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Fuimos a la exposición súper artística de Shia LaBeouf en Los Ángeles

Como probablemente ya hayáis oído a estas alturas, Shia LaBeouf está haciendo una performance artística en Los Ángeles. El otro día me planté allí para echarle un vistazo.

Como probablemente ya hayáis oído a estas alturas, Shia LaBeouf –actor, director y espejo para nuestras almas torturadas– está haciendo una performance artística en Los Ángeles.

La exposición, performance o lo que sea se llama #IAMSORRY (#LOSIENTO) y se llevará a cabo en el 7354 de Beverly Boulevard hasta el domingo.

El otro día me planté allí para echarle un vistazo.

Esperaba una cola enorme, pero solo había otro tío y un guardia de seguridad. El guardia me dijo que yo era la persona número 75 que acudía a ver la exposición y que tenía que ir solo "porque no queremos que nadie te arruine la experiencia”.

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Tras cinco minutos de espera, el de seguridad me indicó con un detector de metales que pasara y me dejó entrar.

Acabé en una habitación con un grupo de objetos depositados en una mesa. Me las arreglé para hacer una foto a hurtadillas.

Había un ukelele, una botella de Jack Daniels, un tazón con tuits malévolos sobre Shia impresos en papelitos, un recipiente con chocolatinas Hershey’s Kisses, una botella de colonia Brut, un ejemplar de El rayo de la muerte de Daniel Clowes, una figurita de Optimus Prime, unas tenazas y un látigo.

Una mujer me dijo que eligiera un objeto. Cogí el tazón con tuits malévolos sobre Shia.

Con el tazón en la mano, la mujer me condujo a una pequeña habitación atravesando una cortina.

Shia estaba sentado ante una pequeña mesa de madera en el centro de ese espacio. Vestía un traje y la bolsa de “YA NO SOY FAMOSO" que llevaba en la cabeza en Berlín.

La mujer se marchó y nos quedamos solos, Shia y yo. No le hice una foto por respeto a su arte (es broma: me acojoné)

Me senté delante de él. Creo no me grabaron ni había nadie escuchando.

Después de unos segundos allí sentado con Shia mirándome fijamente en silencio, dije, “Así que no vas a hablar, ¿eh?”. Él no respondió.

Miré sus manos, miré sus ojos. Me sentí un poco cortado, tanto por Shia como por mí mismo.

Cogí uno de los tuits del tazón y lo leí. Decía algo acerca de que Shia era un “capullo insufrible”.

Volví a mirarle a los ojos y me di cuenta de que la bolsa estaba mojada alrededor de las cuencas oculares. Sin pensarlo, le pregunté, “¿La máscara está así porque has estado llorando?” Shia no dijo nada. Me maldije a mí mismo para mis adentros por seguirle el juego.

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Decidí quedarme ahí sentado y mirarle a los ojos hasta que me dijeran que se me había acabado el tiempo. Pero después de hacer esto durante un par de aburridos e incómodos minutos, se me ocurrió que a lo mejor no tenía un límite de tiempo. Decidí marcharme yo solito.

Justo antes de levantarme para irme, saqué uno de los tuits malévolos del tazón y se lo leí en voz alta. Decía, “La apoteosis de intentarlo con demasiado ahínco", bastante adecuado.

Le di las gracias mientras dejaba la habitación. Shia asintió con la cabeza.

Cuando salí, vi que la cola había crecido hasta las diez personas.

Caminando de regreso a mi coche, traté de imaginar porqué Shia estaba haciendo esto. ¿Nos estaba troleando? ¿Está realmente tratando de hacer algún tipo de declaración sobre la fama o lo que sea? ¿Estará intentando darle la vuelta a todo el asunto del plagio para así parecer menos estúpido? ¿O solo lo está haciendo para que gente como yo escriba sobre él? Tras dejar que durante unos segundos estos pensamientos me rondaran por la cabeza, recordé que, en el fondo, me da completamente igual.

@JLCT