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El presidente era López Mateos y estábamos en el pináculo de lo que llamaban "el milagro mexicano", que de milagro sólo tuvo el nombre pues había sido un crecimiento, sistemático sí, pero ficticio: como cuando se infla una tortilla por dentro. La alianza ideológica con Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial, había traído una profunda desestabilización interna y teníamos a toda la nación al borde de las armas: ya se habían levantado los ferrocarrileros, los maestros, los médicos y Lázaro Cárdenas andaba con las del Movimiento de Liberación Nacional. La Revolución estaba cumpliendo cincuenta años y solo escuchábamos que México iba para arriba, que ahora sí era la nuestra: pasaríamos de ser un país agrario a uno moderno ¡industria, urbanidad, progreso! ¿Qué pasó después? ¡Pues nada! ¿Qué va a pasar? Lázaro Cárdenas apoyó la candidatura de Díaz Ordaz y entramos a los años oscuros.
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Y ahora sí, sigamos con el diggin' en la caja de vinilos, ¿en dónde, con quién nos quedamos? ¡Ah, mire, La Revolución de Emiliano Zapata de Guadalajara!,Polydor, 1971; el primer LP de la banda que sería, de todas, la más famosa con su "Nasty Sex".
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La Quinta Visión:Lamentos de un mico;Blues de la calle libertad, Philips, 1971; la banda con las portadas más propositivas.39.4: EP, 1972; Rock Sound, único LP, uno de los más cotizados en el mercado, 1973, CBS.
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¿Que si fui a Avándaro? Pues claro que fui a Avándaro, pero no quiero darle una crónica del festival: esos cuentos ya están requetechotiados. ¿Que si hubo drogas? Sobre todo cerveza. Yo esa noche probé de todo, pero en paz; y de lo que más: rock… música. Los jóvenes no fuimos ahí a destruir, ni siquiera a buscar. Por el contrario, fuimos porque ya habíamos encontrado algo. Nos habíamos encontrado como generación. Por primera vez en muchísimos años los jóvenes estábamos sintonizados en una misma onda: habíamos superado al establishment: las etiquetas de fresa, naco, jipiteca, hongadicto, proletario, pudiente, junior, existencialista, prieto, jodido: estaban abolidas. Éramos jóvenes simplemente: hombres, mujeres, habíamos superado el machismo: no había mimujer, o mi hombre; ni mi espacio o mi droga. Habíamos superado la propiedad, pero al ignorar todo el aparato político, habíamos superado el comunismo, al capital… ¿Y ahora qué son? 45… 50 años después: memorias, vinilos viejos en una caja… llegamos al ápice: al pico de la montaña al cual nunca podremos volver. Y no importa cuántas palabras conjuguemos aquí, nunca lograremos expresar lo hermoso de saber que vivimos el momento: México a inicio de los setentas era un momento muy especial… Al menos así lo veíamos en aquella época. En realidad íbamos montados en la cresta de una bella ola que unos años después rompería. Ahora puedes pararte en cualquier parte de Tenochtitlán y ver en dónde quedó la marca: meta a superar para las futuras generaciones.Revista Siempre, número 952, septiembre22 de 1971, página 4.