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Una Casa De EmpeÑos En... MÉxico Df & Bruselas

El Nacional Monte de Piedad se fundó en 1775. Su sede, un enorme edificio del siglo XIX, está en el corazón de la zona vieja; así es como funciona, tal y como nos explicó José Luis Arregin, su agente responsable: los clientes faltos de pasta traen sus...

ENTREVISTA Y FOTOS DE ZARATUSTRA VÁZQUEZ

El Nacional Monte de Piedad se fundó en 1775. Su sede, un enorme edificio del siglo XIX, está en el corazón de la zona vieja; así es como funciona, tal y como nos explicó José Luis Arregin, su agente responsable: los clientes faltos de pasta traen sus pertenencias y aquí se las compran por la mitad de su valor. Si los propietarios no devuelven el préstamo a tiempo, el objeto es vendido y la mitad del dinero se le envía al cliente. No suena mal, ¿no? Lo que pasa es que conozco gente que dice no haber recibido nada. Claro, que la mayoría de esas personas fuman marihuana y a menudo omiten detalles importantes.

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Vice: ¿Alguna historia rara que contar?

José Luis Arregín:

Un hombre trajo las cenizas de su padre. El tasador le explicó que no podía aceptarlas, pero el tipo dijo que su madre acababa de morir, su cuerpo estaba aún en la cama, y necesitaba el dinero. El tasador las aceptó bajo la descripción “Reloj de arena sin pedestal”. El hombre regresó para recuperar las cenizas días después.

¿En alguna ocasión han sido estafados?

No, nuestro equipo está muy preparado. Sí vemos a menudo gente que ha sido estafada. Una vez vino un cliente a empeñar un Rolex. Tenía una factura que especificaba que había pagado más de 7000 euros por él. Le dijimos que era falso y se puso como loco, gritándole a todo el mundo. Nos acusó de intentar robarle y que éramos unos mierdas. Montó un gran escándalo pero al final le convencimos de que le habían engañado.

¿Y viene gente intentando empeñar seres vivos?

Hace un tiempo vino un hombre con un león.

¿Lo trajo con correa, o vino con una foto?

Lo trajo, dentro de una furgoneta. Esperó su turno y, cuando llegó a la ventanilla, le pidió al tasador que saliera y comprobara que el león estaba en buen estado. Así era, pero por supuesto no quisimos hacernos cargo de él.

Pobre bicho. Es probable que ese hombre estuviera convencido de que ustedes iban a poder ayudarle.

¡Y lo hacemos! Abrimos una sucursal en la costa, y un marino vino con una quijada de tiburón con cuerdas de guitarra entre los dientes. Sonaba muy bien. Nos dijo que estaba en un gran apuro financiero y que aquel era el único objeto de valor que tenía. El tasador se conmovió y aceptó la quijada, describiéndola en el libro como “Arpa”.

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ENTREVISTA DE LANDER DEWEER

FOTOS DE ULRIKE BIETS

Este año, el Mont-de-Piété, en el barrio obrero de Marollen (Bruselas), celebra su 390º aniversario. El único establecimiento de este tipo que hay en Bélgica lo dirige el Gobierno y tiene aspecto de haberse construido para la clase alta. Mantuvimos una breve conversación con una empleada, pero los seguratas nos echaron al intentar sacar una foto. Esto es lo que averiguamos antes de ver puerta.

Vice: ¿Cuáles son las reglas de la casa?

Jenny:

Las reglas del Mont-de-Piété son muy sencillas: todos pueden venir aquí y empeñar sus objetos de valor. Lo que más se ve es la joyería, arte, relojes y antigüedades. Nuestros expertos tasan los bienes basándose en su valor estimado y entonces hacemos un contrato de préstamo. Los clientes siempre reciben dinero en efectivo.

¿Qué sucede después con estos bienes?

El 95% vuelve a manos de sus propietarios tras devolver el préstamo. El 5% restante sale a subasta. La mayoría de nuestros clientes sólo desea dejar aquí sus objetos de valor. Hace poco un hombre nos ofreció una enorme estatua de bronce porque se iba de viaje dos semanas y no quería dejarla en casa.

¿Han tenido incidencia en el negocio los últimos reveses financieros a escala global?

Seguro. Nuestra clientela ha aumentado mucho en los dos últimos meses. La gente que no puede pagar las facturas sabe que siempre les podemos echar una mano. No hacemos preguntas.

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Tras la expulsión, nos encontramos con una interesante mezcla de clientes: ricos, pobres, blancos, negros, viejos, jóvenes, hombres y mujeres. Todos tenían en común una evidente sensación de bochorno y ningunas ganas de hablar. (excusa favorita: “No hablo holandés; ni francés, ni inglés”). Finalmente, Nikira accedió a responder a un par de preguntas a condición de que no le hiciéramos fotos.

Vice: ¿Qué hace una chica tan maja en un sitio como éste?

Nikira;

Está claro, necesito dinero. Voy a ir a Marruecos a visitar a mis padres y tengo que telefonearles mucho preparando el viaje. Eso me va a costar dinero, y yo gano poco.

¿Has empeñado algo que tuvieses en gran estima?

Unos collares y pulseras que me regaló

mi ahora ex marido. Ya no vivo con ese hombre y no puedo llevar tres collares a la vez, así que…