera y dumplings bañados en una salsa cremosa de zanahorias y decorado con arándanos y nata montada. En checo significa algo así como “salsa de velas”, y se suele comer solo por la noche.

Goulash
Originalmente es húngaro, pero en la República Checa se vuelven locos por el gulash. Hoy en día, es difícil encontrar un pub donde no sirvan un plato de este estofado, mucho mejor que esos gastropubs donde te sirven asados a 35€.

Knedlo-vepøo-zelo

Literalmente significa cerdo-dumpling-repollo. Lleva un poco de cerdo, dumplings y, claro, repollo. Somos gente sencilla y nos gustan las comidas grasientas y contundentes.

Bollos y salsa de vainilla

De pequeños fuimos testigos de cómo se desvanecía el comunismo con los mofletes llenos de bollos mojados en una densa salsa de vainilla. Los adultos los piden cuando están deprimidos o si son unos capullos infantiloides; pero a vosotros se os perdona porque sois extranjeros.

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Calle Dlouhá

Todos los locales alrededor de la Plaza de la Ciudad Vieja tienen ese aire art nouveau, pero la calle Dlouhá es la que tiene los mejores clubs – el 2. Patro, el Roxy y el Harley’s, además del Nod. Este último es uno de esos ‘espacios experimentales’ donde combinan música y video arte con el propósito de alterar tus estados de conciencia, pero en definitiva lo más seguro es que la diversión tenga que ver con las cantidades industriales de alcohol que sirven.

Los Cafés de Národní Tøída

Estos locales de la calle Opatovická son ideales para los viajeros sofisticados que prefieren charlar sobre filosofía centroeuropea en lugar de beber cerveza haciendo el pino sin camiseta. Tienen ese rollo de vinito y tapita de queso, la clase de sitios que frecuenta RZA ahora que ya ha cumplido los 50.

Por algún motivo que se nos escapa, los mejores bares de este tipo tienen nombres de peces: el Velryba (la ballena), el Malá Ryba (el pececillo) y el Rybka (otra clase de pez pequeño). Si se os hace tarde, cruzad (como podáis) las vías del tranvía y acercaros a la calle Vzorkovna que es menos vinito, quesito y pececillo y es mucho más divertido.

Calle Krymská

Algo más lejos del centro, pero cerca del popular barrio de Vinohrady, esta zona está dominada por el Café v Lese, un local que es lo más, pero donde la fiesta se acaba a las 22h. Durante el día puedes encontrar comida vegetariana decente (algo bastante excepcional en Praga) en el restaurante Plevel. También por aquí cerca está el club más pequeño de Praga (U Nováka), otra discoteca alternativa bastante digna (el Pilot) y un puñado de restaurantes que están bastante bien.

Náplavka

Durante el verano, esta zona alrededor del río Moldava se llena de bebedores ocasionales. Siéntate en una mesa en el Bajk Azyl, justo debajo del Palackého Námìstí, o trae tus propias bebidas, pero no tires basura al río como vi hacer una vez a un turista o iré personalmente a darte una patada en el culo.

Žižkov y Vinohrady

Žižkov y Vinohrady son los mejores barrios de Praga. Los alquileres son baratos, están lejos de las aglomeraciones de turistas y los clubs no tratan de complacer a todo el mundo. Vinohrady se considera el barrio gay, aunque los checos son gente liberal en general y nada homófobos. Žižkov es un barrio emergente que solía tener mala reputación por sus burdeles y clubs de strip tease, pero ahora está lleno de bares y tiendas interesantes. De hecho, Žižkov tiene más de 300 pubs, lo que al parecer la convierte en el barrio con más bares per cápita de toda Europa. ¡Chúpate esa, Lavapiés!

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Praga es una ciudad donde no juzgamos a la gente, así que mientras tengas un saco de dormir puedes quedarte donde te apetezca. La reserva natural de Divoká Šárka al noroeste de la ciudad es un lugar precioso para pasar una noche bajo las estrellas, o al menos debajo de un arbusto. Quiero decir que solamente los indigentes duermen aquí pero, ¿a que suena romántico? Quizás sea mejor que traigas una tienda de campaña. Ah, y no enciendas una hoguera o llamarán a la poli. Y, no hace falta decirlo, no vayas solo.

En cambio, si eres uno de esos turistas consentidos que necesitan dormir en una cama, el centro de Praga está lleno de hostales. Los más pequeños suelen ser los que están mejor situados, como los que se encuentran cerca de la casa de Kafka. Normalmente, los empleados hablan un buen inglés y, si el hostal está completo, te indicarán dónde encontrar otro. Si tienes problemas para encontrar uno, el A&O Hotel and Hostel (Dìèínská 1; desde 10€ la noche en habitación compartida), cerca de la estación de metro Støížkov, suele tener habitaciones libres y es bastante barato.

Otra opción es pasar la noche en el Koleje Strahov, la residencia oficial de la Universidad Carolina (desde 6€ por noche en habitación compartida). Puede que no sea muy limpia ni muy bonita, pero está al lado de los bares baratos donde van los estudiantes, así que ese detalle te dará un poco igual. Un dato curioso es que las habitaciones son más pequeñas que las celdas de la cárcel de Pankrác porque, literalmente, los estudiantes son peores que criminales.

El sitio que sí te recomendamos es el Fusion Hotel (Panská 9; desde 14€ la noche en habitación compartida o 59€ por una individual). Es un hotel y hostal de diseño a cuatro pasos de la Plaza de Wenceslao. Tienen un bar muy cool adonde puedes ir a tomar algo sin necesidad de vagar por las calles de la ciudad y tienen un restaurante bueno pero económico en la misma calle, Soup in the City.

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En el 2011, el entonces presidente checo Vaclav Klaus se manifestó con desprecio hacia lo que él denominó el “homosexualismo”, y en una emotiva demostración de unidad casi todo el país se alzó en su contra. Diversos personajes públicos aprovecharon la oportunidad para salir del armario, y gracias a ello la escena gay checa goza hoy de mejor salud que nunca. ¡Jajajaja, jódete, Vaclav! El desfile del Orgullo Gay de Praga es un acontecimiento que viene repitiéndose con éxito. De hecho, es una de las mejores fiestas de todo el año en la ciudad.

Praga es famosa por el turismo gay, conocida como la capital mundial del porno gay y como la twink-city. En general, la gente ni se inmuta al ver a una pareja gay mostrándose cariñosa en público, pero los mejores locales de ambiente son el Q café (Opatovická 12) y el Termix bar (Třebízského 4). También son locales estupendos donde ir a tomar una copa independientemente de cuál sea el agujerito del placer que a uno le guste explorar.

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El beer garden de Letná

En el extremo del parque Letná hay un precioso biergarten llamado Zahrádky. Las vistas desde allí son magníficas y es un sitio genial para salir una tarde de verano.

Alquilar un bote de remos/hidropedal

En la isla de Žofín Island, al lado del Teatro Nacional, hay muchos puestos que alquilan barcas de remo. En los días más calurosos de verano el río se llena de gente en el agua, y es muy normal que la gente se lleve bebidas y maría y monte sus minifiestas en la barca.

Jazz dock

¿Te gusta el jazz? ¿Te gustan los muelles? Entonces, vas a perder el culo por el Jazz Dock. Es un local tranquilo e iluminado por luces de neón en el Moldava. Al fondo verás pasar los barcos y te preguntarás qué demonios haces viviendo en Madrid.

Èítárna Unijazz

Cuando llegas, tienes que llamar al timbre donde pone Èítárna y esperar a que te abran. Entonces, subes cinco pisos y te encuentras con un apartamento amueblado con una barra de bar bien surtida y una biblioteca en la parte de atrás.

Kino Mat

Un cine de solo 46 localidades, que es como mirar una peli con tus colegas, suponiendo que tengas 45 amigos y que os guste el cine checo.

Vzorkovna

Cuesta explicar exactamente qué es lo que ocurre en el Vzorkovna pero, sea lo que sea, merece la pena ir a echar un vistazo. Este local es una mezcla surrealista entre un bar de góticos, un pub rural y un gimnasio. Antes solían haber cerdos corriendo por todos lados, pero por lo que se ve acabaron convertidos en beicon. A menudo programan música en vivo, casi siempre estudiantes de jazz montando sus jams.

NEONE

Todos los fines de semana el NEONE abre en Holešovice para ofrecer lo mejor de la escena local de DJs, además de unos cuantos extranjeros selectos. La entrada es algo cara, pero la fiesta se siempre genial.

Meetfactory

Queda lejos del centro de la ciudad, de manera que es poco probable que te tropieces con este local a menos que vayas expresamente, pero merece la pena aunque sea para ver esos dos coches rojos quecuelgan de la fachada como terneras en la cámara de un matadero. Se trata de una combinación de galería y estudio de arte, y está gestionado como una organización sin ánimo de lucro para que los artistas puedan crear allí lo que les venga en gana. Los resultados son una mezcla de instalaciones extrañas, potentes pero confusas con su justa medida de bazofia sin sentido.

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Una de las primeras cosas que debes hacer cuando llegas a Praga es cambiar tu dinero a coronas checas. Ni se te ocurra hacerlo con uno de esos tipos que se te ofrecen por la calle. Esas mafias de Europa del Este te ofrecerán unas tarifas muy buenas, pero en lugar de coronas checas te colarán forintos húngaros o grivnas ucranianas que valen mucho menos. Estos sujetos suelen apestar los alrededores de la Plaza de la República y de la Plaza Wenceslao.

El lugar donde tienes más posibilidades de que te birlen la cartera, además del transporte público, es en la calle Celetná, que va desde el Puente Carlos hasta la Plaza de la República, justo en el centro histórico de la ciudad.

Como decíamos antes, no compres a los camellos de la calle. Lo único que te pasarán los tipos que hay por la Plaza de Wenceslao son placebos, seguramente hechos de té, harina, aspirinas y demás.

Algunos taxistas de Praga aplican tarifas diferentes a los turistas y a los locales. Para evitar a esos ladrones de pacotilla, acude solo a las paradas de taxis con el símbolo “Fair Place”.

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Praga está llena de turistas todo el año. La mayoría se desplazan en grandes grupos, tomando fotos de cualquier cosa, sean perros meando o coches aparcados, y eso ya nos parece bien. Pero las cosas empiezan a ponerse ridículas cuando alguien los convence para que se suban a un Segway. No les importará un pimiento atropellarte. Como mucho conseguirás que murmuren un intento de disculpa sin ganas, pero para entonces ya estarán calle abajo en busca de su próxima víctima.

En general, los turistas en Praga son bienvenidos de modo que no tendrás problema para ir a ningún sitio. Muchos praguenses disfrutan practicando su inglés con los turistas, así que no te sorprendas si alguien se te acerca a charlar porque sí. Eso sí, un consejo: no chilles en el tranvía. La gente de Praga lo encuentra absolutamente enervante.

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La tropa del electro-swing

Su energía resulta agotadora, visten con topos y sombreros fedora y bailan mucho mejor de lo que lo harás tú nunca. Inexplicablemente, su música es tan atroz como popular en la capital checa.

Camellos callejeros

Estos tíos son escoria, así que pasa de ellos. Una vez nos obligaron a comprar una barra de alquitrán a punta de navaja y aún debimos sentirnos afortunados de que lo único que perdimos fueron unos cuantos cientos de coronas y nuestra dignidad. Por la noche, estos facinerosos salen de sus agujeros para ofrecer drogas y/o prostitutas a cualquiera que se cruce en su camino.

Parar un taxi

Siempre es más barato y más seguro llamar a un taxi en lugar de parar uno en la calle. Aquí tienes unos cuantos teléfonos: 222 111 000 o 257 257 257.

Vómitos en el tranvía

Lo curioso es que no te das cuenta de que el vómito se te ha posado en la piel mientras todavía está a temperatura corporal. La sensación en el brazo es casi como la de la seda. Sólo cuando empieza a enfriarse adviertes que eso que tienes ahí colgando del vello de tu brazo son los jugos gástricos y las aceitunas a medio digerir de un extraño. En Praga, una cantidad sorprendente de gente vomita en los tranvías.

El Staromìstské Námìstí a las horas en punto

Los apóstoles que dan vueltas en lo alto del reloj astrológico medieval de la plaza marcan las horas de 9 de la mañana a 9 de la noche. ¿Y sabes quiénes son los únicos que disfrutan de ese tedioso espectáculo? Las hordas de turistas que colapsan las calles que dan a la plaza.

El parque de enfrente de la estación central (Hlavní nádraží)

Los praguenses lo llaman ‘Sherwood’ porque aquí existen bastantes posibilidades de que te roben a plena luz del día. Para vuestra decepción, los cacos ni siquiera llevan mallas.

El pequeño parque detrás del Museo

El Museo Nacional es un pomposo edificio neo-renacentista en la parte de arriba de la Plaza Wenceslao. Es imposible no verlo, aunque preferirás no hacerlo una vez se haya hecho de noche. A menos tu idea de pasarlo bien implique alternar con indigentes yonquis.

La calle Paøížská

Hogar de Hermes, Tiffany’s, y muchos otros antros por el estilo que no tienen ningún interés a menos que ya hayas entrado en la menopausia.

Club Karlovy láznì

Si tienes edad para beber, entonces eres más mayor que todos los que vienen por aquí.

Rutas de bares Drunken Monkey

Te cobran entre 400 y 100 coronas por llevarte a los que ellos dicen son “los mejores bares de Praga”. Mentira. Algunas noches, esas rutas solo llegan hasta el Propaganda Vodka Bar y el Klub Kostel. Son igual de buenas que las rutas de bares que organizan en tu ciudad. Es decir, son una mierda.

Le Clan

Si no puedes conseguir que te inviten a una fiesta privada cuando todos los locales de la ciudad ya han cerrado, tienes dos sitios adonde ir: el Studio 54 no es nada del otro mundo, pero sin duda es preferible que juntarse con los zombies drogotas que componen la clientela de Le Clan.

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Propinas

Como en muchos otros lugares de Europa, en Praga no se deja propina, sino que simplemente se redondea el precio final. Por ejemplo, si una comida en un restaurante te cuesta 92 coronas, redondéalo a 100.

El único consejo que debes tener en cuenta es no dejar propina en un taxi porque si te han visto cara de turista ya te estarán cobrando más de por sí.

Frases útiles

Hola:ahoj (informal) o dobrý den (formal)
De nada:děkuji o díky (versión corta e informal de děkuji)
Adiós:Na shledanou (formal) o ahoj
Por favor: prosím
Cerveza: pivo
Otra cerveza, por favor: Ještě jedno pivo, prosím
¿Vamos a tu casa o a la mía?: Půjdeme ke mně nebo k tobě domů?

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Nos vemos en el Jazz Dock!

Con amor,

VICE República Checa.