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Cultură

Lo que tu foto de perfil de Facebook dice de ti

Podemos fingir que no importa nada, pero lo cierto es que la elección de nuestra foto en Facebook revela unas cuantas cosas sobre nuestra personalidad.

No sé vosotros, pero los principales pilares de mi ruinosa personalidad se sustentan sobre la aceptación de la importancia que ha tenido en mi vida Facebook, esa plataforma social que ha permanecido como una constante durante los últimos diez años de mi existencia. Madre mía… Todavía recuerdo cómo empezó todo:

Recuerdo la vez que me abrí una cuenta de Facebook. El cielo era de un azul intenso, salpicado solo por el blanco puro de las nubes, y el sol lo bañaba todo con su luz. Estaba en la universidad, embargado por un sentimiento de esperanza y la convicción de que todo era posible. "¡Pienso pagar todas mis deudas antes de morir!", solía decir. "Que sepáis que gracias a la carrera de Lingüística voy a ser solvente para el resto de mi vida". Fue nuestra amiga Jane, que vivía unas calles más abajo y disponía de conexión WiFi, quien nos ayudó a registrarnos. "Es como un sitio web", nos explicó, "en el que puedes colgar todas las fotos de tus fiestas". Nos enamoramos de Facebook al instante. Aquel azul, ese blanco, todos aquellos contactos… Cada día amanecía con una nueva solicitud de amistad o un nuevo álbum de fotos de la noche anterior. "Tenéis que poner una foto para vuestro perfil", señaló Jane. Y así lo hice. Reflexioné mucho sobre cuál de las cinco fotos que tenía de mí debía usar como imagen de presentación. Me ponía de pie, me sentaba, me acuclillaba, sopesaba todas las opciones, hasta que di con la que consideré que era la mejor representación de mi persona y mis valores:

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No, no se trata de tu madre recién salida de una operación de cataratas: es Joel Golby a sus veinte años, un lerdo integral capaz de llevar gafas de sol en interiores y una rebequita. Pero sigamos viendo algunas de las imágenes más destacadas de este decenio mío en Facebook, ¿os parece?

Ah, sí, qué divertido. Esta imagen transmite claramente el mensaje: "Me gusta beber… ¡y divertirme con mis amigos!".

¡Fíjate, aún hay más! Más recuerdos preciosos y no tan vergonzosos con mis amigos. Dios, ¿os acordáis de cuando se llevaba eso de ponerse chapas en la camiseta? Tenéis razón, nunca se ha llevado. Siempre tenía que quitarlas antes de lavar las camisetas para que no se oxidaran. Qué época loca, aquella. Una época muy, muy loca.

Bueno, ahora que he tomado consciencia de mi propio cuerpo recordando antiguas y embarazosas fotos de perfil de Facebook, pasemos a las vuestras. Solo una foto, ¿verdad? Un pequeño emblema con el que os mostráis valerosos al mundo. Una representación cuadrada de vuestro yo.

Fotografía borrosa de 35 mm en la que apareces con una chaqueta de 100 euros y bebiendo una lata de cerveza, sobreexpuesto al trasfondo gris azulado de la noche bajo la luz iridiscente de una farola

Trabajas como community manager de VICE.

Cualquier cosa a la que se haya aplicado un filtro con un toque trágico

Puedo decir sin miedo a equivocarme que si te escribo un mensaje dándote alguna mala noticia, que he perdido el trabajo, ha habido un incendio en casa o que un psicópata ha matado a mis 18 amados perros, responderás con al menos dos emojis entristecidos.

Foto de ti en algún festival o cualquier otro tipo de celebración multitudinaria de hace dos años, con la cara pintada

Todavía no has sido capaz de superar aquella vez que te lo pasaste tan bien.

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ESTA ES MI FOTO DE PERFIL ACTUAL, EN SERIO

Foto de ti bebiendo una cerveza, o un cubata, o una cerveza y un cubata a la vez

Tú eres de los que, cada día de la semana, a las seis menos cinco de la tarde, pregunta medio en broma a los compañeros de trabajo: "¿Una birrica?". La gente tiene planes, está ocupada, joder. Tiene cosas mejores que hacer que pasar la tarde pillando el puntillo en el bar con alguien de la oficina que tampoco es que les caiga muy bien. Desesperado, levantas la voz y preguntas a los de la mesa en el otro extremo. Por favor, alguien. "Marta: ¿birra después? ¿Óscar? Venga, Anna, un ratillo, ¿no?". Miras a tu alrededor, la viva imagen de la exasperación. "¡No me puedo creer que nadie quiera ir un rato al bar!". Por fin es viernes, habéis cobrado la nómina y todo el mundo quiere bajar al bar de la esquina. Insistes en pasar del bar e ir a un sitio muy chulo, a media hora en bus de la oficina, porque la última vez que fuiste el camarero se acordaba de lo que sueles beber. Cuando por fin llegáis al bar (al final habéis tardado 40 minutos), pides dos combinados, pero por pocos segundos no has pillado la hora feliz, así que te clavan 25 euros. Te sientes vacío por dentro. En tu fuero interno sabes perfectamente que no le caes bien a nadie; no puedes hacerte oír con el ruido ensordecedor de este horrible local; te das cuenta de que tus compañeros se empiezan a susurrar cosas al oído y, a continuación, cogen sus cosas con disimulo y se van marchando. Los estás perdiendo. nadie volverá a prestarte atención en la vida. ¿Es que no se dan cuenta de que tus convocatorias para ir al bar son realmente un grito de socorro, de que eres alcohólico, de que estás solo y necesitas desesperadamente que alguien hable contigo, te escuche? Te apoyas en tu jefe de sección, móvil en mano con la cámara lista, y le dices, "Tío, tío, ¿me sacas una foto?" Y posas en absoluta soledad, esbozando una torpe sonrisa; ya no eres capaz de mostrar una sonrisa auténtica en las fotos porque se ha abierto un vacío en tu interior. Y en ese momento lo ves claro. Es esa, es tu esencia, tu foto de perfil de Facebook.

Foto de ti en la distancia, en una playa, dando la espalda a la cámara, sosteniéndote sobre un pie y con la otra pierna doblada en un ángulo perfecto. Estás moreno y tienes un aspecto casi divino, desprendes paz y zen. Eres tú mismo

Tienes una aplicación especial en el móvil que te dice cuántos días faltan para Navidad y una vez creaste un blog sobre comida saludable; en cada una de las tres entradas (marzo de 2014, septiembre de 2015 y abril de 2015; ahora el blog está "pausado temporalmente") hay un texto de 800 palabras en las que recuerdas la importancia de la salud, señalas lo bien que te encuentras desde que dejaste de comer pan y escribes la misma receta de salsa pesto.

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Estaba convencido de que podría usar una foto mía, dos a lo sumo, para este artículo, pero después de repasar mi perfil de Facebook a lo largo de los años, parece ser que soy el mayor delincuente del mundo

Tú en una boda, posando con cierto aire irónico

Siempre vas a las bodas como invitado, ¿verdad? No eres muy amigo de ninguno de los novios, pero ahí estás, con tu traje, tú y el genérico "+1" que acompaña a todas tus invitaciones, porque cambias de pareja con tanta frecuencia que los novios ni siquiera saben qué poner en la tarjeta de invitación y optan por un "+1". Uno más entre la multitud, disfrutando del banquete y escuchando discursos de personas a las que no conoces de nada, temiendo en secreto que alguien te pida, de repente, que digas unas palabras improvisadas. Pero eso no ocurre, claro, así que pillas un pedal y bailas solo. Y cuando se acercan las cámaras para inmortalizar el momento de júbilo máximo de todos los invitados, tú decides abandonar toda prudencia y te marcas una pose de rapero. Y todo porque eres incapaz de enfrentarte a la cruda realidad subyacente a todas y cada una de las bodas a las que has ido de invitado: que nunca vas a encontrar el amor, que estás solo en la fría inmensidad del universo, que no eres capaz de tomarte nada en serio ni siquiera por un segundo y que ni tu mejor amigo confía en ti.

Pero, ¿qué coño me pasa, vamos a ver?

Tú sacándote una foto con tu mascota, que no está por la labor

La finalidad de tener animales es la de demostrar que puedes ser responsable, que eres capaz de mantener vivo un ser que realmente requiere poco por tu parte, y el animal, a cambio, te recompensará con amor ciego e incondicional; y tú te apropiarás de ese amor y lo transformarás en una profunda y degradante sed de seguidores de Instagram. Obligando a tu mascota a posar para tus selfies, estás diciendo: Yo, por mí mismo, no soy digno de reconocimiento en Instagram . Estás diciendo: La única forma de satisfacer mi profundo y sincero amor por los selfies es utilizando a mi mascota como pretexto. Y el pobre animal es el único que tiene la paciencia de soportar una sesión de 20 minutos de selfies contigo.

Una foto de tu mascota sola

Tienes 55 años, tus hijos ya son mayores y solo quedáis tú, los gatos y un piso enorme y vacío. Tu hija te abrió un perfil de Facebook, pero no sabes muy bien cómo se usa. Has añadido a todos sus amigos y comentado todas y cada una de sus publicaciones, pero nadie indica jamás que le gustan tus comentarios, ¿verdad? Es como si no existieras, como si fueras un fantasma que se colara entre las rendijas del ordenador. Pero el gato sí te escucha. Sí, quizá hayas empezado a colgar publicaciones un poco raras haciéndote pasar por el gato ¾"Hoy no he salido porque estaba lloviendo y Papi me ha regañado por arañar el sofá nuevo"¾, pero en la melancolía gris que parece inundar toda tu vida últimamente, sabes que tu gato sí te escucha.

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Este artículo es, básicamente, un ataque contra mi persona perpetrado por mí

Tú posando con un plato de comida que no has cocinado

Seguro que tu habitación es digna de salir en Pinterest y que tienes muy claras tus preferencias sobre los aromas de las velas Santa Maria Novella. Probablemente seas de los que no se compra cualquier champú de supermercado y se tenga que gastar como mínimo 15 euros por bote, pero recuerda esto: gastar mucho dinero en algo no hace que ese algo deje de ser básico.

Tú con gafas de sol en un recinto cerrado, con el jersey sobre los hombros y atado por delante, apoyado en uno de tus amigos, que tiene el brazo pasado sobre los hombros de una chica que, por alguna razón, lleva una peluca. Todos estáis sudorosos y puestos de éxtasis

Hay entre tres y quince cajas de pizza Dominos en el suelo de tu habitación y de repente te parece muy buena idea eso de cambiar de casa muy a menudo para quitarte de encima a la financiera que te ha concedido el préstamo para estudiar.

Una foto en blanco y negro de ti sosteniendo una cámara

Hace dos meses que retomaste la fotografía y, aunque todavía no tienes muy claro el concepto de exposición, después de hablar con un amigo sobre hacerle las fotos de su boda el año que viene, ya te has cambiado el nombre en Facebook por el de "Jon García Fotografía".

Un meme o la foto de un personaje de dibujos animados que realmente "te define"

Nunca puedes y nunca podrás afrontar los problemas de la vida real.

Una foto en la que llevas puesto un sombrero

Una de las reglas de oro de la vida que me parece indispensable es la de retirar inmediatamente la amistad a cualquiera que en su perfil de Facebook tenga una foto con sombrero. Te ahorrará infinidad de problemas a la larga.

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Jaja… ¡Sí! Compré este uniforme de Corea del Norte en eBay. ¡Gracias por preguntar!

Una foto de ti con el filtro de la corona de flores de Snapchat

Con esta intentas decir, "Soy guay, divertido y supermono, y me brillan los ojos cual raras gemas purpúreas; soy etéreo y trascendente", aunque lo que realmente quieres decir es, "He tenido que hacer una captura de pantalla, cortar la foto, enviarla desde mi móvil a la nube, volver a descargarla, retocarla un poco con Photoshop, cargarla de nuevo, recortarla para que quede cuadrada, subirla en un momento clave para que la pudiera ver todo el mundo y ponerla como foto de perfil de Tinder porque, por el amor de Dios, Como no folle pronto me da algo".

La foto que hiciste una noche de juerga y para la que, el día antes, hiciste una consulta generalizada en Facebook −"¿Qué me pongo, chicos?", "Chicas con tetorras: ¡necesito ayuda para elegir zapatos!"− y a continuación subiste un selfie para anunciar a las masas expectantes qué modelito habías decidido ponerte, y luego, esa misma noche, subiste como ocho fotos más, y finalmente, después de todo aquello, una de las fotos de esa noche se convirtió en tu nueva foto de perfil, como si aquella fuera la primera y única vez que salías por la noche

Te garantizo que en la foto apareces sosteniendo la pajita de tu vodka-cola, con la cabeza inclinada hacia atrás y la pierna doblada.

Foto de ti con una iluminación ligeramente fuera de lo habitual

¡Vaya! ¡Fíjate en las luces verdeazuladas de estos baños! No sé si serán las dos rayitas que me acabo de meter, pero ¡esto es una pasada! Deja que saque 25 selfies idénticos, cada uno más borroso que el anterior. ¡Me importa una mierda que el taxi ya esté fuera esperando! ¡Que espere!

Llevas gafas y un abrigo muy bonito y estás de pie delante de un muro, rascándote la parte de atrás de la cabeza y sonriendo

Pero, ¡qué tenemos aquí! Un hombre de esos a los que "no les gusta montar un espectáculo". Ah, sí, las mujeres de hoy en día y sus selfies y sus cejas. Qué presumidas, ¿no? La cultura del selfie resulta de lo más arrogante. A mí dame una buena foto sin pretensiones de un hombre al que no le guste montar espectáculos, plantado delante de un muro de ladrillos, mirando a un lado y rascándose la cabeza. ¡Lo que sea con tal de no ver a esas mujeres del demonio y sus perfectas composiciones fotográficas frente al espejo! ¡Hay algo de noble en posar para una foto hecha por otra persona!

Tu pareja te está abrazando, pero parece que no lo disfrutas tanto como ella

"Es lo que hacen las parejas", te dice la tuya. "Ya llevamos ocho meses. Quiero que la gente sepa de mí y no quiero que esa zorra de tu oficina te vuelva a invitar a comer". Estás viendo la tele. El episodio de hoy va a ser épico. Tu pareja: "Oye". Levantas la vista. "¿Mmm?". Tu pareja suspira. "No me va el rollo ese de cambiar el estado de Facebook, pero tampoco es mucho pedir que pongamos una foto de los dos juntos, ¿no?". No, claro que no. La cambiarás. "¿Ahora?". La cambiarás ahora. ¿Qué foto quieres que use? "La de San Juan. Salimos los dos muy bien". Sí, respondes. Claro. Cambias tu foto de perfil. Un par de "Me gusta", nada más. La foto es bonita: los dos radiantes, sonriendo a cámara, apoyados el uno en el otro. Pero mírala de cerca… Más cerca… Ahí, en tu cara, en los ojos. ¿Ves ese ligero tono de gris apagado? Eh… ¿Seguro que sigues siendo feliz? Le has estado dando vueltas a lo de iros a vivir juntos… No, pero no pasa nada. Solo que… No, no es nada. No hay nada de qué preocuparse. Ignóralo. Todo va bien. Estoy bien.

@joelgolby