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Cultură

¿Que pasaría si mañana se rajase el PSOE?

Hablamos con un politólogo para que nos explique qué hubiese pasado si nadie apoyase a Rajoy para ser presidente.

Imagen vía Flickr Partido Popular de Cantabria

Después de 313 días sin gobierno llega el PSOE y decide abstenerse. Con lo bien que estábamos en un estado letárgico en medio del Estigia llega Susana Díaz vestida de rojo y paga al cancerbero para dejarnos definitivamente en el Hades.

España se va a pique, los partidos se desmoronan y la izquierda se presenta más troceada que nunca. Miquel Iceta se ha pasado por el forro el protocolo de unidad del PSOE y Errejón anunció que va a presentar los papeles del divorcio a Iglesias a modo de sondeo para ver las reacciones del electorado. En definitiva, quizás estábamos mucho mejor cuando no había gobierno. ¿O no?

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Lo que algunos no saben, mientras planea en el ambiente la idea de que llevamos demasiado tiempo con una situación parlamentaria incierta, es que podíamos haber estado aún más días en el limbo. Nos podríamos haber instalado en una realidad sin gobierno durante un tiempecito más. ¡Qué digo un tiempo! Hasta la eternidad si fuera necesario. El precedente de Bélgica dejaba el récord de democracia sin gobierno en 600 días, unos cuantos más que los 528 de Moldavia, los 352 de Camboya y los 249 del Irak.

Aquí en España no íbamos a ser menos. Tenemos el récord Guiness del mayor número de gente haciendo pompas con chicles al momento, el del mayor mosaico hecho con sellos más grande visto y el de construir el mortero más grande del mundo. Ahora también seremos vistos como aquel país soberano miembro de la Unión Europea que después de dos elecciones consecutivas no ha sido capaz de conseguir que los representantes de la soberanía popular hayan llegado a ningún acuerdo de gobierno.

Según el politólogo Lluís Orriols podríamos haber permanecido en modo bucle atascados en esta situación. Al gobierno en funciones no le está permitido tomar decisiones más allá de la gestión diaria, por lo que en la práctica vivir en una interinidad representa la continuidad de la legislatura anterior. Hablando claro, nos estábamos zampando las políticas del PP con patatas aun sin quererlo, pero al menos Rajoy habría caído en la cárcel del Monopoly y estaría dos turnos sin tirar sus dados. Este argumento supone, sin duda, un jarro de agua fría para todos aquellos que consideran que el desgobierno, por llamar así la situación política en que estamos inmersos, es un mal menor, una manera de vivir sin el PP aunque sea por un tiempo determinado.

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Nos estábamos zampando con patatas las políticas del PP, pero con Rajoy en la cárcel del Monopoly

"Lo que nos tendríamos que preguntar es hasta qué punto puede un país vivir prorrogando presupuestos", asegura Orriols. "Nuestro diseño institucional no permite soluciones ante este tipo de bloqueo. No hay un fin. Si en unas terceras elecciones los partidos se hubieran incrustado en las mismas posiciones hubiésemos ido otra vez a las urnas. No nos tenemos que avergonzar por haber ido a unas segundas elecciones, simplemente tenemos que valorarlo como una situación excepcional".

Para que éste déjà vu no se convierta en eterno, otras países más avanzadas que el nuestro han desarrollado métodos para sacar el tapón y que la situación vuelva a fluir. En el caso de Inglaterra, sería la reina. Su majestad tendría la potestad de designar al primer ministro ante dicha situación, aunque si el parlamento no está de acuerdo tiene derecho a presentar una moción.

Si tienes un amigo vasco seguro que ya sabrás lo "especialitos" que son. A los vascos les gusta ir a la suya y eso también se aplica a su Parlamento. La conocida ley de mayoría simple, muy querida por Patxi López, permite a los partidos presentar a su candidato, pero no existe la votación en contra de alguien para que no se produzca ningún bloqueo político y las distintas fuerzas sumen en vez de restar. Esa sería otra forma de evitar caer en tierra de nadie.

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"Deberíamos estudiar otras medidas para que no se vuelva a producir la situación que se ha dado en España. Aunque no es un tema endémico en coyunturas convulsas y entornos cambiantes puede ser perjudicial para un país", asegura Orriols.

Cuando le pregunto si ha sido una buena ocasión para no tener gobierno me contesta que nos encontramos ante un momento híbrido. "No sería lo mismo haber vivido un período de interinidad en 2009 o 2010, durante los momentos de mayor virulencia de la crisis económica y de deuda, que en la actualidad", afirma. Aun así asegura que el hecho de habernos encontrado ante esta situación nos puede poner dificultades respecto los compromisos que tiene España con la Unión Europea.

Pues eso. Que tenemos un sistema de partidos en transición que genera unas anomalías que debemos asumir, una carta magna para muchos desactualizada a pesar de su extensión (169 páginas) y un conflicto territorial que cada vez va a peor. Me pregunto qué es lo que no tenemos.

Por suerte parece que hay quienes insisten en poner remedios y buscar una solución a estos problemas. "Para que el sistema sea más representativo deberíamos cambiar las instituciones europeas. El gran déficit de los países deudores proviene por parte de instituciones foráneas que no han estado elegidas directamente por la ciudadanía. La raíz del problema trasciende las fronteras españolas", determina Orriols.

Para mejorar la satisfacción de la ciudadanía nuestro experto de cabecera nos propone otras alternativas: cambiar el sistema electoral para poder votar a listas abiertas y buscar otras fórmulas para los cambios de investidura serían los deberes que pondría a nuestros líderes políticos.

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A pesar de que la crisis de los partidos existía antes de las segundas elecciones, Orriols dice que este atasco ha sido gasolina pura para que todo el mecanismo arda: "creo sinceramente que nos encontramos ante el momento más álgido de la crisis de partidos. El problema es que nadie tiene claro hacia dónde avanzamos".

Las nuevas generaciones han jugado un papel clave ante los últimos comicios. "Lo que ha pasado hasta ahora se entiende como una ruptura del sistema bipartidista y se debe a un conflicto generacional", explica Orriols. "Ahora todo es posible porque estamos ante un terremoto político de primer orden y todo son arenas movedizas. Podemos tiene ahora una gran oportunidad porque su rival está roto por todos los lados. Es extraño no pensar que aprovecharán la oportunidad para buscar una estrategia única para convertirse en lo que siempre han aspirado: el principal partido en su ámbito ideológico", concluye Orriols.

El politólogo explica las tensiones de PSC con PSOE porque existía ya una contradicción entre el programa electoral de unos y una decisión que ya había tomado el máximo órgano del partido político. Esas promesas electorales que tenían que incumplir para no entrar en choque con la matriz han sido la munición para aquellos que piensan distinto. Si hace apenas unos meses habían prometido que no investirían a Mariano Rajoy como presidente, algunos de los votantes habrían mostrado su desengaño, como de costumbre.

El problema es que el sector público sigue estando ahí, y no es que no se tomen decisiones, sino que se ratifican las que ya existían

"Si se mantiene el conflicto generacional y el PSOE no rectifica en un congreso extraordinario para centrar sus bases veo difícil pensar en volver a un escenario como el de antes de la crisis política. Tenemos a los nuevos partidos para que se queden". Aunque Orriols no es Sandro Rey dice que este es el pronóstico a corto plazo y no se atreve a augurar un futuro a un año vista porque, según dice, es complicado.

Quien no cree en esto que llamamos gobierno puede llegar a pensar, y probablemente no le falte razón, que esta situación de desgobierno ha acabado siendo positiva. El problema es que el sector público sigue estando ahí, y no es que no se tomen decisiones, sino que se ratifican las que ya existían. Para los poco amantes de los cambios –esto es, los más conservadores– da seguridad jurídica, porque no cambia nada. Simplemente, se congelan las normativas. Esta aparente parálisis es, sin embargo, un arma de doble filo, pues no cabe duda de que los entornos cambiantes necesitan también decisiones cambiantes. Si se congelan las decisiones pero el contexto cambia, como está ocurriendo en los últimos meses, puede ser muy dañino para la sociedad.

Venga. Que después de ese intenso dramón hay que darle al play a la música de violines porque llega el momento del final feliz. Y no, no es lo que viene después del masaje en los garitos asiáticos, es aún mejor ¡Por fin tendremos gobierno! Aunque no llueva siempre al gusto de todos lo mejor que podemos hacer es tomárnoslo con humor. ¡Que tengáis un buen día y a seguir siendo felices!