Barcelos es el típico pueblecito rural del norte de Portugal al que mis padres siempre me llevaban de niño, y donde me aburría de cojones. Tiene un castillo medieval, un río bastante bonito, cinco tiendas y , durante los últimos cuatro años, ha sido la localidad donde se celebra Milhões de Festa, muy probablemente el festival pequeño más perfecto de Europa.Los abonos están limitados a unos 4.000 y el cartel está más cuidado que un bebé prenatal hemofílico. Se pasan tanto por el forro las preocupaciones sobre género que el único criterio de la organización es el buen criterio de la organización (léelo de nuevo) . De hecho, dos de los cabezas del cartel de este año (Mykki Blanco y Eyehategod) son tan opuestos que me sorprendería que el recinto no empezara a girar en el espacio por polarización. Esto no sucedió, pero lo que sí había era un montón de distintas tribus urbanas cohabitando durante cinco días y llevándose bien, por lo que no sé si tengo que felicitarles por un festival bien hecho o recomendarlos para un Premio Nobel.
Publicidad