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Una Casa De EmpeÑos En... Londres & Nueva York

La casa de empeños ha sido durante mucho tiempo una manera útil de calibrar al británico medio que está pasando una semana de vacas flacas o que tiene una dura adicción a la heroína. El lugar tradicional de descanso para los Rolex falsos supuestamente...

ENTREVISTA Y FOTOS DE JUSTIN MULCAHY

La casa de empeños ha sido durante mucho tiempo una manera útil de calibrar al británico medio que está pasando una semana de vacas flacas o que tiene una dura adicción a la heroína. El lugar tradicional de descanso para los Rolex falsos supuestamente ha experimentado una reciente subida en su negocio, al menos según los tabloides. Pues resulta que el negocio va bien, pero es que nunca ha ido realmente mal. Fuimos a H&T Paddington para hablar con la subdirectora Daisy Esguerra acerca de cómo es ganarse la vida timando a los menos afortunados.

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Vice: Hola. Por favor, explícanos cómo funciona tu tienda.

Daisy Esguerra:

Damos préstamos sobre la joyería por encima de su coste. Por ejemplo, la gente empeña perlas por 135 libras y damos un 8% de interés. Ofrecemos al cliente un contrato de seis meses y por cada mes hay una tasa de un 8% de interés fijo.

¿Ha afectado la situación de la economía al negocio?

Realmente están viniendo más clientes y parece que hay una horquilla más amplia de nacionalidades. Tenemos un montón de enfermeras, trabajadores de hospitales y gente que trabaja en tiendas y busca dinero en metálico.

¿Viene muy a menudo gente con los ojos llorosos que tiene que separarse de algo que les es muy querido?

Muchos de los nuevos clientes están nerviosos por tener que deshacerse de sus propiedades, pero has de utilizar tu buen juicio. Encontramos diferentes tipos de comportamiento según el cliente. A veces vienen muy preocupados y otras veces están furiosos. Lo mejor que puedes hacer es escucharles. La gente viene y me cuenta la historia de su vida si les dejo. Pero si alguien viene buscando pelea, es mejor no ponerse a su altura.

¿Nunca has discutido con alguien?

Intento no hacerlo. Una vez vino una clienta con un trabajador social. Se llamaba Daisy y creo que tenía problemas mentales. Se había puesto pintalabios por toda la cara y resultó que tenía una vida difícil y que era viuda. Quería empeñar un anillo que nunca pensé que alguien podría traer. Tuvimos que darle con jabón y agua porque el anillo tenía piel por toda la cara interior. Ahora es una clienta habitual y, aunque a veces viene un poco maltratada, tiene una buena mentalidad y sabe cómo expresarse. No puedes ser demasiado melindroso con tus clientes.

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ENTREVISTA Y FOTOS DE ELLIS JONES

La mayoría de casas de empeños en los USA son un desastre lleno de objetos absurdos y totalmente inútiles que se hacinan en habitaciones pequeñas que huelen a basura, pies y tristeza. Por extraño que parezca, las de Nueva York son impecables. Algunas no tienen demasiado inventario, así que los dueños se relajan tras grandes paneles de cristal a prueba de balas, escuchan a Lil Wayne y resuelven sudokus. Visitamos a Brian Cabrera, el amabilísimo propietario de cinco Boroughs Pawn, para que nos acompañase en el negocio de cambiarle a la gente sus tesoros más queridos por pasta en metálico.

Vice: Perdóname por haber pensado que este sitio sería asqueroso. ¡Está muy limpio! ¿Qué es lo que te vende la gente?

Brian Cabrera:

El 80% es joyería. Y oro.

¿Algún cambio sustancial desde que el dólar se hundió?

Estamos viendo a un tipo de gente que no te esperarías: sindicalistas, carteros, profesores, policías… El negocio siempre ha sido constante; la gente va a las casas de empeño cuando la economía está bien y cuando estamos en recesión. La gente no siempre viene porque no le pagan en el trabajo.

¿Son muy estrictas las regulaciones de casas de empeño en Nueva York?

Bastante estrictas. Los precios que cargamos están regulados. Nos dicen cuánto se supone que tenemos que cobrar, cuántos meses debemos tener los objetos y qué hacer cuando nos los quitamos de encima. Son regulaciones estatales y federales. ¡Wall Street no tiene regulación y mira qué ha pasado! Probablemente han destruido los Estados Unidos para, como mínimo, los próximos quince años.

¿Y alguna historia triste que contar?

Una mujer vino aquí mientras esperaba a que le cortasen la luz. Le dieron media hora, ¡así que vino corriendo para conseguir un par de pavos y seguir con electricidad! Imagínate cómo sería todo sin casas de empeños a tu alrededor. Yo te lo diré: sería mucho peor.

Me estás asustando.

Imagina un cliente que trae su pantalla de 19 pulgadas. Cuesta entre 80 y 100 dólares y yo le doy 20. Tiene que esperar un día o dos para cobrar su cheque. Piensa en la gente que estaba viviendo cheque a cheque antes de la recesión y en cómo están viviendo ahora. Es muy triste. Y encima ves que los ricos siguen haciéndose más ricos.