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Cultură

La película fantasma de Francis Ford Coppola

A principios de los años 80, tras el prologando drama de Apocalypse Now, Francis Ford Coppola decidió hacer una bonita comedia romántica: Corazonada.

Postal promocional de Corazonada. (Imagen vía)

El año pasado, hice una entrevista para trabajar en Hollywood Center Studios. Recuerdo que al terminar la entrevista estaba convencido de que me había ido de puta madre (no fue así), y al terminar me quedé en el recinto, explorando el estudio que asumí sería mi nuevo lugar de trabajo. La lista de obras maestras que se habían grabado en aquel lugar era impresionante: Green Acres, Yo Amo a Lucy, Jeopardy!, Corazonada.

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Corazo… ¿qué? Nunca había escuchado hablar de esa película. Pronto descubrí que la mayoría de mis colegas tampoco. ¿Era una peli maldita? ¿Censurada? ¿Un mito? ¿Una broma de internet? ¿Éramos simplemente unos ignorantes del mundo del cine?

Sí, sí, sí, sí, y sí. A principios de los años 80, tras el prologando drama de Apocalypse Now, Francis Ford Coppola decidió hacer una bonita comedia romántica. En vez de selvas, locura, y napalm, se instaló en su nuevo estudio y creó una comedia romántica íntima. Pero tras decidir que sólo quería grabar en un estudio, la producción pasó de los iniciales 2 millones de dólares a 25 millones (para que os hagáis una idea, una película como La guerra de las galaxias, donde todo un planeta vuela por los aires, sólo costó 11 millones).

La película únicamente recaudó 637.000$, que no es ni el 3% de la inversión total. Los acreedores se quedaron con el estudio después de solamente usarlo para una película, y Coppola pasó la siguiente década paganso deudas. Años antes, volviendo a su época en la selva, el director le dijo a Roger Ebert, “Tuvimos acceso a muchísimo dinero, muchísimo equipo… y nos volvimos locos.” Al parecer estaba describiendo su siguiente proyecto.

La película retrata la separación de una pareja como si fuera una compleja obra de teatro, pero el diálogo es todo lo contrario. La trama y la elección de vestuario parecen de una obra de teatro de instituto. Es como si un estilista hubiera tenido la “brillante” idea de ponerle un afro a Harry Dean Stanton.

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¡Y el protagonista es Frederic Forrest! Todos amamos a Frederic Forrest. Nos encantó su papel paternal en Valley Girl, sufrimos por su seguridad en La Conversación, perdonamos su racismo en Un Día De Furia, y lloramos su muerte en Apocalypse Now. Cuando habla con Garr en el aeropuerto y le canta “You are my sunshine” para recuperarla, queremos llorar.

Por supuesto no es un aeropuerto real. En vez de viajar cuatro horas hasta Las Vegas, Coppola tuvo la magnífica idea de construir una réplica de una terminal del Aeropuerto Internacional McCarran dentro de su propio estudio. Cuando Forrest se encuentra bajo la lluvia mirando cómo despega el avión de Terri Garr, se encuentra literalmente mirando un avión comercial de tamaño real, comprado por los estudios American Zoetrope, y que colgaron con cables del techo del estudio.

En realidad no es una escena muy impactante. En los inicios de la película, el director construyó su propia Old Town Vegas, completada con un Fremont Street y señales gigantes y máquinas tragaperras que supuestamente funcionaban. La cantidad de neón utilizado se burla del esfuerzo del cine, incluyendo Blade Runner, que no se lanzaría hasta cuatro meses más tarde. Los decorados van y vienen. Los escenarios de exterior son gigantescos decorados de interior con fondos dibujados, como los dioramas inexistentes en los museos de historia natural. Recuerdan al Show de Truman o, para ser más precisos, al gigantesco decorado interior de la película de 2008, Nueva York en escena –una réplica a tamaño real de la ciudad de Nueva York- donde los actores tienen que hacer su trabajo en apartamentos falsos.

Unos neones de dos milímetros de longitud que fueron diseñados específicamente para la película, aunque hubiera sido más fácil y barato ir a Las Vegas a grabar los de verdad. (Imagen vía Aargon Neon)

Otra cosa… ¿He mencionado que se trata de un musical? Tom Waits empieza sonando en los créditos de apertura, y no afloja la marcha el resto de la película. Crystal Gale se le une en algunas canciones, y ambos forman un coro griego improvisado, donde describen a los personajes con una especie de rollo que parece Saturday Night Live empapado de alcohol. ¿Que si tiene buena pinta? La verdad es que no. Una musiquilla de piano sigue sonando al final de la película, cuando una cortina desciende y los créditos anuncian que sí, la película efectivamente “fue grabada por completo en los escenarios de los estudios Zoetrope,” como si estuvieran orgullosos de ello.

Precisamente el orgullo es lo que impulsa a la película. Un ejército de artesanos, electricistas y diseñadores trabajaron bajo la mirada atenta de un hombre que ha dirigido tres de las películas más aclamadas del siglo XX en menos de una década. El fracaso es en lo último que debieron pensar. Ciertamente, el concepto de fracaso nunca se le debió pasar por la cabeza a Coppola, mientras se sentaba en su silla de director, y bebía vino de su propia cosecha.