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Cultură

Finalmente Gee Vaucher habla con nosotros

White punk on hopeGee Vaucher fue miembro de Crass y es una artista que hizo algo del artwork más representativo del punk rock. El estilo de sus collages y pinturas ha sido copiado de forma descarada por otros 890.786 artistas en las portadas de sus...

Child 1, 2007

Gee Vaucher fue miembro de Crass y es una artista que hizo algo del artwork más representativo del punk rock. El estilo de sus collages y pinturas ha sido copiado de forma descarada por otros 890.786 artistas en las portadas de sus discos de mierda. Gee vive en Dial House en Epping Forest, Essex, junto con Penny Rimbaud, con quien hablamos en el número Antimúsica. Nos conocemos desde hace años pero nuestras peticiones anteriores para que colaborara en la revista siempre habían sido educadamente declinadas.

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La primera vez que se lo preguntamos fue después de enviarle una copia de un Photo Issue del cual estábamos especialmente orgullosos y ella nos dijo algo como, “Bueno, estaba mirando todo esto que sale en vuestra revista y me parece una basura.”

La última vez que nos vimos fue en el Raindance Film Festival, después de que, amablemente, nos ayudara a meter en la selección del festival nuestras películas Swansea Love Story y La guía VICE de Liberia.

En la rueda de preguntas que hubo después de la proyección, Gee preguntó a gritos, “Vale, está muy bien hacer estas películas sobre gente pobre en Liberia pero,  ¿por qué no hacéis algo al respecto, empezando por rascaros el bolsillo?”.

Gee, que ya pasa la barrera de los 60 años, está actualmente trabajando en una serie de dibujos de niños, los cuales guarda en un establo junto a las vacas. Tuvimos una conversación sobre Dagenham, Charles Saatchi comprando el alma de la gente, y los peligros de vivir en una comuna.

Vice: Hablemos sobre los últimos trabajos que has hecho.
Gee Vaucher: Son unos retratos muy grandes, de unos dos metros, de niños que han visto demasiadas cosas que no deberían de muy pequeños. He intentado hacerlos sin un género específico. Tu mismo sacas tus propias conclusiones. Me gusta la tenacidad de los niños. Aunque se encuentren ante situaciones horribles, consiguen superarlas y se dan cuenta de que hay más por lo que vivir.

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¿Los pintaste de memoria o los inventaste?
Suelo hacer collages, y luego los pinto. Hay un par de ellos que están inspirados en fotos, pero obviamente no son reproducciones. Mi trabajo nunca es el mismo dos veces –va de grabados a esculturas a pintar en lienzos.

¿Qué te llevó a hacer collages?
Estaba trabajando en Nueva York por aquél entonces. Hacía pinturas muy detalladas.

Mucha gente pensaba que el trabajo original de Crass, como el del disco Feeding of the 5000, eran collages.
Ya, pero eran dibujos. Empecé a hacer collages cuando me di cuenta de que no podía entregar un trabajo de un día para otro –querían pinturas o lo que fuera de tres por tres metros, y eso es imposible. Así que empecé a combinar recortes con pintura. Me gustaba mucho que las pinturas parecieran collages, así que empecé a trabajar en ello para mi misma, sin comisión.

Penny Rimbaud, San Francisco 2008

¿Por qué estabas en Nueva York?
Sinceramente estaba allí porque había estado viviendo toda mi vida en el mismo sitio –en Dial House, donde aún vivo. Necesitaba distanciarme. Pensé, bien, si voy a trabajar dentro del sistema prefiero hacerlo en Nueva York en vez de en Londres porque por aquél entonces si trabajabas como ilustrador en Londres te trataban como una mierda. Te tocaba ilustrar las ideas de mierda de otra gente, y eso no era la idea que tenía yo de la diversión.  Nueva York era muy diferente, muy respetuosa. Trabajaba como ilustradora política así que me encargaban cosas fantásticas.

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¿Como qué?
Cubrí noticias como la corrupción de las orlas en los colegios y cómo obligaban a los padres a que las compraran, y por cuánto dinero. Eso lo hice para el New York Times, así que fue bastante guay. Tenía carta blanca: te daban la historia, la leías y tenías vía libre para trabajar en ella. Nunca hago un primer boceto, pero ellos me decían, “Haz un esbozo para ver cómo lo vas a enforcar” y yo me quedaba en plan, “Estás flipando.” Así que hacía la pieza final y les encantaba. Cada vez el tema a tratar era más bestia –hice un trabajo sobre Freddie Cowen, un simpatizante Nazi que vivía con su madre y un día cogió su colección de pistolas y empezó a disparar a gente desde lo alto de un edificio y luego se suicidó. Luego hice la historia de Carlos el Chacal. Tuve que hacer la ilustración después de que disparara a [Joseph] Sieff, el líder Sionista [británico].

Hice muchas cosas para el New York Times y para otras revistas como Ebony, lo cual me gustaba porque me llevaba bien con la gente que trabajaba ahí y fue un reto muy guay. También hice algunas cosas para High Times.

¿Qué diferencia había entre el Reino Unido y Estados Unidos?
Eran muy estrictos y acabé optando por no hacer ningún trabajo que requiriera el uso de la imaginación.
No me gusta trabajar con gente que no me gusta –nunca lo haría, ¿qué sentido tiene? Es una pesadilla. Me gusta conocer a la gente para la que voy a hacer el trabajo y eso es totalmente posible más a menudo de lo que parece. A veces no es posible y tienes que tener una conversación con alguien al otro lado del Atlántico, hablas con ellos, te mandan sus ideas –nunca he tenido problemas con eso. A veces haces las cosas a cambio de nada, porque no tienen nada que ofrecerte.

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¿Has tenido agente alguna vez?
No. No me interesa. Estoy contenta con mi trabajo, estoy contenta de poder apañarmelas sola y me entusiasmo mucho cuando alguien me ofrece un espacio para trabajar ya que me gusta mucho montar exposiciones. ¿Qué más puedo pedir? Vendo algunas cosas. No intento ganar millones.

En los últimos 20 años el mercado del arte se ha vuelto loco.
Es algo que pasa siempre en la recesión. Nunca se hunde.

Inside Head, 2009

Con tu experiencia en el mundo del arte, ¿viste algún cambio cuando apareció gente como Charles Saatchi y comercializaron el arte?
Bueno, no es sólo la comercialización del arte, es algo más como, “Allá van de nuevo los bastardos.” Es un poco como coger un grupo de chavales y convertirlos en un producto, convertirlos en estrellas. Cuando eres tan joven no puedes soportarlo. Cuelgan una gran zanahoria delante de tus narices, con fama en una mano y dinero en la otra, y en el momento que quieres salir de eso te mandan a la mierda. Eso es lo que le pasó a mucha gente de Goldsmiths. Saatchi compró un montón durante un año y después se deshizo de todo. Creo que jodieron a un montón de buenos artistas. Hoy en día la gente joven ve el arte como una forma de ser una estrella. No puedes vender tu alma, y creo que Saatchi compró muchas almas. No es aceptable. Vale, un par de ellos han tenido éxito, pero la mayoría se han quedado por el camino. Es muy difícil conseguir vivir a costa de tu trabajo. He sido muy afortunada toda mi vida, he ganado dinero con mi trabajo pero no tengo expectativas de futuro. Mientras tenga mi jodido estudio y pueda ir allí con materiales, yo ya soy feliz. Y si no tengo materiales saldré a la calle a encontrarlos, joder.

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Inside Head 2009

¿Cómo decidiste ser artista?
Bueno, es lo típico –eres un crío que te gusta el arte y no te rindes y continúas haciéndolo.

¿Dónde te criaste?
Dagenham. Los padres y las madres de todos los chavales trabajaban en Ford o Allied Trades así que lo que intentaban en el colegio era alejarte de las calles y prepararte para un trabajo de ese tipo. Sólo hacíamos un par de excursiones pero a mi me parecía bien porque las fábricas eran bonitas. En el suelo de las fábricas habían cubetas del tamaño de esta habitación llenas de colores, colores de pintalabios, me encantaba. No consiguieron seducirme para trabajar en Yardley, pero fue una cosa bonita de ver. Entonces intenté matricularme en la escuela de arte local y me cogieron por mi trabajo. Por aquél entonces, aunque lo único que tuvieras fuera un buen portafolio te aceptaban. Cuando hablo con los chavales sobre arte, muchos de ellos dicen que van a hacer un doctorado en arte y yo siempre les digo, “¿Creéis que Picasso perdería el tiempo con un doctorado?” La única razón por la que vas a la escuela de arte son los materiales. Cuando iba a la escuela de arte todo era gratis. No sé cómo la gente puede permitirselo hoy en día. Ahora no hubiera podido ir a la escuela siendo de Dangenham y con el salario que tenían mis padres. Es terrible.

De pequeña, ¿qué dirías que influenció tu sensibilidad artística? ¿Te llevaron tus padres a galerías?
No, nunca fui a ninguna. Sólo teníamos algunos libros de Charles Dickens. Solía copiar muchas cosas de los periódicos y las revistas y recuerdo que un día en el colegio un profesor me dijo, “Deberías dejar de copiar y hacer algo tu misma.” Me quedé bastante sorprendia y no sabía qué hacer. Presenté uno de mis dibujos a un concurso pero me descalificaron porque tenía cosas escritas en él. Era un dibujo de la última cena en una cueva y Cristo tenía la piel azul y había otra persona sentada en la mesa con un cartel que decía “Ban the Bomb”, y me descalificaron. Ojalá aún lo tuviera, la mesa era verde, era muy curioso. Pero bueno, después gané otras cosas. Una vez gané un libro de “Cómo dibujar” , cosa que me pareció genial –ahí es cuando dejé de presentarme a concursos.

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¿Qué pasó después de que dejaras la escuela de arte?
Me puse a trabajar tres días a la semana en un centro diurno de arte en Barking. Las escuelas iban a pasar el día y hacer cosas.

¿Vivías ya en Dial House?
Tenía mi propia casa a dos millas de Dial House. Decidí no mudarme con el grupo, quería ser independiente. Pero después de un tiempo me mudé a Dial House. Creo que no tenía sentido tener que llevar el aspirador y el cortacésped calle arriba y calle abajo.

¿En qué momento viste claro que ibas a hacer toda la parte gráfica de Crass?
Ya me conoces, soy terrible –me das la mano y te cojo el brazo. Me encanta trabajar con gente y he tenido que aprender a frenarme porque si alguien hace una sugerencia me la tomo muy en serio y eso le puede molestar a según quién. Por aquél entonces estaba haciendo trabajos para mi y trabajos para el periódico International Anthem y realmente no recuerdo como surgió la cosa. Volví y lo hice, seguí haciéndolo y continúo haciéndolo. Me viene una idea y tengo que plasmarla, soy muy rápida. Es difícil para la gente que no es tan rápida pero aún así son ideas igual de válidas. Pero ahora estoy empezando a pensar, vaya mierda. Esa es otra de las razones por las cuales me gusta trabajar sola, no me gusta que me controlen de ninguna forma, soy muy exigente. Si alguien no me da carta blanca puedo dar mucho por culo.

Children, 2007

¿Alguna vez te han hecho algún encargo y luego te han presionado para que cambiaras algo?
Me fui de Nueva York porque empecé a notar que mi trabajo estaba dejando de ser aceptado. Tuve que modificar una pieza y me sentí sucia así que me dije a mi misma que si eso volvía  a pasar, dejaría la ciudad. Y volvió a pasar, en New York Magazine; encima ni usaron la pieza. Así que era el momento de marcharme. Mi vida ha estado siempre muy ligada a la casualidad; el grupo se acababa de separar, mi trabajo se empezaba a mover—simplemente era el momento correcto para irse. Siempre he tenido mucha suerte en ese aspecto. Me puedo quedar atrapada en medio de la nada y de repente alguien aparecerá de entre los arbustos para ayudarme.

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¿Eres religiosa o supersticiosa?
Religiosa es una palabra extraña –espiritual es mejor. Mis padres eran Metodistas, hace poco que me di cuenta de ello. Fui a la exposición de Banksy en Bristol y cuando estaba paseando por la ciudad me topé con un centro comercial. Miré a la izquierda y vi la iglesa de Wesleyan, la miré y pensé que tenía que entrar para tomar un respiro de todos esos “¡Compra! ¡Compra! ¡Compra!” que me rodeaban. Subí las escaleras y habían un montón de salas para contar historias y de repente todo cobró sentido –¡mis padres eran Metodistas! No sé por qué me costó tanto darme cuenta. Mi padre era muy bueno contando historias –no historias religiosas, más bien historias de risa, a los vecinos les encantaban y venían a escucharlas. Todo viene de ahí. ¿No es eso raro?

No hay mucha iconografía en una iglesia Metodista comparada con una iglesia Católica, ¿no?
No hay iconografía –se basa en la experiencia y en contar historias. Hay una historia en concreto que mi padre solía contar. Está ambientada durante la guerra. La família se había mudado a Dangenham y él tenía gallinas en el jardín. Habían un montón de bombardeos en Dangeham y un trozo de metralla le hizo un corte en el cuello a una gallina. Pues bien, mi padre amaba a sus gallinas porque ponían huevos para los niños, así que salió corriendo, cogió a la gallina y le gritó a los vecinos, “¡Traedme algodón y una aguja!” y uno de los bromistas que vivía al lado le contestó, “¿Qué color quieres?” No lo pillé la primera vez. Todo el mundo se rió porque conocían la situación. Cuando crecí, lo entendí.

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Me encantaba el compañerismo que había allí, nadie cerraba las vallas trasera para que así pudieramos pasar, todos tenían la llave, todos daban y compartían, era una comunidad genial. Y como todos habían vivido siempre en comuna –ya sea en Dagenham, o Dial House, o incluso en Nueva York, todos los del edificio se conocían.

Inside Head, 2009

¿Qué te gusta de vivir en comunidad?
Me gustan los extremos. Me gustan las aventuras del trabajo en equipo y Dial House siempre ha sido un reto. La mayor parte del tiempo ha sido fantástico, a veces una pesadilla, pero ya sabes, con cada situación aprendes algo sobre ti mismo porque todos tenemos muchísimo que descubrir de nosotros mismos. Y por supuesto, también te encuentras con situaciones donde aparecen tipos que están al borde del infierno.

¿Alguna vez has sentido que vivir así sea peligroso?
No, la verdad es que no. Mira, había un tipo que era un borracho, se bebía tres botellas de vodka por la mañana. Era bastante sorprendente porque parecía que no le afectaba. Tampoco comía. Alguna vez tuve que obligarle a comer pan. Vino a vivir aquí y le dije, “Si quieres salir adelante tienes que tratarte mejor.”  Para mi fue difícil decirle, “Sólo una noche,” así que tuve que llevarle a otro sitio, no podía soportarlo. Viviendo en una casa así te vas a encontrar con estos casos una vez al mes.

¿Cuál es tu forma favorita para expresarte—películas, dibujos, música?
Me gusta todo. A ver, si quisiera pintar un lienzo pero me obligaran a hacer una película, entonces no me gustaría. Hago las cosas como las siento. Por ejemplo, esta semana encontré un retrato que hice y que no me gustaba e iba a pintar otra cosa encima, pero me he dado cuenta de que tiene algo así que voy a trabajar de nuevo en él. Espero terminarlo dentro de unos días.

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¿Cuántos habrás hecho una vez lo termines?
Seis. Los guardo en el establo con las vacas. No tengo otra opción. Preferiría no tener que guardarlos ahí, pero no tengo otro sitio donde ponerlos.

¿Alguna vaca se ha comido algo alguna vez?
No. Me gustaría guardarlos de forma adecuada, pero no tenemos espacio suficiente. Ya me va bien para trabajos tan grandes.

¿Te proponen montar muchas exposiciones?
Sí, me proponen muchas cosas e ideas, y tengo que dar un paso atrás y pensarmelo bien. Es como volver a trabajar en las ideas de otras personas y yo lo que necesito es carta blanca. Me encanta viajar y me encanta hacer cosas pero también me encanta meterme sola en el estudio, si no me siento falsa. Si me piden montar una exposición y no tengo trabajos nuevos no me siento cómoda porque me agobio. A veces voy al estudio y no hay nada, pero siempre sucede algo. Me han pedido hacer una exposición muy grande el año que viene, y otra el año siguiente en París, así que necesito recopilar bastantes cosas para entonces. Necesito el tiempo y el espacio para hacerlo, necesito forzarme y experimentar, y eso requiere tiempo. Soy precavida.

Oh America, 1989

Dictator, 2008 // Great Scott, 2008

Bussiness as Usual, 2010

Welcome to Palestine 2008 // Classic Head, 1993

Bull, 1997

Inside Out, 2010