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72 horas en Mónaco con Michael Zee

'72 Horas' es una nueva iniciativa de Munchies y Martini en la que nuestros gourmets favoritos se embarcan en una aventura para descubrir cómo las ciudades más emblemáticas del mundo disfrutan del momento del aperitivo.

"72 Horas" es una nueva iniciativa de Munchies y Martini en la que nuestros gourmets favoritos se embarcan en una aventura para descubrir cómo las ciudades más emblemáticas del mundo disfrutan del momento del aperitivo. En esta segunda entrega, hacemos un recorrido gastronómico por las calles de Mónaco de la mano de Michael Zee, en busca del auténtico aperitivo de esta emblemática ciudad. Este episodio se ha realizado en colaboración con Martini.

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Mónaco se encuentra en uno de los enclaves más idílicos de Europa, por no decir de todo el hemisferio occidental. Su clima benigno, el ambiente y su proximidad al mar y a otros grandes placeres de la vida —como la cocina elaborada con productos frescos y las largas y agradables veladas— la convierten en un paraíso para los amantes de la buena comida.

Este diminuto estado linda con Francia por tres de sus lados, impregnándose de la joie de vivre gala, y con el Mediterráneo al sur, un catalizador de influencias gastronómicas sin igual. A solo unos pocos kilómetros de la frontera italiana, Mónaco ofrece una inmejorable cultura gastronómica con productos frescos, gentes agradables y competiciones deportivas vibrantes, entre las que destaca especialmente el famosísimo Grand Prix, que lleva celebrándose todos los años desde 1929.

Se dice que el circuito de Mónaco es uno de los más estrechos, complejos y exigentes que existen, lo que convierte el Grand Prix en uno de los eventos más esperados del año. Entusiastas de todo el mundo se reúnen en distintos puntos de la ciudad para ver esta electrizante competición, que este año se celebra el día 29 de mayo.

Igualmente interesante resulta la versión que ofrece Mónaco del tradicional aperitivo: bocados de productos de la mejor calidad, desde frutos secos o patatas fritas a deliciosos canapés con salsas frescas, todo ello regado con un Martini & Tonic.

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Mónaco goza de un mercado gastronómico privilegiado. No hay que dejar esta ciudad sin visitar lugares como el Marché de la Condamine, cuyas paradas ofrecen productos de calidad insuperable, desde pescado fresco hasta las piezas de carne más tiernas, pasando por especialidades autóctonas, como los barbagiuans (empanadas rellenas de espinacas y queso ricotta), la socca (una especie de crepe a base de harina de garbanzos) y las pissaladieres (una pizza aderezada con cebolla caramelizada y anchoas). En lugares como este, bajo el agradable sol monaguesco, es donde la exquisita variedad culinaria de la ciudad-estado se hace patente.

Los bares y restaurantes de Mónaco completan la experiencia. En una visita de 72 horas a sus numerosos y deliciosamente ambientados locales es posible llevarse una idea bastante decente de la amplitud de la cultura culinaria monaguesca.

El ambiente es un pilar básico en este rincón del mundo. Así, en el glamuroso distrito de Monte Carlo se ubica La Note Bleue, un restaurante, bar y club de jazz junto a la cálida arena de la playa de uso exclusivo para clientes. Aquí se puede disfrutar de una llamativa y variada carta de cocina de fusión inspirada no solo en la gastronomía de Francia e Italia, sino en la más exótica cocina asiática. Durante los meses que van de abril a octubre, La Note Bleue ofrece un entorno digno de película, con tumbonas de algodón blanco, olivos y el dulce rumor de la música jazz en directo.

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En verano, no hay mejor lugar para pasar las horas más cálidas del día que la playa de La Note Bleu, en buena compañía y disfrutando de la mejor comida y bebida frente al mar.

Son muchos los restaurantes de Mónaco, como La Note Bleue, que ofrecen una nutrida carta de marisco, pero hay uno que destaca por ofrecer lo mejor de la tierra. Entre los suntuosos muros de esta fusión entre carnicería y restaurante —acertadamente llamado Beefbar— puede degustarse una de las carnes más exquisitas del mundo: el kobe. De gran sabor, esta carne grasa es de las más caras y codiciadas, y el restaurante la exhibe con orgullo en neveras de vidrio. Posiblemente sea una de las experiencias culinarias más trascendentales que se pueda vivir, especialmente si se acompaña de un buen parmesano.

Plato de albóndigas del Beefbar

Ensalada de pulpo y carpaccio de salmón de A'Trego

La última parada de nuestro circuito culinario nos servirá para disfrutar de lo más puro de la brisa marina en A'trego, un lugar de belleza casi hiriente cuyo interior es obra de Philippe Starck y que ofrece increíbles vistas al Mediterráneo. En su carta pueden encontrarse platos frescos y ligeros para disfrutarlos al sol y en los que el mar es el eje central: tartar de salmón y atún, gravadlax y ensaladas elaboradas con productos de mercado autóctonos. Imagina la escena: un Martini & Tonic en la mano y un surtido de tentadores platos locales frente a ti mientras disfrutas del sol de Mónaco. Suena bien, ¿verdad? Si lo que prefieres es ir de terraceo, A'trego también es de lo mejorcito de la ciudad.