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Elecciones 2016

#Callejasoraya: La noche en que Soraya se cargó a Cospedal

De todas las apariciones que hemos visto hasta ahora en precampaña, la de ayer creo que es la que más buenos resultados personales ha proporcionado al político protagonista.

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Malas caras esta mañana en el Congreso y malas caras también en los distintos actos de precampaña. Mala cara, pésima, de Pablo Iglesias, que ha cogido por el brazo a uno de sus asesores, se lo ha llevado a un rincón y le ha venido a decir que cómo podía ser que le hubieran hecho hacer el ridículo con la Campos –volvió a cantar, para desgracia de nuestras ventanas– y hoy solo se hable de "lo de Soraya con Calleja". Mala cara de Albert Rivera, aún peor que la de su contrincante, que se ha comido todos los platós habidos y por haber esta semana y aun así solo ha trascendido su metedura de pata con Kant. Y, encima, la vicepresidenta ha salido reforzada con tan solo una aparición. Malísima cara también de Pedro Sánchez, que ve con preocupación cómo el PP ayer rascó algún voto con el programa de Cuatro mientras él es el único que cada vez que aparece en televisión provoca una sangría de votos en su partido.

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Y supongo que malas caras también entre algunos miembros del PP. Por ejemplo, no habrá tenido buen despertar María Dolores de Cospedal. Si ya de por sí esta mujer transmite la sensación de tener muy mala hostia, aún más un lunes por la mañana, no es difícil imaginar el grado de mosqueo que debe llevar encima hoy después de ver cómo ayer Soraya Sáenz de Santamaría se convertía en futurible a la presidencia del Gobierno con la inestimable ayuda de Jesús Calleja. Sabemos por experiencia que "Planeta Calleja" es un programa que te rema a favor, del que difícilmente saldrás mal parado o perjudicado; pero si echas el resto, si te involucras más de la cuenta y exprimes tus dotes interpretativas, la aparición en este espacio de Cuatro te puede resultar más beneficiosa de lo que pensabas.

Después de ver el capítulo de ayer, aprendimos varias cosas: que Soraya ya es formalmente la sucesora de Rajoy, sobre todo si van mal las cosas el próximo 20-D, y que los lavados de imagen que mejor funcionan son aquellos que menos esperas. Ni el director de campaña más retorcido hubiera imaginado una plataforma más ideal para vender la moto al electorado como la que vimos ayer en "Planeta Calleja", en la que Sáenz de Santamaría desplegó todas sus armas de seducción populista. Ojo que el programa no se cortó un pelo a la hora de envolver bien el regalo: ese primer cuarto de hora de reportaje babosete en Moncloa mostrando la incesante actividad laboral de la protagonista sentó las bases de la gran película publicitaria que después, ya en solitario, lideraría la diputada.

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La subieron a un globo pilotado por un independentista catalán. El programa se esforzó en dar sensación de peligro en el aterrizaje, quizás para tener algún cebo promocional, o quizás… para reforzar la idea de mujer valiente, atrevida y lanzada. El peligro consistía en la proximidad y el choque con la rama de un árbol. Personalmente me dan más miedo esos viajes clandestinos a Marruecos de Cristiano Ronaldo que el paseíto en globo. También salió a coger setas: casualmente, o no, la vicepresidenta encontró justo en ese tramo de bosque la setas más imponentes de todo León. La magia de la tele. Y ya el remate final de este filme de aventuras de serie B: la vicepresidenta se puso al volante del Jeep de Calleja y empezó a conducir agresivamente por una pista forestal llena de barro y baches. A ver si hay huevos en la próxima de meterla con un coche en el centro de Palermo, Atenas o Estambul. Y en hora punta.

Ojitos frente a Tienda Carolo Supermarket

Ya pasada esta primera parte de aventurera intrépida y desafiante, el guión del programa se centró en una etapa del Camino de Santiago. 25 km de paseo en pendiente. Mucha charla. Mucho papeo (incontables las veces que les vimos zampando). Mucho protagonismo. Y mucha falca promocional sutil, la que va entrando de forma sigilosa y, cual veneno mortífero, esparce sus efectos de manera muy contundente. No es muy difícil imaginar el cruce de whatsapps entre los miembros del PP afines a Rajoy mientras se emitía "Planeta Calleja":

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–Lo está petando.

–La Cospe tiene que estar contenta.

–¿De quién fue la idea de esto de Calleja?

–Ni idea, pero mañana hay que subirle el sueldo.

Y así toda la noche. Incluso la llamada a Rajoy en pleno programa sumó puntos. Básicamente por la imagen de Rajoy en casa viendo el fútbol con su hijo, ya casi tan célebre como él, mientras van cayendo los goles de Neymar al Rayo Vallecano. Esa escena es el mejor resumen de toda esta precampaña: "Mariano, intenta no aparecer, y si apareces que sea de forma breve y con tu hijo por ahí cerca, es la única manera que tenemos de que no nos hagas perder votos. Ya nos ocuparemos nosotros del trabajo sucio: ir a debates, salir en programas de aventuras o presentar el programa del partido. Tú limítate a ir a comentar la Champions y a casa de Bertín Osborne".

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A medida que avanzaba el programa y Soraya Sáenz de Santamaría se soltaba el pelo, sudaba la gota gorda y hablaba de todo, incluidos temas serios como el aborto, la corrupción, el independentismo o su rivalidad con Cospedal, la audiencia empezaba a dividirse. Las dos Españas: por un lado, los espectadores fácilmente impresionables que enseguida vieron "la cara más humana" de la política y compraron el producto sin titubear. Es ese tipo de gente a la que le resbala el contenido y las aptitudes del político de turno: si ven que es capaz de subirse a un globo, de hablar en inglés con algún turista o de andar por cuestas vestida de runner, ya les vale. El "lado humano" lo es todo. Por el otro, los espectadores cínicos por naturaleza que desconfían de cualquier cosa, y mucho más de un programa de televisión, y solo ven tramas de conspiración y compadreo político. Cuando nos ponemos así somos un auténtico coñazo, la verdad.

A mí no me pareció ni una cosa ni la otra. O todo a la vez, en realidad. Que el programa remaba a favor es una evidencia. Como también que la vicepresidenta estuvo fina. Si se trataba de vender una imagen distinta del PP actual, algo más cercana y naturalizada, para engañar a la gente, entonces lo consiguió. Y que si alguien del partido ya piensa en ella como sucesora de Rajoy a corto plazo, está claro que ayer empezaron a computar electorado. Pero sobre todo me pareció el primer éxito real de esta nueva forma de hacer política en los medios de comunicación de la que tanto estamos hablando este mes. Con un peligro añadido a tener muy en cuenta: ¿acabaremos dejando de odiar a los políticos a medida que vayan desfilando por programas de esta índole y pierdan el miedo?

De todas las apariciones que hemos visto hasta ahora en precampaña, la de ayer creo que es la que más buenos resultados personales ha proporcionado al político protagonista. No creo que Pablo Iglesias arañara muchos votos en "¡Qué Tiempo Tan Feliz!" el sábado. Tampoco creo que lo consiguiera Pedro Sánchez en "En la tuya o en la mía" el pasado miércoles. Y mucho menos Albert Rivera en "El Hormiguero" la semana pasada, básicamente porque en Atresmedia ya llevan vendiendo a Ciudadanos desde hace meses y los telespectadores fieles ya están al tanto de todo. En cambio, creo que Soraya ayer sí consiguió pescar votos. Lo que no tengo tan claro es para quién y para cuándo: si para el 20-D y para Rajoy, o si para sí misma de cara a las próximas elecciones.