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Cultură

Stephane Hessel entrevista | Time for outrage

Desde que se publicara en octubre de 2010, el manifiesto ¡Indignaos! de Stéphane Hessel ha vendido alrededor de tres millones de ejemplares y ha sido traducido a más de 40 idiomas

Foto cortesía de La Voix De L’enfant

Desde que se publicara en octubre de 2010, el manifiesto ¡Indignaos! de Stéphane Hessel ha vendido alrededor de tres millones de ejemplares y ha sido traducido a más de 40 idiomas, lo cual no está nada mal para un breve panfleto de carácter político escrito por un hombre de 94 años. Aunque, claro, Stéphane Hessel no es un nonagenario corriente: hablamos de un auténtico héroe de la Resistencia francesa que sobrevivió a dos campos de concentración y colaboró en el borrador de la ONU de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¡Indignaos! expresa de una forma tan cautivadora su descontento con las últimas décadas de opresión política y financiera que provocaría el despertar político hasta del más lerdo fan de Jersey Shore. No es sorprendente que el panfleto haya creado controversias, pero Hessel las puede capear todas. Hace poco hablamos con él y el hombre nos sonó tan robusto y agudo como siempre.

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VICE: ¿Por qué cree usted que se le ha criticado por incitar a la “indignación porque sí” y condonar la violencia?

Stéphane Hessel: La gente que no va más allá de leer el título tiende a interpretarlo de forma errónea. Coincido en que la indignación porque sí no conduciría a ningún sitio. La indignación debe arrojar un resultado, y ese resultado debe ser un compromiso, la aceptación de una responsabilidad, y eso es lo que te conduce a la acción.

¿Es aceptable la ira si ésta se traduce en salir a las calles y destruir cosas, como sucedió en los disturbios de Londres del pasado agosto?

Aquello fue algo muy específico: una cuestión de choque de culturas y de personas a las que no se les estaba dando el reconocimiento que se les debería dar. En los suburbios de nuestras grandes ciudades esas cuestiones son importantes, pero no deberían confundirse con el movimiento general de los indignados, que es una lucha no violenta contra los poderes financieros.

¿Cómo se puede luchar contra un enemigo así?

Es más difícil luchar contra un enemigo tan indefinido como los poderes financieros que contra un ejército extranjero que está ocupando tu territorio. Pero es igual de importante. Es una lucha que puede llevarse a cabo movilizando a la gente de a pie para que ejerza su poder electoral, y concienciándola de que las cosas pueden y deben cambiarse. Los problemas a los que nos enfrentamos hoy son tan peligrosos como el fascismo, el estalinismo y otros movimientos que fueron derrotados llamando a la resistencia ciudadana.

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Asumo que apoya usted el movimiento Occupy.

¡Sí! Nuestros gobiernos no prestan atención a importantes valores como las injusticias sociales y la conservación del planeta. Por tanto, es el momento de protestar.

¿Qué le diría a la gente joven que cree que el mundo está jodido sin importar lo que ellos hagan?

Mi primer mensaje es que, si abres los ojos, encontrarás algo que es inaceptable y que te sacará de tu indiferencia. Te preocuparás, como debería ser, y sentirás la necesidad de hacer algo. Ser eficiente no es imposible, incluso para grupos reducidos, si tienes determinación. La indiferencia siempre ha existido. Incluso en la 2ª Guerra Mundial, por ejemplo; la Resistencia en Francia era una pequeña minoría. Pero esa pequeña minoría al final fue aceptada como la necesaria guía para el futuro. Si permitimos que las cosas sigan funcionando como hasta ahora, dentro de 20 años ya no será posible vivir en este planeta.

¿Cree usted que el mundo puede cambiar para mejor?

No sólo es posible sino que es seguro y es necesario. Vivimos en un mundo que necesita una transformación radical. Cuando esa necesidad se sienta en todo el mundo, ese cambio sucederá. Lo que espero es que suceda pronto, porque ya hemos perdido una década.