Los sintecho de Atenas opinan sobre el referéndum griego y la posible quiebra del país

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Los sintecho de Atenas opinan sobre el referéndum griego y la posible quiebra del país

A la luz de los recientes acontecimientos, decidimos salir a conocer la opinión de aquellos que han sufrido más que nadie la crisis de Grecia: los sintecho.

Fotos por Christos Sarris

Según cifras reveladas por el viceministro de Salud griego, Theano Fotiou, hay 17.729 personas sin hogar viviendo en la región del Ática. A la luz de los recientes acontecimientos – las interminables comidillas sobre la quiebra del país, las colas en los bancos y el creciente cisma social-, decidimos salir a conocer la opinión de aquellos que han sufrido más que nadie la crisis de Grecia: los sintecho.

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Conocí a Dimitris bajo un puente en las afueras de Atenas. Durante varios años, este puente ha servido como refugio a muchas personas que se han visto en las calles.

Antes de acabar allí, Dimitris era bailarín y hacía giras por todo el mundo. No duda en reconocer que más de una vez ha pensado en saltar de ese mismo puente. Asegura que en esa zona se está más tranquilo y que la prefiere al centro de la ciudad, aunque no por ello se siente más seguro ahí. Cuando le pregunto qué opina sobre el próximo referéndum, confiesa que ha perdido la fe en los políticos. Pese a que es consciente de la situación que atraviesa el país, no tiene intención de votar.

Dimitris

"Sé lo que está pasando. No estoy desconectado del mundo. Ser indigente no implica que estés al margen de todo lo que ocurre. La situación es terrible. Hace tiempo que lo veía venir.

"No votaré, el domingo. El hecho de que tengamos el dracma o el euro no cambiará las cosas. ¿A quién se supone que debo votar? Si pudiera, votaría por mi propio futuro, claro. Por el futuro de mis hijos. Pero ¿votar a esa gente que amasa todo el dinero? Todas esas personas lo han tenido muy fácil durante la crisis. No voy a dejar que me chantajeen para votar 'sí' o 'no'. Estoy seguro de que en poco tiempo habrá cada vez más gente sin hogar durmiendo junto a mí, gente que pensaba que su vida iba bien", explica.

Mientras charlaba con él, vi a Marilena salir de su cama y acercarse a sus gatos para darles de comer. Se sentó frente a una mesilla en una esquina y encendió la radio para escuchar las noticias.

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Marilena

"Soy de Creta y no puedo viajar hasta allí para votar. Si pudiera, lo haría. Diría sí a la Unión Europea, para que Grecia no acabe sola, pero diría no al euro. Me gusta la idea de tener nuestra propia moneda. El euro es una divisa muy dura, nunca me ha gustado. Siempre he preferido el dracma. Yo quería que Tsipras negociara, ya que podría haber salido algo bueno de ahí. No sé de qué hablarán a puerta cerrada, pero me asusta la división que hay en nuestro país.

"Yo, personalmente, no tengo nada que perder, excepto mi documento de identidad, el pasaporte y la poca ropa que me queda. Eso es todo, no tengo nada más. Pero pienso en los demás, pienso en que este puente podría llenarse de personas que no tendrían otro remedio que hacer de él su hogar. Pase lo que pase, salga sí o no, sigo pensando que vendrá más gente a dormir bajo este puente y que ninguno de nosotros va a salir de aquí en breve".

Georgia

Unos cuantos kilómetros más allá del puente conozco a Georgia. Estaba sentada junto a un semáforo, esperando a que los que pasaban con su coche le dieran algunas monedas. Como muchos otros sintecho del centro de la ciudad, Georgia duerme entre cajas de cartón. No se ha enterado de nada de lo que ha ocurrido últimamente.

"No he oído las noticias. He visto que la gente hacía cola en los bancos pero no había oído nada de que hubiera riesgo de quiebra. Nadie me lo había dicho. De todas formas, mi vida no va a cambiar por eso. Mi vida está aquí, en este semáforo. Por la noche busco un sitio para dormir y vuelvo aquí. Llevo tres días sin comer. Tengo psoriasis pero no puedo ir a que me lo miren porque no tengo dinero ni cobertura sanitaria.

"A esto hemos lleg ado. No hay sanidad pública. No llega dinero de ninguna parte. Llevo ya diez años luchando porque haya un mínimo cambio, pero ya nadie da nada. Supongo que no tampoco les sobrará. Solo me dan céntimos. No voy a votar en el referéndum pero espero que volvamos al dracma. No tengo nada que perder".

Traducción por Mario Abad.