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Una Casa De EmpeÑos En... Helsinki & Estocolmo

Helsingin Pantti es la cadena de casas de empeño más grande de Helsinki, con 11 tiendas en la capital de Finlandia. El local más reciente abrió coincidiendo con un aumento de pobres-que-venden-sus-objetos-más-queridos-por-cuatro-chavos. Ahora facturan...

ENTREVISTA DE ELIN UNNES

FOTOS DE JOHANNES ROMPPANEN

Helsingin Pantti es la cadena de casas de empeño más grande de Helsinki, con 11 tiendas en la capital de Finlandia. El local más reciente abrió coincidiendo con un aumento de pobres-que-venden-sus-objetos-más-queridos-por-cuatro-chavos. Ahora facturan 800 operaciones al día, lo cual hace que el resto del mundo de los empeños parezca como si no se estuviera esforzando lo suficiente. Ralf Karlberg trabaja en esto desde 1982.

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Vice: ¿Cómo te está tratando la recesión?

Ralf Karlberg:

Observamos un buen incremento en el negocio el año pasado, que ha continuado este año. La cantidad y el valor de los objetos han subido también.

Voy a hacer de adivino: la mayor parte de tu inventario es joyería.

Sí, sobre el 80 por ciento.

¿Lo pasa mal la gente que te compra cosas?

Es curioso, pero no. Del 5 al 6 por ciento de las cosas que recibimos acaba en una subasta y ese número no ha aumentado. En los 90, cuando la crisis bancaria, tampoco observamos ninguna subida en ese sentido. Parece que cuando las cosas van mal, la gente está aún más colgada de las cosas que ha comprado. Aunque no sean capaces de recomprarlas cuando expira el préstamo, harán todo lo posible por pagar las tasas y extender el préstamo lo máximo que puedan.

¿Ha intentado alguien empeñar una bola gigante de pelo púbico o algo igualmente comprometedor?

En los 80 vino un hombre y se sacó la dentadura postiza directamente de su boca. Y no eran dientes de oro. Me la dio y dijo, “¿Qué puedes darme por esto?”.

¿Qué es lo más valioso que alguien ha intentado empeñar?

Aceptamos hipotecas, algunas hasta de 85.000 euros.

He escuchado que en Nueva York, las esposas trofeo están tan paranoicas con que sus maridos pierdan el trabajo y se divorcien que compran pieles caras y van a las esquinas a venderlas aún con las etiquetas. Es como si se estuviesen creando su propio plan de pensiones. ¿Ocurre esto aquí?

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Aún nos traen pieles de visón de lo más estrambótico, pero nunca son nuevas. Las únicas cosas nuevas que recibimos son electrónicas, cosas que la gente parece ansiar mucho pero de las que se cansan al cabo de una semana.

ENTREVISTA Y FOTOS DE LUCA DEASTI

Empeñar las pertenencias es un pasatiempo popular en Suecia. Las tiendas de compraventa se encuentran por todo Estocolmo, pero la mayoría son pequeñas y feas. Decidimos, por tanto, acudir directamente a una de las mayores cadenas, Pantbanken Sverige, y hablar con su presidente, Peter Sundström.

Vice: ¿Qué incidencia ha tenido la actual coyuntura económica mundial en el tipo de objetos que vienen a vender los clientes?

Peter Sundström:

Todavía nos traen oro, que siempre ha sido el principal negocio de las casas de empeño. Anillos de compromiso, cruces de primera comunión, pulseras, collares… Gracias a la inmigración nos está llegando mucho oro exótico, objetos antiguos de Asia y de Oriente Medio.

El precio del oro está subiendo, ¿verdad?

Sí. Está en 700 euros la onza. En 2002 estaba a 235. La depreciación de la moneda ha hecho que el oro aumente su valor, pero sólo es una buena inversión si compras cuando está bajo y lo vendes cuando se encarece.

¡Pura matemática!

No es buen momento para comprar oro, pero en este tipo de locales no podemos decidir cuándo comprar, obviamente.

¿Cuál es la pieza hecha de oro más extraña con la que se ha encontrado?

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Un día vino un hombre con un cinturón de oro que pesaba ¡ocho kilos! Tenemos un montón de clientes de raza gitana, gente que lleva cinturones de oro en las fiestas y las bodas. Entre una y otra ocasión especial los traen aquí, los recompran cuando los necesitan y al día siguiente vuelven a venderlos.

¿Y lo más raro que han intentado venderle?

Una vez vino un hombre que quería vender sus caballos de carreras. Le tuve que explicar que sólo tratamos con objetos que podamos tener dentro de la tienda. Eran bellos animales, pero evidentemente no los podíamos tener aquí.

Nada de mascotas.

No si están vivas. ¡Fíjate en estos colmillos de elefante! Son del siglo pasado. Nos hicimos con ellos hace una década, pero no los podemos vender. Son ilegales.

Su principal negocio es vender los objetos que la gente no puede conservar, ¿no?

No. Nosotros somos más bien como un banco. En el 90 por ciento de los casos la gente devuelve el préstamo en un plazo de seis meses. He tenido clientes que han venido con el mismo anillo de boda tres veces en un año, en serio.