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Cultură

El curioso caso de las niñas a las que les crece un pene durante la pubertad

Jonny pasó los primeros años de su vida viviendo como una niña. Luego, a los 11 años, le creció un pene.
MW
London, GB

Catherine (izquierda) con su prima Carla, ambas güevedoces (que literalmente significa: huevos a los doce)

La pubertad es un momento difícil para todos. Algunos, sin embargo, tienen mayores problemas que unos granos y unos cuantos gallos embarazosos al hablar. Jonny pasó los primeros años de su vida viviendo como una niña. Luego, a los 11 años, le creció un pene.

Jonny pertenece a un pequeño grupo de personas en la República Dominicana conocidas como güevedoces, quienes parecen mujeres al nacer pero a cierta edad se convierten en hombres. Apareció recientemente en la serie documental de dos capítulos Countdown to Life, de la BBC, que analiza cómo el tiempo que pasamos en el útero afecta a nuestras vidas. Hablé con el presentador del programa, el doctor Michael Mosley, sobre su experiencia con los güevedoces y lo que aprendió al hacer la serie.

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VICE: Hola, Michael. ¿De dónde vino la idea para esta serie?
Doctor Michael Mosley: Los primeros nueve meses de vida son en gran parte algo inexplorado. Hasta hace poco, había sido muy difícil de estudiar, pero la tecnología moderna ahora nos permite visualizar las cosas mucho mejor y comprender qué está pasando. Pensamos que sería interesante sumergirnos en ese momento de la vida que es un poco misterioso y ver lo que sucede, así como lo que puede salir mal. Son tan solo nueve meses, pero todo lo que sucede en ese tiempo tendrá un papel importante en los próximos 30, 40, 50 años de nuestras vidas.

¿Cómo te enteraste de los güevedoces?
De hecho, oí hablar de ellos cuando estaba en la facultad de medicina, en la década de 1980. Un investigador de Cornell los identificó por primera vez en los años 70. Recuerdo que oí una conversación y pensé: ¡Eso es increíble! ¿Será verdad? Me atraía la idea de hacer un documental, pero nunca encontré una razón. Para esta serie dije: «Tenemos que hacerlo». Es una historia fascinante.

¿Este fenómeno sólo ocurre en la República Dominicana?
Se han identificado otros grupos en todo el mundo. Lo que pasa con la gente de la República Dominicana es que son muy tolerantes, mientras que en otros grupos a estas personas se les considera anormales y se las maltrata. En la República Dominicana, la actitud es muy de «Mira, a veces las niñas se convierten en chicos. Cosas que pasan». Es increíble lo tolerantes que son.

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El doctor Michael Mosley

¿Cuánto se sabe de las causas de este fenómeno?
Ahora sabemos mucho. Es muy extraño y muy emocionante, la idea de que mientras se acercan a la pubertad empiezan a cambiar de niña a niño y les crece un pene. Las causas se originan desde que están en el útero. Sabemos que hasta las seis semanas de gestación no tenemos el sexo definido. Es hasta entonces que, si se tiene un cromosoma XY, el cromosoma Y libera testosterona, y una forma más potente de la testosterona llamada dihidrotestosterona.

Si no se libera este andrógeno, te conviertes en chica. Lo que ocurre en los güevedoces es que carecen de la enzima que convierte la testosterona en dihidrotestosterona, por lo que, cuando nacen, parecen niñas. Tienen testículos, pero están ocultos en el interior del cuerpo y tienen lo que parece ser una vagina. Cuando llegan a la pubertad, sufren un incremento de testosterona y entonces les crece un pene y empiezan a parecer chicos.

¿Cómo lidian los niños con el cambio?
Muy a menudo, ya han visto que le ha ocurrido lo mismo a un primo, o algo así. Se presenta en un número relativamente pequeño de familias y en uno de cada 90 niños, por lo que se sabe que puede llegar a pasar. Con frecuencia, la persona tiene signos tempranos. Las madres dicen cosas como: «Siempre fue un poco marimacho». Aun así, a veces los molestan. Pero en general hay mucha aceptación.

En el documental, se ve cómo las familias tratan a los pequeños como niñas hasta el momento en el que comienzan a parecerse a varones, incluso cuando ya saben que se acerca el cambio.
Totalmente. En algunos casos, deciden seguir siendo niñas. Se someten a cirugía plástica. Ellos dicen: «¡Per bueno, si he sido una chica todo este tiempo, pues voy a seguir siendo una niña!». Entrevistamos principalmente a personas que se habían convertido en chicos y que estaban felices con el cambio. Pero sabía del caso de una tía de uno de los niños que entrevistamos, quien habían decidido que quería quedarse como mujer.

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¿Qué hemos aprendido de estudiar a los güevedoces?
El investigador que los estudió en la década de 1970 hizo todo tipo de investigaciones. Se dio cuenta que los hombres de edad avanzada en realidad no tienen próstatas prominentes. En la mayoría de los individuos, la próstata se hace más grande con la edad y eso conduce a todo tipo de problemas, como la incapacidad para orinar. De hecho, en la actualidad hay un fármaco que imita lo que ocurre de forma natural en los güevedoces y se utiliza para tratar la hipertrofia (agrandamiento) benigna de la próstata. También resulta ser muy eficaz en el tratamiento de la pérdida del cabello.

¿Crees que los güevedoces pueden decirnos algo sobre cómo vemos el género en nuestra sociedad?
Muestra lo increíblemente complejo que es. Una de las cosas que exploramos después fueron los niños transgénero, chicos que están convencidos de que son niñas desde una edad temprana, y viceversa. Creo que ocurre algo genético en el vientre materno en este tipo de casos y no es algo voluntario o social.

Solía pasar que la gente pensaba que se trataba, en cierta manera, de una especie de error y se podía decir que era algo tonto, pero la evidencia es muy, muy clara. Cuando no se le permite a un niño transexual cambiar de género, esto conduce a tasas muy altas de suicidio. Las personas nacen con diferentes necesidades. No podemos tratar de ignorar eso y fingir que todos somos iguales y vivir bajo una regla sencilla y obvia de género.

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Resulta fácil entender por qué este es un excelente ejemplo de cómo lo que ocurre en el útero puede tener consecuencias en el resto de nuestras vidas.
Lo que se puede ver con todo esto es que las cosas comienzan en distintas etapas en el útero y estas alterarán tu vida de diferentes maneras. En el caso de los güevedoces, supone una gran diferencia. Es un caso similar al de Mati, el niño transgénero que apareció en nuestra serie; su vida se formó en gran parte por algo que le sucedió en una etapa muy temprana.

Dijiste que hacer la serie cambió tu forma de pensar respecto al género. ¿En qué sentido?
Supongo que, desde hace un tiempo, he pensado que las hormonas en el útero pueden influir no solo en el físico, sino también en lo que le pasa a tu cerebro. No estoy diciendo que los hombres y las mujeres tienen diferentes tipos de cerebros, pero hay muchas pruebas.

En Cambridge trabajé en un programa con el profesor Baron-Cohen, que sostiene una teoría sobre empatizadores y sistemizadores. Los sistemizadores serían como la información y su recolección, y los empatizadores están más relacionados con los sentimientos. En términos generales, los hombres tienden a pertenecer al grupo de los sistemizadores y las mujeres en el de los empatizadores. Él cree que, y hay un montón de pruebas que lo demuestran, la exposición hormonal en el útero puede influir en eso. Pero es un área muy controvertida. La política de género es sumamente controvertida, por la razón obvia de que a menudo se utiliza para menospreciar a las mujeres.

¿Qué fue lo más sorprendente que aprendiste al hacer esta serie?
Muchas cosas diferentes. En el primer programa, observé el efecto que la dieta tiene en las primeras horas de la concepción y la gran diferencia que ésta puede llegar a representar. Me encantó conocer a la familia con seis dedos. Estaba muy contento de poder hacer un programa sobre los güevedoces, algo que me había fascinado desde hace mucho tiempo. Simplemente me encantó conocer a tanta gente inusual e interesante. Antes de empezar, pensé que sabía mucho. Resultó ser todo lo contrario.

¿Con qué te gustaría que se quedara la gente tras ver tu serie?
Que la gente sepa que existe este periodo maravillosos sin descubrir de tu vida del que no puedes recordar nada, pero que influyó en el resto de tu existencia. También un poco de fascinación y tolerancia.

Gracias, Michael.