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Así será el mundo sin memes que quiere el PP

No es el retrato lo que hace gracia sino el ser retratado.

Ya lo sabéis —la información va a una velocidad vertiginosa—, el pasado 3 de noviembre una proposición no de ley que, supuestamente, ponía en peligro la existencia de los memes. Menudo drama.el PP planteó en el Boletín de las Cortes

¿Qué haremos sin memes? ¿Nos espera un futuro triste y gris donde el humor se limite a un uso particular? Es más, ¿podrán realmente hacer algo contra la proliferación de memes? ¿Puede prohibirse algo que forma parte de la tradición crítico-periodística (al fin y al cabo estamos hablando de tiras de humor)?

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La propuesta pretende adaptar la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen "a los cambios de la realidad social y a los avances tecnológicos alcanzados", se espeta en el boletín. Y continúa acertando que "nos encontramos inmersos en la denominada sociedad de la información, en la que la creciente presencia de nuevas tecnologías permiten la obtención y la difusión de información de una manera insólita". Según el grupo popular, esto supone una potencial amenaza para todos aquellos cuya vida privada necesite una especial protección, "un ejemplo de ello es la frecuente vulneración del derecho a la intimidad personal y a la propia imagen que se articula con la subida de imágenes por terceros sin el consentimiento de sus titulares". Por lo que parece a los tipos realmente les molesta esto de los memes.

La verdad es que tampoco queda muy claro cómo afectará realmente esta propuesta a los memes o a cualquier otro tipo de picaresca humorística de la red. De todas formas se trata solamente de una propuesta así que tampoco nos pongamos del todo nervioso. Aún no ha pasado nada.

De todos modos, fantaseemos un poco en un mundo sin memes de internet. ¿Sería esto posible? Digamos que ya hemos llegado a un punto en el que lo que hace meme a una imagen ya no es su modificación con fines humorísticos —digamos, añadiéndole un par de frases o photoshopeando un poquito la historia—, sino es el propio contexto el elemento clave para otorgar esta etiquetación.

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Una imagen, sin modificar, ya funciona como meme en sí misma si se expone en el sitio adecuado, y esto es, simplemente, inevitable e imposible de regular. Tomándole la palabra a Álvaro Ballén, profesional y maestro de las redes sociales aquí en VICE, "cada día se publica una foto que es susceptible de cachondeo". Y esta es la inevitable gran verdad.

Digamos que un preservativo relleno de cemento tirado en la calle no es lo mismo que un preservativo lleno de cemento expuesto en un museo o dejado encima de la mesita de noche de tu madre. Pues con las fotos de políticos, la cosa funciona igual —el tipo se atreve a comparar un condón con cemento con la política española, vamos bien.

Como ejemplo, hemos cogido algunas fotos que se han viralizado a partir de ser manipuladas y creemos que, joder, si las dejamos tal como son, siguen siendo igualmente ridículas y jocosas. Joder, no es culpa del meme, es culpa de LA VIDA.

Aquí abajo hemos reunido una pequeña colección de fotografías de nuestros ridículos que demuestran lo que acabo de decir, empezando por unos clásicos que se podrían considerar como protomemes: