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Cultură

Qué hacer cuando tu pareja te empieza a hablar de chakras y "nuevos niveles de conciencia"

Desde que empezó con esas clases de yoga que algo ha cambiado. Ya puedes acostumbrarte a conceptos como "ayurveda" o "Estrella del Alma".

Recuerdo perfectamente la primera vez que me di cuenta de que algo raro estaba pasando. Estaba en casa haciendo alguna mierda con el ordenador cuando me entraron unas irrefrenables ganas de cagar, fui al baño y mientras las heces salían de mi cuerpo atisbé una mancha verde extraña por el rabillo del ojo. Era un flyer colocado al lado derecho del lavabo —que quedaba ligeramente a mi izquierda, delante de mí—, abandonado como por error.

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Podría haberse tratado del típico panfleto de ofertas de pizzas que te lees mientras cagas o esos dípticos fotocopiados que alguna señora te da al pasar por delante de una iglesia y que te hablan de Jesús y de la salvación y que te lees con cierta ironía mientras defecas, pero no, se trataba de un flyer promocional de un centro de yoga. Me lo leí porque no había nada más a mi alcance y mientras lo hacía empecé a preguntarme qué coño estaba haciendo y, más importante, qué estaba haciendo ese panfleto en el baño de mi casa. En ese momento no lo sabía pero se acababa de abrir una puerta que nunca más volvería a cerrarse.

Supongo que muchas personas habrán vivido alguna situación similar, ese momento en el que tu pareja empieza a adentrarse en ese maravilloso y tumultuoso mundo de la meditación y la nueva conciencia. Primero son esas inocentes clases de yoga de dos días a la semana —algo que se vive desde una perspectiva totalmente deportiva; "es algo que hacen en la mayoría de gimnasios" te dices a ti mismo, "no hay ningún jodido problema"— pero luego vienen los libros de meditación, las piedras con energías y la medicina alternativa. Pobre criatura, lo de las clases de yoga solamente era el primer escalón hacia una de las peores experiencias de tu vida.

Soy consciente de que aquí estoy teniendo unos prejuicios detestables y desde el punto de vista de la gente que está metida en este tema debo parecer una persona extremadamente cerrada y cargada de odio. Tengo que decir en mi defensa que he visto las mentes más brillantes del siglo XXI sucumbir a estas promesas de liberación; personas que se han rendido a una mezcla de apatía y enajenación que más que abrir mundos encierra a los individuos en pequeñas jaulas perceptivas.

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Pronto toda su vida girará alrededor de todos estos conceptos y si bien la meditación es algo recomendable, no lo es pasarse el día con las piernas cruzadas y los brazos extendidos en vez de ir a —digamos— trabajar para ganar algo de dinero o socializar con las personas para no quedarte absolutamente solo. Tú ves desde fuera como esta persona está apartándose de la realidad y esta persona —vamos, tu pareja— percibe como tú te estás quedando atrapado en esta realidad superficial. Es un diálogo imposible y ninguno tiene más razón que el otro, es entonces cuando la convivencia se convierte en algo raro.

Deepak Chopra. Imagen vía

Recuerdas como en el historial del navegador empezaste a encontrar cosas raras como vídeos de "música para meditar", charlas de Deepak Chopra y material conspiranoico sobre el nuevo orden mundial, Monsanto y la verdad sobre el 11-S —de algún modo hay una conexión entre la búsqueda de estos nuevos estados de conciencia y las conspiraciones más rocambolescas. Todo consiste en rasgar el velo de lo que nosotros consideramos la verdad y descubrir un nuevo canal para reinterpretar la realidad.

Como víctima de este nuevo sistema de percepción del mundo, deberás lidiar con nuevas y extrañas rutinas impuestas por tu pareja que pueden hacer replantearle todo esto de seguir saliendo con las personas, así en general. Siempre habías tolerado eso de que se tomara tan en serio las movidas del horóscopo e incluso llegaste a ver como algo normal —aunque eso ya fuera un indicio de que las cosas podían torcerse— que te pidiera la hora exacta de tu nacimiento para hacerte la carta astral completa.

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Lo de las clases de yoga estaba bien pero cuando empezó ese curso para sacarse un "título" para dar clases de kundalini viste que ya no había vuelta atrás, estabas presenciando en directo la metamorfosis total de tu pareja acompañada de la redecoración de tu hogar; todos esos cuadros de mandalas estaban empezando a acumularse en las paredes de vuestra casa, convirtiéndose en un problema serio para la salud de tus pelotas.

De repente, un día te das cuenta de que estás intentando ver Husbands en el ordenador de tu casa pero no puedes porque la persona con la que vives está muy cerca de ti meditando y escuchando en bucle el "Ong Namo" de Snatam Kaur y los putos cascos que utilizas para aislarte dentro de la película no son suficientes como para apaciguar la música exterior.

Te giras y ves que esa persona está sujetando unos putos minerales raros con las manos. Miras a tú alrededor y ves infografías de chakras colgadas en las paredes e inciensos a todo gas encima de las estanterías. Cuando vas a la nevera a por un poco de Bezoya para calmarte te encuentras con botes raros que ha hecho tu pareja y que contienen como un brebaje hecho a base de ajo y jengibre que "van muy bien para las defensas". Y entonces ves que ya no hay ni una puta botella de Bezoya en casa porque, joder, esta es otra; no sé por qué pero esta peña bebe mucho agua durante todo el día y cada cuatro días tienes que estar comprando packs de seis botellas de agua y joderte la espalda.

Esto del agua tiene algo que ver con la limpieza linfática que está haciendo o puede que sea algo de medicina ayurvédica o de reiki o de búsqueda de la Estrella del Alma o yo qué sé. La verdad es que tantos nombres raros te están volviendo loco y deseas que, ni que sea por un momento, tu pareja vuelva a ser esa persona que conociste hace cinco años cuya adicción a las canciones de Romeo Santos te avergonzaba pero que era mejor que esto. "Joder, por el amor de Dios, que vuelva a los tiempos de Romeo y se olvide de todo esto", te repites hastiado.

No tienes nada que hacer contra todo esto. Algunas veces quedas con sus nuevos amigos —hace tiempo que dejó de verse con la gente que no empatizaba con este "movimiento"— y piensas que están tarados y ellos piensan que tú eres un perdedor y la comunicación no funciona y ves que solamente hablan de temas relacionadas con la conciencia espiritual y Dios y todo esto y ni siquiera hay tías buenas en ese grupito y solo quieres largarte a casa y ver una película o algo.

El único momento que tienes de libertad es cuando se larga a una masía cerca de Salou con estos nuevos amigos del yoga y hacen esas sesiones de ayahuasca para alcanzar estados de conciencia superiores, incluso a veces lo hacen quemándose veneno de piel de sapo en la piel o algo así, tú tampoco haces demasiadas preguntas. Se pasan el fin de semana drogados y tu aprovechas para poner música de verdad en casa y freírte unos buenos frankfurts con queso que hagan que todo el piso apeste y ese olor a incienso se largue de una vez por todas. Quitas esos putos cuadros de la pared, invitas a un colega, ponéis unos discos de Sebadoh y haces como si todo fuera, por un par de días, normal.