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Vice Blog

LOS NEGROS JUDÍOS SALVAN EL MUNDO

"La gente necesita un lavado de cerebro cuando viene aquí por primera vez porque sus cerebros están sucios" informa el Ministro de Información de la ciudad, Ahmedial Ben Yehuda. "Les ayudamos a filtrar."
"Aquí" es la ciudad de Dimona, justo en el medio de Negev, en el sur del extenso desierto de Israel. Famosa por fabricar las bombas nucleares de Israel (¡uy! Perdona Shimon), esta ciudad dormida está ganando una segunda razón para visitarla. Es la casa de israelitas hebreos africanos, que me están enseñando su "experimento sociológico."

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Los jardines tropicales y las encantadoras casitas de madera me saludan. "Bienvenidos a la Ciudad de la Paz" proclama un signo orgulloso de sí mismo sobre nuestra cabeza. Los creyentes, conocidos como hermanos y hermanas, entran y salen de los jardines con monos largos y sueltos de algodón de estilo africano. Los hornos al aire libre que funcionan con energía solar calientan estofados veganos en el patio. No hay ruido de coches, ni humo de cigarrillos, ni basura ensuciando los inmaculados caminos. La atmósfera ultramundana es fantasmagórica, como si mis anfitriones habitasen un universo paralelo al siempre mundo ocupado en el que vivimos nosotros.
Empezó como un movimiento negro en la década de los 60 en Chicago, a partir de cuando la gente empezó a creer que los afroamericanos eran descendientes de los Israelitas bíblicos. En 1966 su líder espiritual y metalúrgico Ben Ammi tuvo una premonición que le llevó a guiar a sus seguidores a la Tierra Sagrada. Ahora llevan una vida próspera, con 3.000 hermanos y hermanas en Dimona y docenas de grupos por todo el mundo, desde Nairobi a Nueva York. Su fe no es religiosa, no rezan ni acuden a la sinegoga. Como señala Ahmedal, creen en"un estilo de vida lleno de rectitud", en perfeccionarse a uno mismo y a la comunidad mientras no dañan al medioambiente.
Entonces, un hebreo africano tiene que quitarse de cualquier vicio: aquí no se encuentran tabaco, alcohol, drogas ni condones. El ejercicio es obligatorio todos los días, reciben un masaje completo cada semana y un baño de colonia todos los meses. No tienen vehículos y está prohibido blasfemar –tal y como pude descubrir cuando algo me picó. Son veganos estrictos, como indica el Génesis.

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En hebreo, el culto tiene la misma relevancia que el trabajo, y el trabajo de la gente aquí consiste en vivir con rectitud. Los hebreos africanos no creen en el paraíso después de la muerte… Entonces, ¿para qué sirve todo esto?
Bueno, los beneficios físicos son increíblos. Según investigadores de la Universidad de Vanderbilt y de la Facultad de Medicina de Meharry, la comunidad tienen un riesgo muy bajo de contraer enfermedades cardiovasculares, cáncer u obesidad. Han alargado la esperanza de vida y los hebreos creen que pueden aumentarla aún más: "Cuando lleguemos a los 150 años, tendremos otra dentadura", asegura Ahmedial con optimismo. "Enseñamos a la gente a no sólo vivir más, sino a llevar una vida eterna", dice el médico y sacerdote abhir HaCohane.

No siempre ha sido tan optimista. Cuando Ben Ammi llevó a la gente al hogar en 1969, el gobierno Israelí no estaba sorprendido. La definición del Estado de judío no los incluía a ellos, y les negaron la ciudadanía. "Cuando llegamos aquí no parecíamos como los demás", asegura Ahmedial explicando la tensión que en 1986 hizo que el ejército les persiguiera y les pidiera que se fueran.

Abhir HaCohane hace que los hombres jóvenes se avergüencen en el centro preventivo de salud.

En esa mala época, sin permisos de trabajo o servicios sociales a los que agarrarse, la comunidad se apoyaba en sí misma. "Empezamos a construir nuestras propias instituciones," dice Ahmedial, "como el centro preventivo de salud. No podíamos permitirnos ponernos enfermos e ir al hospital así que teníamos que evitar ponernos enfermos." Ahora hay un sentimiento general entre los hermanos de que los médicos son unos mentirosos y la ciencia médica moderna es una farsa. "El progreso puede darse si se derriba un hospital y se construye un estudio de grabación," insiste Ahmedial.

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"Tres cosas están matando a la gente:" dice el sacerdote-gurú de la salud Abhir HaCohane, un veterano de dos encuentros con Haile Sallasie y una persona que duerme ocasionalmente en camas de caracoles, "desayuno, comida y cena. El arma de destrucción masiva es el McDonald's. Volviendo a casa, el 75% de las mujeres afro-americanas son obesas. Aquí, quizás el 5%, y son de las que no hacen lo que les decimos."

Es un comentario desenfadado, pero el papel de la mujer aquí ha generado críticas. "El hombre es el jefe de la casa," dice Ahmedial, "una mujer puede hacer lo que quiera una vez ha terminado las tareas del hogar." Su entusiasmo por la poligamia, ha sido otro foco de conflicto con el estado. Ahmedial me cuenta que en África es algo natural debido a la alta proporción de mujeres por encima de los hombres, lo que me recuerda a la Universidad de Nottingham, pero en ambos casos suena como una excusa conveniente.

La hermana cantante Marquia, con una mujer que acaba de llegar de Benin. Si es verdad que las mujeres están subyugadas aquí, parece que no les importa.

Las relaciones de la comunidad son al estilo de una buena y vieja comuna hippy. La comida., el dinero y las posesiones se comparten. Las disputas se resuelven por la vía de la discusión que van subiendo en la jerarquía desde los "senior" hasta los hermanos "coronados," y si es necesario hasta los ministros e incluso un líder espiritual, Ben Ammi. Si la discusión falla, el último recurso es la expulsión, que es además el castigo por pecados como el adulterio. Ahmedial está orgulloso de contarme que estas técnicas son la razón de que no haya casos de asesinato, ni violaciones, ni abusos de drogas ni mendigos ni hambre en su historia.

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Ahora que la supervivencia ha sido prácticamente garantizada mediante la adquisición del estatuto de residente permanente, los hebreos africanos están tratando de ganar amigos e influir sobre las personas. Sus intereses de negocio incluyen la industria de la ropa de algodón africana, dos restaurantes veganos en Tel Aviv y la primera fábrica de tofu en Israel. Se pretende dar a los extranjeros una muestra de su estilo de vida complementando los ingresos de la comunidad.

Estos fondos han hecho posible su próximo gran proyecto: la fortaleza de lazos con África. Cada mes, Ahmedial y otros embajadores vuelan a Ghana, Kenya y Suráfrica, ayudando con proyectos humanitarios y enseñando consejos para una vida saludable. Si esto suena como si fuese un trabajo de misioneros, Ahmedial no está de acuerdo. "Es simplemente un estilo de vida," pero añade, "somos muy claros acerca de querer influenciar a la gente."

Cuando hablamos acerca del viejo país y del Tío Sam, el ministro de información está convencido de su inminente destrucción. "Cuando ves el huracán Katrina, tienes que pensar: Esto es una acción correctiva. Queremos estar del lado del creador. Cuando una selva se destruye, ¿crees que nadie escucha a los árboles gritar? A menos que haya un cambio radical, la implosión en cámara lenta de los EE.UU. continuará hasta que [las medidas correctivas] les abrumen."

El primer ciudadano israelí completo de la comunidad, Elyakim Ben Israel nacido en Chicago.

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Nadie en la "ciudad de la paz" tiene ninguna duda de que ellos son los elegidos; las sonrisas encantadoras están prácticamente tatuadas en cada cara. Como Elyakim Ben Israel, el primer ciudadano completo de la comunidad, me contó con convicción "La tierra sagrada necesita a gente sagrada, y nosotros sabemos sin un atisbo de duda que somos esa gente." Nuestro deseo es ser vistos como la luz del mundo," dice Ahmedial, y añade, "y lentamente estamos llegando a la gente."

Parece poco rico viniendo de alguien que profesa su odio hacia los blancos. "Hemos transcendido la raza hace tiempo," me corrige Ahmedial, poniéndome en la dirección de Ovade Driggers, su yerno y el primer residente permanente blanco de aquí. "No, no me siento fuera de lugar para nada, me cuenta Driggers convencido. "Crecí en un barrio habitado en un 70% por negros en Alemania, así que no me molesta."

Driggers se interesó por la narrativa hebrea africana cuando estaba trabajando en la oficina de una tienda de muebles en Atlanta. "Fue en el tiempo en el que estaba casado, pero mi mujer se divorció de mí cuando tiré toda la carne de la nevera. Pensó que había perdido el juicio. Finalmente tuve mi momento de realización en la cárcel cuando decidí venir a Israel." Driggers está ahora felizmente casado con una chica en Dimona. Dice que su familia ha sido un gran apoyo: "Más bien lo opuesto a la reacción de mi mujer."

Otra sorprendente novedad para la comuna, es el dicharachero y gracioso Harry el Sucio, el ex-policía Maher de 76 años procedente de Chicago. "Vi que la comunidad negra era como un contendedor de basura, le policía tenía que sentarse en la tapa para mantener el mal olor alejado. Esto es el paraíso comparado con América," dice. Levantando 50kg de peso y poniéndolo a quemar en una rueda de molino, él es el chico del póster en el pensamiento colectivo.

Pero a pesar de las alegrías de la pureza, la larga vida y la influencia positiva de la comunidad, es difícil envidiar a los niños que crecen aquí. La música está duramente censurada por referencias sexuales, se necesitan diez reuniones con un sacerdote para empezar una relación, el contacto con la sociedad existe, pero está muy limitado. Como el personaje de Henry dijo en el Retrato de Dorian Gray de oscar Wilde, "Es buena idea sospechar de un hombre que se niega a disfrutar de los placeres básicos de la vida." Al salir de la comuna, mientras rechazaba la propuesta de una comida de soja, el sentimiento fantasmagórico comenzó a disminuir y en la distancia vi a un vendedor de kebab.

KIERON MONKS

Fotos de Daniel Wegrzyn