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Cultură

Lo que el porno nos ha hecho a los jóvenes

El porno podría explicar por qué los millennials son la generación más llorica y/o la más guay de la historia.

Foto por Jamie Lee Curtis Taete

"El porno está creando una subcultura de hombres poco motivados y mujeres que se contentan con hacer muy poco con sus vidas", explicó un usuario en Quora en noviembre del año pasado.

Preguntar algo en Quora es diferente a preguntar algo en Yahoo o Reddit porque suele haber expertos que leen Quora y ofrecen análisis interesantes o anécdotas informativas y valiosas. Esta publicación en particular requería que los expertos propusieran una solución para ayudar a "mitigar los efectos negativos del porno en nuestra generación" y daba por sentado que el porno tenía "efectos negativos" y desconcertaba a los millennials.

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Hoy en día, hacer aseveraciones generalizadas —y con frecuencia estúpidas— sobre los millennials es, como dicen los propios millennials, #trendy. Según un artículo del New York Times, se dice de ellos que su sinceridad compulsiva hace que carezcan de tacto, que expresen todas sus emociones en la red y que —prepárate— se crean con todo el derecho de hacerlo. Pero ¿el porno explica por qué los millennials son la generación más llorica y/o la más guay de la historia?

A juzgar por la información que existe, las investigaciones que se han realizado y la información anecdótica sobre cómo y cuándo tienen sexo los millennials, el porno realmente ha dejado huella en los hábitos sexuales de los jóvenes.

Los millennials han tenido acceso fácil a una variedad de porno mucho más amplia que las generaciones anteriores y se han convertido en adultos consumidores de porno. Un estudio realizado por la Universidad Brigham Young que se publicó el año pasado en la revista científicaJournal of Sex Research reveló que el consumo de porno ha aumentado de forma constante durante las últimas décadas.

La generación X veía más porno que los baby boomers y, como era de esperar, la tendencia fue a más con los millennials. Y ¿todos esos GIF y videos explican por qué los millennials están tan mal y son tan miserables?

Al parecer, sí. Lo que dice la gente sobre los hábitos en la recámara que tienen los millennials da la impresión de que su vida sexual está jodida.

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"He follado con millennials y con personas de generaciones anteriores y sé que los millennials tienden a evitar los preliminares del sexo, nunca hablan de condones y no son muy tiernos después del sexo", nos dice Jason, gay de 40 años, y afirmó que el porno frío e impersonal es una de las causas probables. "Me he dado cuenta de que los menores de 25 años son buenos para el sexo casual, pero hasta ahora no he encontrado a alguien con quien pueda tener una relación o al menos una amistad significativa", agregó Jason.

No hay estudios formales sobre la falta de arrumacos poscoito, pero la cifra de matrimonios indica que el comentario de Jason no está fuera de lugar: cada vez son más los millennials que no tienen interés en las relaciones. Según un análisis de datos a largo plazo realizado por el psicólogo Jean M. Twenge de la Universidad Estatal de San Diego que se publicó el año pasado enArchives of Sexual Behavior, los millennials tienen una actitud más abierta respecto a la promiscuidad que las cuatro generaciones anteriores. "A medida que aumenta el individualismo, la actitud y el comportamiento sexuales se vuelven más permisivos", dice Twenge en la publicación.

El "individualismo", en este caso, significa ser soltero durante más tiempo y, posiblemente, para siempre. Aunque el centro de investigación no reunió información sobre las relaciones en comparación con los amigos con derecho a roce, descubrió que los millennials no se casan tanto como sus mayores y que probablemente uno de cada cuatro millennials nunca llegue a casarse.

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Según Chauntelle Tibbals, socióloga y autora deExposure: A Sociologist Explores Sex, Society, and Adult Entertainment, esa falta de conexión, y la promiscuidad que resulta de ella, no son producto del porno. Lo más probable, según Tibbals, es que se deban al "aislamiento y el colapso interpersonal" que experimentó la generación X y que se extendió a otras generaciones. Esa falla en la conexión ha sido el tema de muchos libros.

Por lo tanto, Tibbals afirma que el porno es un "artefacto social" que refleja un panorama social más amplio. Dicho artefacto es, "sinérgicamente, una causa y efecto del contexto en el que existe". En otras palabras, ¿qué fue primero: la gallina de la falta de romanticismo en la vida real o el huevo de la pornografía poco romántica?

En 2014, la socióloga Elizabeth Armstrong, de la Universidad de Michigan, declaró a la revista Rolling Stone: "Parece que entre los jóvenes hay menos sexo, menos relaciones y menos compromiso pero lo que están haciendo es más casual. Todavía no lo entendemos del todo". No está claro si existe una relación entre la pornografía y la tendencia a evitar las relaciones. "Lamento decir que solo puedo especular sobre los efectos de la pornografía en la generación de los millennials", me dijo Armstrong en un correo electrónico.

Los trabajos académicos sobre la pornografía y los millennials se centran en la estética del porno. De igual forma, la investigación de la conducta que vincula el consumo de la pornografía con los hábitos sexuales relacionados tiende a ser muy específica y tiene poco que ver con la edad. Un informe de 2014, por ejemplo, atribuye la práctica sexual sin condón entre hombres gais al visionado de películas porno en las que tampoco se usa protección. Aunque el estudio no está centrado en los millennials, esta clase de estudios demuestran que las fantasías pornográficas de las personas y los hábitos sexuales del mundo real a veces chocan.

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Es muy difícil precisar las fantasías porno de los millennials como colectivo, pero aun así hay quienes lo han intentado. En julio del año pasado, PornHub y Mic se unieron para explicar la forma en que los millennials consumen pornografía en una publicación llamada "Coming of Age: Millennials". No era perfecto, ya que se centraba demasiado en la forma en que los millennials utilizan PornHub, pero al menos es un argumento convincente de que a los millennials les encanta el hentai (caricaturas porno japonesas) y odian el tabaco.

Esas observaciones específicas sobre las tendencias sexuales de los millennials son solo la punta del iceberg. De acuerdo con Tibbals, "las generaciones anteriores tenían que rebuscar en el buzón de correo si querían un poco de inspiración erótica", pero los millennials tienen acceso a porno para sus gustos tan particulares. Hoy en día el porno, como la mayoría de los medios de comunicación, satisface las necesidades de todos, afirma Tibbals, y agrega que "evoluciona al mismo paso que la cultura y los consumidores para satisfacer las necesidades y satisfacer los intereses".

"A los millennials que conozco les atraigo porque me ven como a un 'papi'", nos dice un hombre gay anónimo que pasa de los 40 años de edad y que ha practicado sexo tanto con millennials como con hombres mayores que él. "Supongo que en parte se debe a los vídeos en los que se erotiza a los hombres mayores y el sexo intergeneracional".

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Curiosamente, haya influencia del porno o no, la figura del "papi" también se da en el sexo heterosexual, al menos según un millennial que pidió que le llamáramos Chase. Chase, que ha estado con mujeres de la generación de los millennials y de la generación X, dice que: "A las mujeres millennial les encanta decir 'papi' durante el sexo". Ese pequeño fetiche de edad es tan común que, afirma Chase, "he tenido que adaptar mis preferencias para que no me moleste escucharlo todo el tiempo".

Chase también ha notado que la imaginación sexual de las mujeres de más edad muestra influencias de los diálogos de las pelis porno que veían. "El lenguaje de la seducción de generaciones anteriores a los millennials tiende a ser cursi, como de película de Cinemax", nos dice —una teoría que propone que las mujeres mayores sacan su vocabulario sexual de las novelas románticas—. Chase afirma que las mujeres mayores dicen "tómame" o "dámelo todo", mientras que las millennials son "un poco más vulgares con sus descripciones o peticiones".

Aunque las frases subidas de tono no son exclusivas de la pornografía, no hay duda de que resulta familiar para cualquiera que haya visto The Red Shoe Diaries, una serie erótica de los años 90 con un presupuesto muy bajo para ser una serie de televisión pero astronómico para ser porno.

Tibbals cree que la facilidad para buscar escenas de sexo hardcore sin contexto en las páginas "tube" en vez de esperar a que lleguen DVD porno tipo Netflix por correo (Sí, ¡existe ese servicio!) provoca que los millennials no estén viendo lo mejor que la industria porno puede ofrecer. Están viendo contenido "huérfano" (del que el dueño de los derechos de autor desapareció misteriosamente), junto con "fragmentos de contenido que se presentan sin contexto", en lugar de "películas para adultos" de calidad, con argumentos y personajes.

Tibbals, que aboga por la pornografía, es optimista con respecto al efecto que tiene el porno en los millennials. Explica que el porno muestra al espectador una gran variedad de actos sexuales, formas humanas, tamaños y colores. "Es probable que el porno ayudara a que muchos millennials no se sientan tan aislados y aprendan que —siempre y cuando haya consentimiento— sus deseos no tienen nada de malo y no son los únicos que desean ese tipo de cosas".

No cabe duda de que el porno ha afectado algún aspecto de la vida de los millennials. Si eres de mente abierta y te gusta aprender, el porno te sirve como inspiración para experimentar cosas nuevas con tus genitales o cercanías. Por otra parte, si crees que el exceso de imágenes de apareamiento entre los tu propia especie tiene la culpa del daño que ha sufrido la sociedad, probablemente pase mucho tiempo antes de que la ciencia pueda decir con exactitud qué clase de daño es ese.

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