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Cultură

Puedes tener un pelo de María en tu casa

María Sánchez sigue a desconocidos, ha probado el body sushi como forma para entrar en las vidas ajenas y cambia el orden de los objetos de la ciudad. Sus fotografías y vídeos son el testimonio de estas acciones.

María Sánchez se define como una mujer tímida. Quizá por eso, a esta fotógrafa le gusta volverse invisible. Por eso se ofrece como mesa de sushi. Para escuchar las conversaciones de invitados sorpresa a una cena japonesa. Con este poder de superhéroe es capaz de dejar uno de sus pelos sobre el abrigo de un desconocido y registrar toda la acción en vídeo. Para este proyecto, decidió que su espacio de trabajo sería el metro de Madrid. Allí consiguió tener la proximidad adecuada para convertirse en una persona anónima que graba. Pero su campo de 'batalla' va más allá de andenes, vagones, tornos y escaleras.

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En su deambular por las calles cambia objetos de sitio en lugares públicos, deja su taza preferida en una cafetería o cambia las sábanas de un hostal. Suele ser la propia modelo de sus fotografías, un trabajo por la que es ya muy reconocida en el panorama artístico y que ha quedado reflejado en la exposición mieldeabeja. De ahí ha salido un fotolibro: 75 ejemplares 'intervenidos' con uno de sus pelos. No podía ser de otra manera. María nos lo explica.

Vice: Vi en tu Facebook el proyecto de dejar pelos en otras personas (En todos los lugares a todas las horas) y me gusta mucho, ¿cómo se te ocurrió? ¿qué es lo que perseguías?

María Sánchez: Trabajo sobre la presencia, casi siempre busco volverme invisible. En mis proyectos trato de alcanzar un lugar -como un punto ciego- en el que me coloco, entre dentro y fuera. El proyecto “de los pelos” lo comienzo como un juego. Seguir a una persona es poco, me propuse ir con ellos. Quería ir con desconocidos durante un tiempo, acompañarles al trabajo, hasta casa o solo durante el viaje.

Además, has descubierto que hay unos lugares mejores que otros.

Así es, la experiencia de meses dejando pelos sobre los demás me ayudó a desarrollar  estrategias. Al principio lo hacía en cualquier lugar mientras hubiera movimiento, era un  requisito que establecí desde el principio, pensé que el movimiento nos unificaba, pero terminé por acotarlo al Metro, y resultó ser el mejor lugar, con la proximidad apropiada. Las escaleras mecánicas -tanto de subida como de bajada-  facilitaban la acercamiento perfecto, lo que más funcionó. Otra variable que me ayudó a colocar los pelos es la indumentaria. Los forros polares, los jerseys, etc tienen un magnetismo capilar propio que me hizo moverme por estaciones de metro donde la ropa era la apropiada.

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¿Te ha traído algún problema? ¿Te han pillado?

No he tenido problemas. Creo que me han visto, estoy segura, pero nadie se atrevió a decirme nada. Disculpa, ¿me has dejado un pelo sobre el abrigo?.

Te gusta interactuar con desconocidos, invitándolos a cenar (Uvas con queso y arándanos), incluso pidiendo que te dejen entrar en sus casas…Y has llegado al punto de servir sobre tu cuerpo comida a desconocidos para meterte en sus conversaciones.

Sí, me interesa la relación con los demás, ponerlos o ponerme en permanente diálogo. La acción de las uvas la realicé en Espacio Oculto durante una jornada de performance. Coloqué para los invitados una bandeja con uvas, queso y arándanos y al lado proyecté el vídeo donde se veía como preparaba la bandeja y me pasaba la comida por el cuerpo antes de servirla. Aposté con un amigo si alguien se atrevería a comer, y perdió, la bandeja terminó vacía, la gente comió todo. La acción Sushi me permitió estar en una conversación ajena, lo más parecido por momentos a ser invisible, casi un sueño de infancia.

También tienes otras acciones que nos han llamado mucho la atención (No nos demoramos) en el que vas alterando el orden de algunas cosas de la ciudad.

Es el proyecto en el que estoy trabajando. Cambio objetos personales por su equivalente en un lugar público: he cambiado una taza de la cafetería Nebraska por mi taza favorita, un plato, una sábana en un hostal, un jabón… Es como vaciarte, como cuando paso el  café de una taza a otra.

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Cómo se complementa o cómo se funden este tipo de intervenciones y vídeos con tu trabajo como fotógrafa.

Mi trabajo se basa en las ideas y trato de realizarlas  de la manera más sencilla, así que  generalmente utilizo la fotografía y el vídeo como herramienta en todos mis proyectos.

Sueles aparecer en tu obra, ¿por qué decidiste ser tu propia modelo?

Empecé por comodidad: haces pruebas, posas, te colocas… Coordinar sesiones de trabajo cuando empiezas a trabajar es difícil. Y en mi caso, la ansiedad entre la idea y la materialización  me lleva a la urgencia. También está la timidez.

Fruto de tu última exposición has publicado mieldeabeja, ¿qué nos vamos a encontrar en tu libro?

mieldeabejapertenece a los cuadernos de la Kursala que comisaría Jesús Micó y lo realicé junto a Jaime Narváez. Se trata de un proyecto intimista –es lo que dicen- …me resulta difícil describirlo. Está hecho con mucho cariño, desde dentro. La edición  es de 75 ejemplares, cada uno de ellos  intervenido con un pelo.

¿Piensas seguir por este camino de arte en la calle y fotografía? ¿qué preparas?

Actualmente tengo dos proyectos por finalizar: No nos demoramos, del que te he hablado hace un rato y otro en el que cambio adoquines de zona, uno de Lavapiés para Huertas, otro del Barrio de Salamanca para Embajadores…. Ahora estoy más callejera. El próximo en el que estoy trabajando –mentalmente de momento- también será en el espacio público, por ahora mi lugar es deambular por las calles, si.