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Cultură

Lo que tu semen dice de ti

Este líquido tan común en nuestra vida puede desvelarnos muchas cosas sobre nuestra persona
Imagen vía Wikimedia Commons

Si te fías de las definiciones oficiales, el semen es "un conjunto de espermatozoides y sustancias fluidas que se producen en el aparato genital masculino de los animales y la especie humana". Algunos profesionales aún recurren a estas sentencias estáticas para responder a las dudas más comunes de pacientes y curiosos. Pero eso es solo quedarse en la superficie. Investigaciones clínicas, informes médicos y, sobre todo, foros multidisciplinares de Internet consideran que este líquido "espeso y blanquecino" puede decir más de nosotros que una cuenta de Instagram.

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Sabemos poco del semen. Nuestra educación biológica e instrumental a veces impide que veamos más allá de la probeta. Dejamos para la literatura o la música la llamada tristeza "post coitum" o la nostalgia que deviene tras el orgasmo. Sin embargo, un ejercicio tan habitual –para algunos– como la eyaculación podría servirnos para conocer mejor nuestra especie.

Y no hablamos de emociones, sino de ciencia. El esperma es un reflejo de cómo somos y cómo hemos variado a lo largo de la Historia. Así, con mayúsculas. Nos dice qué comemos, dónde vivimos y qué actitudes hemos logrado desarrollar, como la empatía o la monogamia.

"Con una muestra sería imposible conocer nuestro aspecto físico", advierte el urólogo Natalio Cruz, de la Asociación Española de Urología. A pesar de este precepto, el doctor sí que desgrana alguna de las claves que ofrece un buen lefazo: "Para evaluar la calidad del semen se tienen en cuenta tres parámetros", explica. "Primero, el recuento de esperma por centímetro cuadrado; segundo, su movilidad (no solo en su sitio, sino en la distancia) y, tercero, la morfología de la cabeza, el cuerpo y la cola del espermatozoide". Y concede: "Viendo estas variables se pueden intuir algunas cosas".

Se podría saber, por ejemplo, qué tipo de vida llevamos. "Los hábitos poco saludables como el tabaquismo, el alcohol o el estrés afectan a todos los elementos del semen. El estrés oxidativo y los tóxicos liberan los radicales libres que descomponen el DNA y dañan las funciones de la fertilidad". En esta línea, una investigación de la Universidad de Murcia publicada en 2013 indica que la calidad del semen español ha descendido dos puntos en los últimos 10 años, teniendo en cuenta la menor concentración de espermatozoides y la creciente tasa de esterilidad entre jóvenes de entre 18 y 33 años.

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"La polución y la temperatura de las grandes urbes influyen, pero -al contrario de lo que a veces pensamos- en las zonas rurales la cosa no está mucho mejor. Los pesticidas (y en algunos casos, las radiaciones), también influyen en la calidad del semen y estos problemas pueden trasmitirse al organismo desde el momento de la concepción", continúa el especialista Natalio Cruz, reconociendo que las mayores dudas de sus clientes atañen, precisamente, a lo relacionado con la fertilidad. Nada que extrañar en un mundo donde una compañía como Apple ha sugerido la posibilidad de congelar los óvulos de sus empleadas para que puedan procrear en el futuro (y que ahora se centren en el curro).

Sí, el semen es capaz de exponer muchas de nuestras costumbres. Desde las que han arrastrado la velocidad y el desarrollo tecnológico de nuestro tiempo hasta nuestra forma de comer. Yolanda Sanz, médica especialista en nutrición y autora de varios libros como 'No pierdas el tiempo, pierde peso' o 'Soy lo que como', lo deja bien claro: "El exceso de grasas trans, de hidratos de carbono o de lácteos enteros disminuyen la calidad del semen y están ligados a problemas cardiovasculares", enumera desde su consulta. Para paliarlo: productos integrales, frutos secos, verduras y, en definitiva, todo aquello que jamás pedirías una noche de borrachera. "El semen nos da un reflejo de lo que comemos, del estrés (la epidemia de nuestro siglo) y de la contaminación que respiramos", concluye. Ya sabes: si eres de los que no toca la fruta ni para echarla en la sangría, tu esperma lo notará.

Pero separemos el trigo de la paja (con perdón). Para datos de natalidad y consejos saludables ya tenemos las estadísticas y las etiquetas del pan de molde. ¿Se puede saber si eres listo y majo solo por tus corridas? Sería aventurarnos demasiado, pero sí se podrían intuir ciertos rasgos de la personalidad. Un estudio sueco reveló, según Reuters, que los donantes de semen eran "menos indecisos, menos tímidos y menos tendentes a la preocupación o la fatiga". Y un artículo publicado en 2008 por cuatro profesores del King's College de Londres o las universidades de Delaware y Nuevo México en Estados Unidos reza que "la inteligencia y la calidad del semen están positivamente relacionadas". La evolución genética y los medios desarrollados por el hombre para captar la atracción femenina (como el uso del humor, la creatividad o el cuidado físico) han conseguido enriquecer el esperma.

Saliendo de lo netamente orgánico y ampliando el mar de informaciones procedente de chats y revistas de dudosa rigurosidad, llegamos a dos conceptos anudados conscientemente por el buscador: semen y mujeres. En este terreno tan jugoso sobresalen tres titulares: que el esperma tiene funciones antidepresivas, que no engorda y que aporta nutrientes beneficiosos para la piel. "Tiene una gran cantidad de antioxidantes que ayudan a combatir las arrugas y el acné", propone la revista de generalidades Como. "Está cargado de sustancias químicas como el cortisol, la extrona o la oxitocina que liberan tirotropina, melatonina e incluso serotonina, tres antidepresivos", añade Kienyke.com aludiendo a estudios de una "universidad estatal de Nueva York". En Bekiapareja.com "desmontan" los mitos de este fluido "viscoso" con "olor a cloro" y enumeran su "gran variedad de elementos químicos": vitaminas C o B12, minerales como el calcio o el zinc y glucosa. En otros enlaces incluso se recomienda tomarlo dos veces al día en dosis de entre 1,5 y 5 mililitros, la cantidad media de una eyaculación.

Tragar o no tragar. Esa es la cuestión final a la que llegan muchos de estos foros hamletianos. Algo que se aleja del contenido de este artículo cuyo fin, aunque no lo parezca, es saber si gracias a lo que esta simiente dice de nosotros podremos progresar. Un interrogante al aire que quizás quede resuelto después de ver cómo articulamos muchas de nuestras inseguridades, nuestras curiosidades existenciales o nuestro tiempo muerto frente a un ordenador en torno a una corrida.