Cuando el moho se convierte en arte

FYI.

This story is over 5 years old.

Fotos

Cuando el moho se convierte en arte

La belleza aparece donde menos te la esperas, como por ejemplo, en el moho que sale por no limpiar bien las cosas y ser un poco guarro.

Siempre que existe una norma, tarde o temprano acaba por romperse. Por eso, no seguir con el plan de limpieza que estableciste con tus compañeros de piso con frecuencia desemboca en festivales de gritos o en amargura enquistada. Cuando nosotros decidimos mudarnos a vivir juntos hace unos años, elegimos deliberadamente el camino de la mínima resistencia. Nos ahorra las malas vibraciones, pero sigue teniendo algún que otro inconveniente. Después de un tiempo, de pronto se hace difícil adivinar quién es el responsable de la montaña de platos que se amontonan en el fregadero, o cuándo un tarro se convierte en un experimento científico y misteriosamente se oculta en el balcón durante unos días (o semanas).

Publicidad

Dado que las cosas más emocionantes que suceden en nuestro piso normalmente pasan en la cocina mientras cocinamos, comemos y limpiamos (o no limpiamos), y puesto que la mayoría de nuestras conversaciones —cosa nada rara para unos tíos que llevan años estudiando esa carrera— giran en torno al tema de la fotografía, era solo cuestión de tiempo que empezáramos a explorar el microcosmos de nuestra cocina, cámara en mano. Y desde entonces hemos utilizado este clásico método de documentación de forma habitual. A modo de aclaración, eso significa que, a pesar de que se desperdician toneladas de alimentos en Alemania cada año, no dejamos que saliera moho en nuestra sopa porque sí. Todas estas imágenes surgen de tesoros perdidos y hallados en el interior de nuestra nevera. De algún modo, la fotografía resultó ser la forma perfecta de terapia para algunos de los traumas visuales que nosotros mismos nos habíamos causado a lo largo de los años.