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Bale, la cara de sorpresa más cara del mundo

Lo que sucedió durante el clásico, jugador por jugador.

Tras el CLÁSICO de este fin de semana la prensa deportiva ha meado miles de litros bien calentitos de análisis sesudos análisis del arbitraje, la táctica y los jugadores de Barça y Madrid. Pero echábamos de menos un uno por uno bien hecho. Un resumen veraz que nos dé la verdadera medida de lo sucedido en el campo y nos ayude a no quedar como merluzos cuando saquen el tema nuestros vecinos en el ascensor.

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REAL MADRID

Diego López. Nunca te fíes de un portero que sale al campo con leggins. Puede que a pesar de sus casi dos metros se la acaben metiendo igual (con vaselina).

Carvajal. Secundario de serie Z. Le tocó bailar con la más guapa y la cosa acabó en gatillazo. No tiene galones para protestar ni para pegar con estilo.

Pepe. Mamporrero con galones. Su estilo se está acercando mucho al de Steven Seagal: cada vez usa más brazos y codos y deja el juego de piernas para otros karatekas o bailarinas.

Varane. Si el clásico fuese una peli de terror, Varane sería el negrito prescindible. Mucha clase, mucho estilo, buen acento, pero ni repartió ni habló. Le falta sangre.

Marcelo. Existe una casa de putas que se llama La espalda de Marcelo. Es donde se citan todos los delanteros del equipo rival.

Ramos. Repertorio flamenco de golpes para el tipo más desubicado del campo. El centro del campo es para él como la universidad para Ronaldo: un lugar mitológico.

Khedira. Lo más redondo que han visto sus genes tunecinos son las curvas de su mujer. Como no habla español se expresa a golpes en el campo. No siempre contra los rivales.

Di María. El Fideo es de cristal así que se mete en pocas batallas. El sábado le dio un par de besos a Messi y Mascherano en el túnel de vestuarios y ya se pudo ir tranquilo a la cama.

Modric. Te podría robar todo el cobre de casa, pero es jugador del Madrid, así que persigue la pelota mirando al suelo y habla solo (en croata).

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Bale. La cara de sorpresa más cara del mundo.

Ronaldo. Excelente. Siempre poniendo carusas y poses de Escarlata O'Hara para la cámara, quejándose como una dama ultrajada y gritando cosas sin sentido como "Despierta, despierta". Nuestra drama queen favorita.

Benzema. La versión francesa de Los blancos no la saben meter colaboró con expresiones de fastidio y tacos en francés. Pobre bagaje

Jesé. Veáse Víctor Valdés (aquí abajo), pero con banda sonora de Chimo Bayo.

BARCELONA

Víctor Valdés. Supo escupirse con estilo los guantes en cada córner y silbar estilo Space pidiendo intensidad. Acabó tragándose un golito del único jugador en campo más bakala que él: Jesé.

Dani Alves. Le hizo un caño a Cristiano y sólo por eso va a ser el rey de las duchas esta semana. Echamos de menos sus bailes copacabaneros a dúo cuando marca un brasileño.

Piqué. Muy gritón con los linieres y mostrando interesantes dosis de tocamientos y mariconeo variado en los córners.

Mascherano. Como buen argentino, el Jefecito repartió mucha estopa en distancias cortas, gesticuló como un italiano enzarpado e hizo un penalti de manual por el que ya estaba pidiendo perdón con los brazos levantados antes de que el jugador cayese al suelo.

Adriano. No vale ni como extra de Walker (Texas Ranger). Sin carisma. Ni hace teatrillo, ni se calienta como el resto de brasileños. Muy gris.

Busquets. Superlativo con sus gestitos de muñeco llorón a Cristiano Ronaldo. Provocador de patio de colegio, se tumbó varias veces a descansar en el césped y repartió recaditos al oído a todo el que pasó por su lado.

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Xavi. Nos lo pedimos para nuestros partidos de Solteros contra Casados de la oficina. Está viejo, pero de vez en cuando suelta un taconazo o hace un control orientado. Un diez haciendo bulto en las faltas.

Iniesta. Una vez más, fue la comadreja del fútbol. Mucho toquecito, mucha ruleta marsellesa, pero a la hora de la verdad rehúye todo contacto o enfrentamiento verbal. Una monjita.

Cesc. Excelente en su papel de punching ball de Pepe.

Neymar. Insulta con el balón en los pies. Y esa es la peor clase de insulto. Carvajal todavía se está buscando la cintura.

Messi. Su aportación se limitó a reírse de Cristiano cuando éste lloraba por su penalti. No da para más. Es un malo como de Barrio Sésamo.

Alexis. Salió al campo, levantó la pata y meó encima de Varane y Diego López. El francés creía que llovía y el de Lugo pensó hogar, dulce hogar.