El doctor Charlie Miller imparte en la Universidad de Manchester Teoría y Práctica del (Neo)Avant-Garde, un curso que abarca a todo quisque, de Georges Braque a Crass. Actualmente está escribiendo un libro tituladoThe Ambivalent Eye: Picasso and Surrealismy comisariando una exposición sobre Picasso y Salvador Dalí que se podrá ver en Barcelona, San Petersburgo y Florida. Le pedimos que posara su mirada crítica en nuestro nuevo libro de arte favorito,New York D!@K, la recopilación que ha hecho Galen Smith de garabatos de pollas y dibujos guarros en carteles de anuncios de Nueva York, publicado por Mark Batty Publisher.
Esta mezcla de genitales y diferentes partes del cuerpo es muy típica de diferentes ramas del surrealismo. Artistas como Miró y Picasso gustaban de alterar el orden del cuerpo sexual. Pero ésta de aquí es también una manera infantil de subvertir ese tipo de imágenes sexuales. El hombre está disfrutando la foto de una tía buena y ahí surge la grotesca posibilidad de un pollón umbilical.
Podemos hablar de estos dibujos en términos de la lógica del fetiche, el cual, según describió Freud, es el sustituto del falo materno, ese falo con el que, conjeturaba Freud, los chicos fantaseaban que sus madres habían tenido anteriormente. Tras el descubrimiento de la diferencia sexual, el chico deduce que la mujer ha sido castrada y esa es la razón por la cual el chico—siempre según Freud—accede a la ley del padre y el fetiche se convierte en un recuerdo a su anterior creencia en el falo materno.
Este es brillante, ¿no? En cierto modo se puede interpretar en términos del simbolismo de la Palabra de Dios. Si asocias la Palabra con una especie de presencia paternal primaria, se podría alegar que hay una lógica fálica o falocentrismo en esta polla-porro de doce papeles. A menudo, en las representaciones tradicionales de Jesús, se ve una espada saliendo de su boca. De hecho, hay un versículo en el Apocalipsis al respecto, pero aquí es claramente una polla.
Tengo la impresión de que estos dibujos están bien subvirtiendo o recontextualizando la publicidad, bien completando la lógica sexual del anuncio. Una de las claves del consumismo consiste en sexualizar el artículo o convertir en artículo la sexualidad, reutilizar la sexualidad, un orden dominante de la economía. Y muchos de estos cipotes ponen esto de manifiesto, aunque de una forma muy, muy obvia.
Este es el conjunto de garabatos simples y familiares que todo el mundo hace en los libros en la escuela: pintar los dientes y dibujar unas gafas, un bigote y una polla volando. Existe, de hecho, toda una tradición clásica de pollas voladoras como una especie de amuleto de buena suerte. En el arte romano estos falos alados eran un símbolo de buena suerte o fertilidad. Estos de aquí son una mera expresión infantil de antiautoritarismo, si bien algunos son bastante efectivos. Otros son, simplemente, crudas fantasías de sociópatas.
Jean Clair dijo que la mirada es la erección del ojo. Hay una asociación entre la mirada masculina sobre un objeto femenino y una erección. En la iconografía del psicoanálisis los ojos están asociados con el falo; Edipo se los arrancó como sustitutivo de la castración. Aquí encontramos a una mujer con pollas oculares. En estos casos parece darse una celebración de la alteración de la normativa hetero en materia de relaciones sexuales establecida por los pósters.
Bastantes de estas imágenes de base son religiosas y, de hecho, los genitales de Cristo fueron muy importantes en el Renacimiento. Había una teología sobre los genitales de Cristo y a menudo se le sugería una erección, o en escenas de Natividad encontrabas a María señalando la polla de Jesús. Hay un libro muy bueno sobre ello, La sexualidad de Cristo en el arte del renacimiento y en el olvido moderno.
Publicidad
Publicidad