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Cultură

¿Por qué nadie folla en los barrios que molan de Madrid, Barcelona o Valencia?

Usamos 'I Just Made Love', la app con la que compartes tu vida sexual con el mundo, para saber cómo y dónde copulamos los españoles

I Just Made Love es una de las fiebres sociales del año. Compartimos nuestra fecha de nacimiento, el fulgor y el final de nuestras relaciones sentimentales, nuestros cambios de peso, nuestras bromas más oscuras (#JeSuisZapata) y ahora, también (por qué no), los polvos que echamos. Y lo hacemos con IJML. Todos los expertos en tecnologías de la información y movilidad reconocen que una app capaz de sacar rendimiento al aspecto de la geolocalización está llamada a tener un uso diferenciado y posiblemente exitoso frente a aquellas herramientas que tienen una funcionalidad similar en un ordenador de escritorio. En ésta la funcionalidad está clara: aquí y así lo hemos hecho.

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El motivo por el cual publicamos un selfie o describimos con cierto anonimato las relaciones sexuales que acabamos de tener no están alejados. Así lo afirma Sandra McClean, piscóloga, sexóloga clínica y presidenta de ADESEX (Asociación Pro Derechos Sexuales): "relacionarse a través de este tipo de plataformas permite un ahorro considerable de tiempo y energía, ya que cada quien puede dejar claro a priori lo que busca y para qué", explica con total claridad. Y redunda en esta idea que la tecnología en lo referente a las relaciones amorosas y/o sexuales ha llegado hace demasiado tiempo y va a quedarse. Sin embargo, no es -gel de- oro todo lo que reluce: "sería interesante pararnos a reflexionar y valorar otras cuestiones tales como la pérdida de la calidez del flirteo, lo sutil de una mirada, una risa nerviosa, un roce intermitente, vacilante…"

Ay, qué tiempos aquellos de la incertidumbre, por no destripar le exceso de estímulos que una app como IJML supone para la corriente vouyerista de nuestras ciudades. Pero no menos curioso es comprobar como, tras meses de actividad en España de esta app los barrios protohípster –que, por esta condición, no se reconocen como tal- no tienen la inquietud de compartir lugar, fecha, hora y conocimientos del Kamasutra adquiridos. Antes cabe recordar que la herramienta permite compartir la ubicación, que la identidad real no tiene valor ni uso, que es habitual comentar el indoor o el outdoor del asunto y que, eso sí, lo que sí permite la app es el contacto entre personas. Y de ahí el interés concreto por un contacto que reitera su afición por 'los misioneros', por ejemplo.

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Malsaña, Sant Antoni-Poble Sec y Ruzafa NO FOLLAN

Haciendo una exploración rápida en la app, que ofrece un aspecto mucho más visual y amplio desde los smartphones que desde una web muy mejorable, se recorre la actividad de la fruición por barrios y distritos. Y, oh sopresa, oh dolor, quién nos iba a decir que, curiosiamente es en los barrios con mayor actividad cultural y donde los jóvenes con algún poder adquisitivo se instalan son donde menos check-ins de la cópula encontramos. Los mapas de Malasaña de Madrid, Sant Antoni y Poble Sec de Barcelona y Ruzafa de Valencia muestran un erial de polvos compartidos. ¿Por qué?

"Afirmar que en las zonas más intelectuales se practica menos sexo que en las áreas marginales o en los extrarradios donde, por lo general habitan personas de perfiles socioeconómicos más bajos, es caer en pensamientos cargados de prejuicios y estereotipos. Es una información que tendría que ser contrastada con datos verídicos y fehacientes muy difíciles de cuantificar, por la escasez de estudios que se realizan actualmente desde los organismos pertinentes y la carga de tabú que aún a día de hoy lleva consigo el acto sexual en sí, y no exclusivamente basarnos en el uso de una aplicación de móvil que no ha llegado a alcanzar los niveles de popularidad necesarios para poder hacer estimaciones basadas en la evidencia", sentencia McClean.

Lo que esta experta en sexualidad humana quiere matizar es que "si deberíamos tener en cuenta en relación a las conductas sexuales diferenciales de los distintos estratos sociales. No es de extrañar que en áreas de las ciudades en las que la oferta cultural y de ocio es más amplia, se tengan relaciones sexuales con menor frecuencia. El tiempo es el que es, no se puede comprar, por lo que la actividad sexual tiende a ser más reducida y, relegada a un espacio privado. En zonas más empobrecidas es más fácil que se le dedique más tiempo al sexo espontáneo y que éste se realice en espacios públicos como la calle, el coche, la playa o la plaza del pueblo, especialmente entre la población más joven que, en muchas ocasiones no disponen de un espacio privado en el cual desarrollar su actividad sexual".

Y, de vuelta a los prejuicios, ¿cabe alguna vinculación entre estos resultados y el aspecto aparentemente gélido en lo social y lo sexual de ese target dominante? "Es cierto que el estilo de vida y la estética pseudo intelectual hipster de clase media alta otorga una apariencia asexuada y fría, un tanto estereotipada también y artificial en cuanto a lo que se supone que es la naturaleza humana. Parece que el postureo precede al placer y la pasión. Pero tanto o más interesante es que, atendiendo a la otra cara de la moneda, la parte capa social que podría considerarse mediáticamente como choni, se encuentra aún a día de hoy en el epicentro de los embarazos no deseados y los nuevos casos ETS (enfermedades de transmisión sexual). Esto sí está vinculado a un incremento de actitudes poco saludables ante la propia sexualidad, aumentando las conductas de riesgo y reduciendo el uso de medidas preventivas durante estos últimos años entre las personas más jóvenes".

McClean ayuda a confirmar dos tendencias tanto o más interesantes que la ausencia de check-ins en los citados barrios de Madrid, Barcelona o Valencia: las zonas de cruising más conocidas de estas ciudades y los aledaños de las universidades y barrios residenciales de erasmus cumplen con creces con las expectativas de su estereotipo. Las playas de la Barceloneta y la Malvarrosa o el Parque del Retiro se confirman como las zonas outdoor predilectas de las tres ciudades y eso cuando la app, que en Estados Unidos ha empezado a despuntar en número de usuarios según la propia empresa, todavía tiene una actividad –sexual- iniciática en nuestro país.