Niños a prueba de balas

Foto cortesía de Amendment II

La matanza perpetrada en diciembre en una escuela de primaria en Newtown, Connecticut, indujo al país una fuerte depresión, a la que siguió un feroz debate en torno a las armas. Llegado enero, los tiroteos en otras seis escuelas estadounidenses hicieron que se propusieran “soluciones” que iban de armar a los conserjes a prohibir todas las armas, mientras que las ventas de compañías fabricantes de trajes, chalecos y hasta ropa de niño a prueba de balas ascendían a la estratosfera. Uno de estos vendedores, Amendment II, dispone de mochilas antibalas desde 300 dólares. Llamé al presidente de la compañía, Derek Williams, para preguntarle cómo iba el negocio.

VICE: Asumo por el nombre de su compañía que ama usted la Segunda Enmienda.
Derek Williams: Intentamos desarrollar productos que salvan vidas, pero todos somos portadores de arma oculta. Creemos firmemente en el derecho a llevar armas.

¿Cree que vender armaduras corporales anima de algún modo a la gente a comprar más armas?
Soy consciente de que, visto desde fuera, parece como si estuviéramos promoviendo la Segunda Enmienda para vender armaduras corporales, pero no hay una relación causa-efecto entre las armaduras y los tiroteos más allá del hecho de que el aumento de estos ha provocado que la gente quiera armaduras. Quiero recalcar esto porque hemos recibido un alto número de correos negativos de quienes dicen que estamos contribuyendo al problema de la violencia con armas.

Venden ustedes lo que llaman “armadura de diseñador”. ¿Qué significa eso?
Podemos hacer a prueba de balas cualquier cosa que tengas: chaquetas, camisas de vestir, cosas así. Los precios son altos; algunos productos cuestan 2.500 dólares. Estos los vendemos a famosos y a cualquiera que desee protección sin dejar de tener buena imagen.

¿Podrían hacer una boina a prueba de balas? ¿O una pañoleta?
Sí, sin problemas.

Hábleme de las mochilas infantiles que han causado tanta controversia. ¿Cómo surgió la idea?
En las ferias comerciales, la gente se me acercaba a veces y decía, “Esta armadura es muy ligera, yo querría para mi hijo un chaleco o una mochila, para que viniera conmigo de caza”, o “Mi hijo estaba en Virginia Tech durante el tiroteo [en 2007], no quiero que vuelva a correr un riesgo así”. Todo explotó tras el tiroteo de Connecticut, y ahora tenemos una lista de espera de cuatro semanas para nuestras mochilas.

¿No les preocupa a los padres proteger también el pecho de sus hijos?
Bueno, toda armadura deja puntos al descubierto. La semana pasada recibó un pedido de una mujer que quería un chaleco de color púrpura para su hijo de seis años. Ocurre que las mochilas te protegen la espalda si estás en una situación en la que tienes que huir. Si te estás atrapado, puedes agacharte en una esquina y poner la mochila delante de ti. Con suerte te dará unas posibilidades decentes de sobrevivir.

¿Deberíamos armar también a los niños?
No lo sé. Intentamos no meternos en política, pero yo personalmente creo en la Segunda Enmienda.

Sí, creo que eso ha quedado claro.

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