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La policía militar se está cargando a los camboyanos que hacen tu ropa

Las marcas de ropa occidentales se niegan a pagar más por la mano de obra.

Un hombre herido en la manifestación celebrada en Camboya la semana pasada (Foto Thomas Cristofoletti / Ruom)

Cuatro personas fueron asesinadas y 21 resultaron heridas en Camboya el pasado fin de semana cuando la policía militar abrió fuego con AK-47 contra un grupo de manifestantes. Las muertes se produjeron después de meses de tensiones y violencia entre las autoridades y los trabajadores del sector textil, quienes exigen mejores sueldos.

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El momento más crítico llegó el jueves pasado por la tarde cuando los policías controlaban una manifestación en Veng Sreng Boulevard —una de las carreteras principales que llevan a Nom Pen, capital de Camboya— en la que los participantes resultaron un tanto chocantes. Las trabajadoras de las fábricas, que suponen un 90 por ciento de los empleados, habían sido reemplazadas hombres con machetes, palos y cócteles molotov.

Llegados a un punto, la policía militar decidió responder con piedras, ladrillos y cócteles molotov. Una clínica cercana cerró las puertas y se negó a ayudar a los heridos. Una de las víctimas era una mujer embarazada que estaba tratando de escapar del caos.

Trabajadores bloqueando una carretera el pasado noviembre.

Las escenas trágicas sucedieron después de varios meses de huelga de trabajadores de la fábrica SL, que fabrica prendas para tiendas de ropa de Occidente. La huelga terminó el 22 de diciembre, justo a tiempo para unirse al paro nacional del 25 de diciembre.

Las muertes de la semana pasada no fueron las primeras. Una protesta en noviembre tuvo daños colaterales: un vendedor de comida llamado Eng Sokhom fue asesinado tras recibir un disparo por parte de la policía, además de nueve heridos y 37 arrestados. La represión empezó el pasado agosto, cuando 19 miembros del sindicato fueron despedidos y una accionista de la fábrica SL, Meas Sotha, entró en la fábrica con su seguridad privada.

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A pesar de que los 19 trabajadores se reincorporaron a sus puestos de trabajo, los empleados de SL seguían enfurecidos por lo ocurrido.

La fábrica SL.

Pero el enfado no se limita a la fábrica SL. La Asociación de Fabricantes de Ropa de Camboya (GMAC, por sus siglas en inglés) estima que más de un cuarto de los días hábiles en los últimos dos años se han perdido a causa de las huelgas. Yo perdí un día de trabajo en mayo cuando me encontré con mi calle bloqueada por tres tubos gigantes de cemento que habían sido colocados por los trabajadores.

Ese día me detuve a hablar con los involucrados. Encontré una historia que se repetiría en las puertas de las fábricas a lo largo de Camboya: los trabajadores decían que necesitaban sueldos más altos pero los patrones decían que no les pueden pagar más. Ambos acordaron que era obligación de las cadenas occidentales pagar más por la ropa que estaban comprando.

Dentro de la fábrica SL.

La industria textil representa el 80% de las exportaciones del país y da empleo a 400 mil personas, además de a unas 300 mil más en trabajos de apoyo. Casi todos son mujeres, jóvenes y pobres. Por lo tanto, las áreas rurales de Camboya no tienen profesionales ya que la industria los absorbe. Es un círculo vicioso. Yo vivía en una villa de Camboya y me daba cuenta que las chicas más grandes de mi clase desaparecían. "¿Dónde está Srey Neung?" preguntaba, por ejemplo. "Se fue a trabajar a una fábrica", era la respuesta usual.

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Srey Nueung, como muchas de su edad, trabaja 60 horas a la semana para enviar el equivalente a 30 dólares a su familia. Relativamente tuvo suerte de empezar a trabajar en 2013. Hace diez años, la situación para los trabajadores era atroz. Rina Roat empezó a trabajar en las fábricas en 2003. Ella me dijo que su salario base era de 44 dólares al mes. Trabajaba hasta 20 horas al día incluyendo horas extra para mantenerse. Ella sufría depresión y cansancio pero tenía mucho miedo de quejarse y perder su trabajo. Ahora, Rina es una empresaria pero sus manos siguen teniendo costras de tantos años trabajando con las máquinas.

Desde la época de Rina, se han producido pequeñas mejoras. El salario mínimo incrementó en febrero de 61 dólares a 73, además de cinco dólares adicionales como "beneficio de salud". Pero, ¿es esto suficiente para cubrir lo que cuesta vivir? Joseph Lee, director de la fábrica SL, me dijo que lo mínimo que necesita uno de sus trabajadores para sobrevivir son 58 dólares al mes: eso es si comparten un diminuto cuarto con otras cuatro personas, comen solamente ramen baratísimo y usan camiones abarrotados como medio de transporte.

Eso no está cerca de ser suficiente, dijo Ath Thorn, el presidente del Sindicato Democrático de la Coalición Camboyana de Trabajadores Textiles. Él señaló que la Secretaría del Trabajo en Camboya descubrió que los trabajadores necesitaban al menos 156 dólares al mes para cubrir sus gastos.

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Joseph Lee dice que éste ha sigo el peor año. Me contó que su chofer perdió la visión después de los enfrentamientos entre los manifestantes y la seguridad de la fábrica el día 1 de noviembre.  El chofer estaba intentando escapar del caos cuando una bola de fuego le alcanzó. Cayó en sus ojos. Lee también comenta que un trabajador que no se quiso unirse a la manifestación fue golpeado con un ladrillo.

Claramente las marcas occidentales deben tomar mayor responsabilidad, pero eso no resolvería el problema; al menos no mientras la corrupción sea tan amplia. Camboya ocupa el lugar 17 de los países más corruptos según Transparency International. Kol Preap, el director de Transparency International Camboya, dice que aunque no hay cifras exactas, sabe que las fábricas pagan enormes cantidades de dinero para sobornar a los oficiales.

El partido de la oposición, el Partido de Rescate Nacional de Camboya (CNRP, por sus siglas en inglés) afirma que hubo fraude en la elección en su contra después de prometer a los empleados su deseado aumento de sueldo a 263 dólares al mes. Y mientras tanto, la presión sobre el primer ministro, Hun Sen, se incrementa.

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