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Ediciones VICE

Una opinión espontánea y sin fundamento sobre los tres nuevos Pokémon que acaban de anunciarse

Ningún otro juego de Pokémon va a ser capaz de superar a los originales y mucho menos a sus 151 pokémons, aún así, la nueva generación parece que va a molar bastante.

Pokémon sigue siendo lo mejor que le podría haber pasado a mi yo de 11 años. Como muchas otras historias importantes de adolescencia, esta empezó con un juego de cartas coleccionables.

Aparecieron un buen día, de la noche a la mañana: chavales con mochilas que formaban corrillos en el patio de la escuela, mirando sus mazos de cartas, intercambiándolas, guardando las de más valor en pequeñas fundas de plástico, cambiando otras tantas… Grandes mazos de doscientas, trescientas cartas… Nunca antes había oído hablar de aquello.

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En una ocasión, alguien me entregó una carta de Ponyta, y aquel día hice un juramento. "¡Voy a cambiar esta carta dije solemnemente, sosteniendo a Ponyta en alto "tantas veces como pueda en un día!". Acto seguido, se la cambié a Paul Schultz por un Diglett. Paul Schultz sabía lo que se hacía. Que te den, Paul Schultz. Un Diglett no vale una mierda. Un Diglett vale menos que nada. Todavía conservo ese Diglett en alguna parte, en un estuche especial para cartas Pokémon que me compré con el dinero que me dieron para mi cumpleaños. Porque un Diglett no vale una mierda.

En cualquier caso, los Pokémon son extremadamente importantes y responsables tanto de los más preciados recuerdos de infancia como de resentimientos poco justificados y duraderos. Esta es la razón por la que el anuncio de los tres Pokémon iniciales en el próximo lanzamiento de Pokémon Soy y Luna para 3DS es tan importante y simbólico.

Dentro de 17 años, cualquiera que sea la distopía o utopía en la que se haya convertido el año 2033 —vehículos voladores, pobreza en la nube, delincuencia láser o pastillas de astronauta—, habrá miles de hombres y mujeres, hoy niñatos y niñatas con granos, que habrán desarrollado rencillas con sus respectivos Paul Schultzs por culpa de Rowlet, Litten o Popplio. Miles de adultos maduros que guardarán una pequeña carta de estos Pokémon como un tesoro, oculta entre un montón de cajas en un armario en casa de sus padres.

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Pero basta de esta mierda, echemos un vistazo a Rowlet:

Rowlet es el tipo chaval de tu colegio que quería mucho a su madre, demasiado. Tu madre te obligó a invitarle a la fiesta de tu octavo cumpleaños, aunque tú te habías negado porque sabías que ese hecho echaría a perder tu reputación. Tu madre no tiene ni idea de lo chungo que es todo en los patios de las escuelas. No tiene ni idea de la jerarquía a pequeña escala que reina en las canchas.

A menos que seas fuerte y propenso a la violencia, o un hacha jugando a fútbol, puedes olvidarte de llegar a lo más alto de esa pirámide de corrupción. Tendrás que conformarte con cavarte un pequeño nicho a medio camino, currarte cada ápice de credibilidad con el sudor de tu frente. Y luego llega tu madre y te obliga a escribir invitaciones para todos los de tu clase, y eso incluye a Rowlet.

Rowlet se presenta a tu fiesta con su peinado con raya en medio (hecho por mamá) y vestido con chaleco y pajarita (escogidos por mamá) y no se separa de tu lado, no te deja en paz (porque su mami le ha dicho que ahora sois mejores amigos). Y Rowlet se hace pis encima.

Como tiene un leve grado de alergia al huevo, tu madre no sirve pastel a nadie; Rowlet no corre tanto como los demás y es un patata jugando al escondite, y todos intentáis zafaros de él, lo evitáis correteando por el laberíntico jardín de tu casa y acabáis formando vuestra propia fiesta de cumpleaños en una zona libre de Rowlet.

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Cuando volvéis al cabo de 40 minutos, todo el mundo se está preguntando, "¿Dónde está Rowlet?" y "¿Adónde ha ido Rowlet?". Tu madre forma dos grupos para buscarlo y, claro, encontráis a Rowlet en la casa del árbol, sentado con las piernas cruzadas, llorando, emitiendo esos sollozos qu-e-e ca-a-si no-o te-e dej-jan hab-blar. Y tu madre le pregunta a Rowlet que qué le pasa, y Rowlet coge una bocanada de aire y responde, "¡Nadie ME QUIEEEEEEEEEEERE!", momento en que todo el mundo tiene que dejar lo que está haciendo y empezar, "Venga, Rowlet", "Sí que te queremos, Rowlet".

Rowlet, tío, es mi puto cumpleaños, joder. Esto no va sobre ti, enano cabrón; asco de vida.

Ese es Rowlet.

Para poder evaluar lo geniales que son los otros dos Pokémon revelados recientemente, tenemos que inventar un nuevo sistema de medidas que bautizaré como "¿Pero son Pikachu?". Funciona así: si los nuevos Pokémon son Pikachu, por mi parte genial, porque Pikachu es el mejor Pokémon no evolucionado que existe*, **.

Obviamente, es imposible que ninguno de los dos nuevos Pokémon sean Pikachu, ese barco ya ha zarpado, por lo que su genialidad se calificará según una escala Pikachu, en la que cinco Pikachu es guay y cero Pikachu es cero guay. Solo un Pikachu puede tener cinco estrellas Pikachu. En ningún momento he dicho que sea un sistema equitativo.

* No me contéis mierdas sobre Mew, Mewtwo o cualquier otro Pokémon que se hayan inventado después de los 151 originales, porque no quiero escucharlas

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** El mejor Pokémon evolucionado que existe es Blastoise

POPPLIO

Pues mira, Popplio sí que me gusta. Este Pokémon es… ¿cómo lo diría? No puedo mirar su imagen sin evitar que en mi cabeza suene un ruido como de bocina.

Popplio es un tipo divertido, eso te lo digo desde ya mismo. El tío ha nacido para entretener. Básicamente es un foca con nariz de payaso. Es el circo en sí mismo. Seguro que sabe hacer malabares y aguantar cosas en equilibrio sobre su nariz.

Si me pidieran que adivinara cuál es su movimiento inicial, diría que son los "malabares agresivos". Nota: lo mejor es pronunciar su nombre con acento italiano y gesticulando con las manos hacia arriba, uniendo los dedos. Pruébalo.

Cierra los ojos e imagina que estás en una película de Robert DeNiro de los 90. Alguien tropieza contigo y te tira encima la bebida. Eres un tipo muy respetado. Esto no puede quedar así. Acabas de pillar un montón de cocaína y tienes intención de venderla y esnifártela. No puedes tolerar esta falta de respeto, así que te giras hacia el tipo que te ha tirado la bebida y le dices: "Hey. HEY. ¡Popplio, cabronazo! Mira por dónde vas". Entonces el tipo se apresura a darte unas palmadas en la solapa y, con un hilillo de voz, te dice algo como "¡Lo siento, Roddy, no sabía que eras tú!". Solo por eso, Popplio es un Pokémon que mola y apruebo que Nintendo lo haya inventado.

ESCALA PIKACHU: Popplio se lleva cuatro estrellas Pikachu.

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LITTEN

Litten es el apócope en inglés de little kitten (pequeño gatito), esto es, un Pokémon de fuego que también es un gato. Aunque también podría ser un intento francamente desastroso de Nintendo por emular la forma de hablar de la gente joven.

Porque es lo que hacen ahora los chavales en sus cuentas de Tumblr: "Oh", dicen los chavales, "it's lit".

Sin embargo, yo temo por el futuro de este Pokémon. En el mundo puro e inocente de los Pokémon, temo que una intrusión en la efímera jerga de la gente joven pueda ser fatal. La mejor forma de arruinar algo es lanzarlo al éter de la modernidad. Dejemos que los Pokémon se queden en su mundo, lejos de nuestra mediocridad y nuestros terroríficos memes.

Dicho esto, y teniendo en cuenta que en Pokémon parecen tener algún tema raro con los gatos —no me negaréis que Meowth era una mierda, como lo son Mew, Mewtwo y Persian—, me da a mí que Litten evolucionará hacia algo muy guay, una criatura mezcla de Charizard y tigre, con cañones de fuego saliéndole de los hombros y 25 metros de altura. Un movimiento final bestial en el que el bicho explotaría.

Definitivamente, Litten es el Pokémon más chulo de la última hornada y creo que va a ser el que escoja para empezar.

ESCALA PIKACHU: Litten también se lleva cuatro estrellas, pese a ser un poco menos guay que Popplio. Lo siento. La escala Pikachu nació con defectos.

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Traducción por Mario Abad.