FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Varias mujeres nos cuentan por qué fueron infieles

Recientemente, investigadores de un campo de la biología evolutiva expusieron la teoría de que las mujeres están programadas de forma natural para no ser monógama. Preguntamos a varias por qué dejaron de serlo.

Foto por usuario de Pixabay aitoff vía

Todo el mundo es infiel. Mentirías si dijeras que nunca lo has sido, o que no has pensado en serlo, como mínimo. Recientemente, investigadores de un campo de la biología evolutiva expusieron la teoría de que las mujeres están programadas de forma natural para tener más de un compañero sexual a lo largo de su vida, lo que descarta automáticamente la monogamia de su repertorio de relaciones. El estudio reveló que las mujeres heterosexuales tienden a "asegurarse parejas de repuesto", por si su actual compañero deja de tener utilidad para ellas, ya sea porque su esperma no esté en condiciones óptimas o porque contraiga una enfermedad que reduzca su valía.

Publicidad

La idea de que los hombres son infieles porque de esta forma amplían sus posibilidades de tener descendencia se ha extendido socialmente durante mucho tiempo. Pero ¿obedece la infidelidad de las mujeres a estas mismas razones? para averiguarlo, me dispuse a preguntar a varias de ellas.

"Veía mi vida sexual inexistente extenderse indefinidamente ante mí"

Imagínate tener una relación de tres años en la que no hubiera sexo. Da igual, no te la imagines: yo la viví. Al principio no me importó demasiado que dijera que no creía en el sexo antes del matrimonio. Al fin y al cabo, yo también vengo de una familia bastante tradicional, pero pensé que quizá podría convencerle. Error: no hubo forma humana de bajarlo del burro.

Hoy siento vergüenza al recordar todas las noches en vela que pasé pensando que no le gustaba, y en la poca autoestima que tenía todo el tiempo que estuve con él. Para más inri, habíamos planeado casarnos poco después de graduarnos, por lo que sentía que no podía dejar la relación después de tanto tiempo y esfuerzo invertidos (nuestros padres incluso se habían conocido y ya teníamos cosas de la boda preparadas).

Me sentía atrapada y por momentos veía mi vida sexual inexistente extenderse indefinidamente ante mí. Así que, cuando un tipo me invitó a tomar algo con él y sus amigos, aproveché la oportunidad y me acosté con él. No fue maravilloso, pero me encantó la sensación de volver a sentirme deseada. Ni siquiera me importó que el tipo fuera virgen, aunque de eso me enteré después. El sentimiento de culpa no me atormentó mucho: resultó que mi novio me estaba poniendo los cuernos con una chica de su curso (así se reservaba él para el matrimonio), por lo que yo continué varios meses con el chico al que había desvirgado hasta que conseguí superar a mi ex.

Publicidad

— Surjit*, 23 años

"Cuanto más peso perdía, más hombres se fijaban en mí"

Durante mis primeros veinte, fui una chica corpulenta. Cada vez que salía por la noche, los tíos se reían de mi aspecto, por lo que acabé casi recluyéndome en casa. Luego llegó la moda de "comer sano" y a mí me dio muy fuerte, me apunté al gimnasio y dejé de comer porquerías.

En un año había conseguido quitarme veinte kilos de encima y parecía una persona totalmente diferente. De hecho, aún hay gente que no me reconoce cuando me la cruzo por la calle. Al principio quería perder peso por temas de salud, pero me di cuenta de que cuanto más peso perdía, más hombres se fijaban en mí. Inicialmente, me daba igual porque ya tenía pareja estable. Llevaba dos años con Rowan*, a quien había conocido en la uni y con quien estaba pensando en irme a vivir.

El hecho de recibir cumplidos me motivaba para seguir haciendo ejercicio. Pronto empecé a ser yo la que flirteaba. Lo hacía desde la inocencia, pensando que no hacía daño a nadie, porque en ningún momento se me había pasado por la cabeza dejarlo con Rowan: él había permanecido a mi lado siendo gorda y no quería ser de esas que dejan tirados a sus novios en cuanto consiguen un tipito.

Pero un día fui a una muestra privada de arte en Chelsea, donde conocí a un galerista que se mostró muy insistente. Era un tipo encantador y acabé dándole mi número de teléfono. Estuvimos dos semanas intercambiando mensajes hasta que finalmente concretamos una fecha para cenar juntos. Cuando Rowan se enteró de que nos habíamos besado, no tardó mucho en devolverme la bofetada, por lo que perdí un poco del respeto que sentía por él. ¿Que si he aprendido la lección? Pues no, la verdad. Sigo mensajeándome con el galerista y hemos quedado para la semana que viene.

Publicidad

— Samia*, 24 años

"Me pasé el fin de semana molesta con mi novio"

Como siempre estoy sin blanca, mi novio me pagó la entrada para ir a un festival de música, por lo que en parte me sentí un poco obligada a estar con él. Al final, casi no pude ver a mis amigos y mi novio me medio amenazó con no dejarme dormir en la tienda con él si hacía uno de mis "trucos de desaparecer". Empezaba a dudar de si lo nuestro tenía futuro, y mis dudas aumentaron después de aquello. No me gustó nada que se creyera con derecho a tratarme de cualquier forma solo por haberme pagado una entrada. En cualquier caso, yo tampoco quería deshacerme completamente de él.

Me pasé el fin de semana molesta con él, y cuando volvimos a Londres me fui directa a mi bar gay favorito, y allí me enrollé con Xavier, un español que estaba buenísimo. Aunque era algo más joven que yo, fue increíble. Lo di todo en la pista de baile.

Pasé varios días casi sin poder mover el cuello, que además tenía lleno de marcas delatoras. Para colmo de males, había llegado una ola de calor, así que no soportaba llevar collarín, aunque acabé poniéndomelo cuando quedé con mi novio. A pesar de las precauciones, mi novio se percató de los chupetones. Le conté una trola, diciéndole que había sido mi amiga, que no tenía clara su sexualidad y se enrolló conmigo en un bar. Por extraño que parezca, se lo tragó, y hoy todavía seguimos juntos. Sigo en contacto con Xavier por Instagram y confieso que cuando estoy muy cachonda nos mandamos mensajes privados…

Publicidad

— Charlie, 25 años

"¿Que si me arrepiento de haber sido infiel? Sí, pero también saqué cosas positivas de la experiencia"

Yo vengo de una familia muy religiosa. Cuando empecé en la universidad, me sentía muy confundida respecto a mi sexualidad y tenía bastante arraigado un profundo sentimiento de homofobia gracias a la educación de mis padres.

Durante el primer año, viví con 12 chicas y me aterraba pensar que alguien pudiera enterarse. Poco después empecé a salir con un chico, principalmente para convencerme de que era heterosexual. Para empeorar las cosas, resultó que él también era homófobo. Pronto conocí a una chica —en misa, paradójicamente— que también tenía muchas dudas sobre su sexualidad. Congeniamos mucho desde el primer momento y acabamos juntas.

¿Que si me arrepiento de haber sido infiel? Sí, pero también saqué muchas cosas positivas de la experiencia: por primera vez en mi vida, me sentía cómoda conmigo misma, y poco después de estar con ella, salí del armario. Aunque ya no estamos juntas, le debo mucho a esa chica.

— Maria, 26 años

*Se han cambiado algunos nombres para preservar la intimidad de las chicas.

@its_me_salma

Traducción por Mario Abad.