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Identidad

La Iglesia sigue pesada: ni pajas, ni follar con desconocidos

El obispo de San Sebastián ha publicado un libro que nos recuerda que para follar hay que comprometerse, que no te líes con desconocidos, ni te lo pases bien en solitario.

José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

Cuando se escuchan las palabras del obispo de San Sebastián, suena como un run, run. Como si fuera un mantra que llevábamos escuchando (al menos los que hemos tenido una educación católica) desde nuestra infancia. Como me pasé más de diez años en un colegio de curas, sé de lo que hablo. El padre de un amigo me hace chistes sobre eso, me llama 'padre' y luego pone detrás mi apellido. Lo que ahora ha dicho este señor es la misma cantinela: el sexo es malo, si no lo haces con amor. Creced y multiplicaos. Pero pasando por el altar. No folles con el primero que te cruces. Cuando te quedes solo, mejor átate las manos a la espalda… Aunque utilizando palabras en su discurso como "lío", "cacho" o "rollo". ¿Se habrá enterado que ahora se dice "tinderazo"?

José Ignacio Munilla ha creído que es un buen momento para recordárselo a los jóvenes, y que ahora necesitan por su bien escuchar frases del tipo de: "Es muy distinto el placer que se obtiene de una relación sexual sin amor del de otra relación en la que el amor es lo que se quiere comunicar". Y lo ha puesto por escrito en un librito de 165 páginas que ha titulado Sexo con alma y cuerpo, con la ayuda de Begoña Ruiz Pereda, que probablemente sea un superventas entre los sectores más (ultra) conservadores, pero que a nosotros nos parece desde ya una obra maestra del post-humor. Pura comedia avant garde.

Por ejemplo, compara el sexo por placer con el jamón cocido y el sexo con amor con el jamón de jabugo. El poder de las imágenes mentales traslado a las palabras en manos de este sacerdote es pura magia. Y continúa con la metáfora gastronómica: "El lío es algo así como la comida basura: uno reconoce que no es buena para la salud, pero está rica, es barata y casi siempre apetece". En la Iglesia siempre ha habido grandes 'gourmets' y no solamente a la hora de sentarse en una mesa a disfrutar de un buen plato.

Ya ha quedado claro, no hay que follar con alguien al que no quieres. Es pecado. ¿Alguna novedad más? Masturbarse es malo. Claro. Otra vez el run, run. Pero, ¿por qué? Si los médicos se empeñan en decirnos que es sano, a nosotros nos sienta bien y está demostrado que no muere un angelito del cielo por cada final feliz que se produce en la tierra. A ver qué dice el obispo sobre esto: "Es una especie de violencia sobre el cuerpo, porque pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio de la verdad del amor que le da sentido". Eran mucho mejor la explicaciones del tipo te vas quedar calvo, ciego o te van a salir verrugas en las manos. Como medidas coercitivas, desde luego, eran mucho más potentes. Por el método moral no va a conseguir que la gente no se ponga manos a la obra en solitario. De eso debe tomar nota el obispo.

Y también los autores tienen palabras sobre la pornografía. Aquí, sobre todo, preocupa que las mujeres se hayan aficionado también al género. Que éste haya dejado de ser un coto cerrado del público masculino. Vaya, que no le parece bien que haya cinéfilas. "Ahora que las mujeres, a consecuencia de la revolución sexual, reproducen modelos de comportamiento masculino, también entran en este desorden con cierta frecuencia". ¿Desorden? Es una buen eufemismo para llamar al cine para adultos que siempre ha sonado como muy rancio. Y, por supuesto, dice que este tipo de películas están unidas a la masturbación. Pues así es. No valen para mucho más desde el punto de vista cinematográfico. Aquí también ha tirado del humor. Esperamos desde ya una segunda parte, por ejemplo, sobre sexo a partir de la edad de la jubilación.