Las peores historias que te inventaste para ligar

FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Las peores historias que te inventaste para ligar

Pues eso. La lías un día para hacerte el interesante y la mentira te persigue. Hay veces que incluso te llegas a creer tu propio bulo. Estas son las peores historias que la gente se ha inventado para ligar.

Ilustraciones por Luis Armand Villalba

Te acaban de invitar a una de aquellas fiestas en las que van cortando jamón del bueno y hay vino gratis y el ambiente es genial para marcarte un planazo. Hoy pillas fijo. Miras a tu alrededor para hacer una primera ronda de reconocimiento y te das cuenta de que el tema se está poniendo interesante, muy interesante.

De pronto centras tu mirada en tu objetivo y no la retiras hasta obtener como mínimo una sonrisa de vuelta. Se te acerca el tipo en cuestión y habláis un rato.

Publicidad

Intentas buscar un tema en común. Lo importante es no aburrir. Hablas sobre la música, el calor que hace o sobre cómo mola el sitio donde aquél tío que te suena pero no conoces de nada ha organizado el tinglado.

No sabes cómo pero te acabas inventando la mitad de tu vida y exagerando la otra mitad solo con el fin de llamarle la atención y que se interese por ti. Lo que tenía que ser un rollo espontáneo de verano se convierte en tu pareja, y, en fin, ya es demasiado tarde para retirar todo lo dicho.

Esas mentiras que te inventaste para ligar, y que un buen día resultaron no ser ciertas… Primero llegó el matiz, más tarde introdujiste algunos cambios en tu versión, luego desmentiste haber dicho nunca eso y finalmente niegas haber dicho nunca aquello. No, no mentiste sobre tu edad para que te aceptasen como voluntario en Malawi. No sabes nada de Malawi y ahora intentas hacer creer a tu pareja que cuando decías Malawi querías decir Madrid y 'voluntariado social' era 'viaje de colegas'. Vaya.

Estas son las peores historias que algunos se han inventado para poder ligar.

FINGÍ VIVIR EN CASA DE UNA AMIGA DURANTE MUCHO TIEMPO

Solía usar bastante el Tinder para ligar y siempre daba la dirección de una amiga para que mis contactos no supieran dónde vivo realmente. Había tenido ya alguna mala experiencia con perturbados que habían llegado a mi casa borrachos a las tantas de la madrugada y no quería volver a pasar por ello.

Estuve tres meses (los que salí con un mismo chico) fingiendo vivir en casa de mi amiga porque me daba cosa que supiera dónde estaba mi verdadero hogar. Cuando me decía de ir a mi casa le decía que prefería ir a la suya. Algún día que me había acompañado a mi casa (la de mi amiga), había esperado un tiempo prudencial, y luego me iba a la mía que estaba bastante lejos.

Publicidad

Sé que quizás soy un poco rara… pero me parece que es como una invasión de intimidad total, y me siento más incómoda reconociendo que no quiero que sepan a dónde vivo que inventando una mentirijilla de nada. Tengo que reconocer que mi amiga tiene un ático que mola mucho y yo vivo en una caja de cerillas… Eso también influye y por eso tampoco me apetece que vengan a mi casa.

— Lidia Santiago

Me inventé que era una modelo rusa que estaba de paso por España

Fue hace unos dos años aproximadamente, cuando tenía 18. En esa edad eres más joven y necio, y te inventas cualquier cosa para pasártelo bien. Habían venido unas amigas (rusas como yo) a verme y nos fuimos de fiesta a una discoteca. Allí conocimos a un grupo de chicos que parecían bastante interesantes y para pasar el rato nos inventamos una historia cada una.

Yo me inventé que era una modelo de Moscú que había venido a Gerona a pasar una semana. Como todas hablábamos ruso entre nosotras, los chicos se lo creyeron. Fue bastante fácil tenerlos al bote.

Uno de ellos, al escuchar que era modelo vino hacia mí y me preguntó mi nombre y mi edad. Estuvimos hablando un rato y yo me metí en el papel. Rápidamente vi que el chico solo iba a lo que iba y me parecía tan patético que se hubiese creído aquella historia y que solo por ello hubiese mostrado interés que me cortó todo el rollo y no quise nada con él.

Me pidió mi número de teléfono y yo le dije: "¿para qué lo quieres? Si mañana ya no estaré por aquí". Entonces directamente me dijo que quería que follasemos porque no nos veríamos más. Así, sin más. No me gustó nada la situación. Ahora no me inventaría mi vida para ligar. Visto en perspectiva me parece una tontería, aunque no me arrepiento de haberlo hecho, es una anécdota más que explicar.

Publicidad

—Ivanna Boshchuck

Me inventé que era piloto de aviación

Estudié para ser piloto de aviación, pero nunca he ejercido como tal. Como no tenía pareja estable casi nunca, cada vez que conocía a un chico le decía que trabajaba para una aerolínea internacional y que estaría pocos días por allí. De este modo era yo quien controlaba totalmente la situación y podía pegarle un toque cuando me apeteciera con la excusa de que había volado otra vez a la ciudad o algo por el estilo.

Un día conocí a Álex y hubo algo distinto entre nosotros. Más allá del sexo empezamos a coger confianza el uno con el otro y la cosa funcionó bastante bien hasta que decidimos que quizás era hora de que la relación fuese a más.

Al principio él no sospechó nada. Yo viajo mucho por trabajo y cada dos por tres cojo la maleta, así que era bastante habitual verme con una maleta bajo el brazo. Pero cuando empezamos a compartir piso se dio cuenta que mis horarios eran demasiado habituales (de lunes a viernes de 9 a 6) como para que mi mentira cuajara.

Cuando me di cuenta de que mi mentira se estaba haciendo pedazos, empecé a salir de noche con amigos y a volver pronto a casa, y sin apenas haber dormido volvía a marchar. Incluso llegué a quedarme en casa de otros amigos a dormir una semana entera para que no me pillara.

Un día en el que se suponía que debía estar por Singapur nos encontramos de fiesta. Cuando le intenté explicar la verdad ya no hubo remedio. Decidió romper conmigo y fui consciente de que me lo había ganado.

Publicidad

—Jorge Peña

MENTÍ SOBRE MI EDAD A LA CHICA QUE DESDE HACE DOS AÑOS ES MI NOVIA

Después de estar más de diez años con la misma chica, un sábado por la mañana me dejó. Fue una situación bastante complicada porque al llevar tantos años juntos nuestra vida entera estaba montada alrededor de nuestra relación. Además justo acaba de cambiar de trabajo, con lo que en cuestión de unos meses, mi vida cambió por completo.

Como hace tanta gente, para huir de la sensación de que todo a mi alrededor se estaba desplomando, me refugié en uno de mis grandes hobbies: la fiesta. Fueron unos meses bastante intensos, bastante llenos de alcohol y otras cosas, divertidos y miserables a partes iguales. No voy a entrar en detalles, pero bueno, cualquiera se puede imaginar la clase de cosas que pasaron.

El caso es que una noche, recuerdo que era durante el Primavera Club en Barcelona, apareció una chica. Nos pusimos a hablar y realmente me encantó. Creo que fui yo quien le preguntó la edad y me dijo: "Tengo 24".

Visto con perspectiva, la respuesta que di después creo que mejoró mucho mi vida a corto plazo, la destrozó a medio e hizo de ella un paraíso a largo plazo. Me explico. "Yo tengo 34", fue mi respuesta.

Diez años de diferencia son bastantes, pero es que en realidad yo tenía 38 por aquél entonces. A ella la diferencia de edad no le asustó, más bien al contrario, y de hecho dormimos juntos aquella noche y empezamos a salir enseguida y todo fue muy, muy bien. Por eso decía que mi vida mejoró mucho a corto plazo.

Publicidad

Pero claro, aquella mentira en la edad siempre estaba allí rondando, susurrándome que era un cabrón. Muchas noches me estremecía en la cama pensando en el día en el que no me quedaría más remedio que confesar la verdad (tendría que hacerlo al menos antes de mi cumpleaños que era en unos pocos meses), toda mi felicidad se volatilizaría.

Fueron unos meses bastante jodidos, pero la relación iba tan bien que durante días incluso olvidaba mi mentira. Cuando me volvía a acordar la hostia era bastante importante.

Un día me decidí a contárselo. Fue muy de repente, se lo solté en un bar una tarde cualquiera. "Tengo algo que decirte", empecé diciendo. Ella se debió pensar las cosas más horribles del mundo: otras mujeres, delitos de sangre… Así que cuando le dije que en realidad tenía 4 años más de los que le había dicho, o sea, que en realidad nos llevábamos 14 años, se sintió muy aliviada nos reímos un rato y seguimos con nuestra vida. En unas semanas nos fuimos a vivir juntos y llevamos casi dos años siendo muy felices.

Siempre me he preguntado qué hubiera pasado si aquella primera noche hubiera sido totalmente sincero.

—Oscar Díaz

Me hice pasar por mi amigo para hablar con su novia y acabé saliendo con su amante

La historia va de mi amigo, sus dos chicas, y de mí, que le salvé el culo. Todo empezó cuando él, teniendo novia —una apuesta chica suiza— comenzó a salir con otra a la que obviamente no le dijo que tenía pareja.

Una noche, después de una fiesta donde estaban las dos, mi amigo quiso ir a nuestra casa (vivíamos juntos), con la chilena. La novia oficial se fue de la fiesta tras una discusión provocada por él para quedarse con la otra.

Publicidad

De camino a casa, ya en el taxi, le llamó sensiblemente enfadada y él me pasó el teléfono a mí para que me hiciese pasar por él. Hablé durante una hora y media con su novia, que estaba lo suficientemente borracha para creer que yo era él.

El caso es que mi amigo y su amante se quedaron en casa y yo me quedé fuera, en la puerta de casa, hablando con la novia oficial de mi amigo como si yo fuese él.

La suiza estaba bastante enfadada porque mi amigo no le había hecho ni caso durante la fiesta. Yo me hice pasar por él diciendo lo que yo creía que él le hubiese dicho: "No es lo que parece, es mejor que hoy no nos veamos, mañana con la cabeza más clara podremos hablar con más calma, yo te quiero y me gustas…". Mi amigo siguió con las dos durante un tiempo.

El caso es que un tiempo después, a raíz de eso, su amante y yo empezamos a mantener una buena relación hasta llegar a acostarnos juntos. Poco después empezamos a salir y a conocernos de verdad.

— Tomás Pedrosa