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Occupy Londres | Capitalismo en crisis

Occupy Londres | Capitalismo en crisis

Foto de Henry Langston El movimiento Occupy London, acampado frente a la catedral de St. Paul, retiró no hace mucho una pancarta de protesta que había sido profusamente fotografiada y rezaba “CAPITALISMO ES CRISIS” y la reemplazó por otra en sintonía con los indignados españoles: “DEMOCRACIA REAL YA”. Esto sugería un crucial cambio ideológico en un movimiento al que con frecuencia se ha criticado por no tener un propósito claro, así que buscamos a Spyro Van Leemnen, portavoz de uno de los grupos de trabajo encargados de tratar con la prensa, para preguntarle qué diantre estaba pasando.

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VICE: ¿Qué ha pasado con el letrero rosa y verde “CAPITALISMO ES CRISIS”?

Spyro Van Leemnen:Decidimos quitarlo. No ayuda a nuestra causa que la gente vocee su ideario anticapitalista personal, permitiendo que los mass mediajuzguen por ellos a todo el movimiento Occupy. Occupy, en su conjunto, no es ni anti ni pro capitalista. Hacer saber que existen problemas de índole fundamental en la economía no te convierte en comunista o anticapitalista; sólo hace de ti alguien que quiere iniciar un debate sobre cómo hacer que las cosas mejoren y trabajar por hallar una alternativa.

¿Qué clase de alternativa?

El movimiento, como un todo, apoya sin reservas la tasa Robin Hood [una tasa a las transacciones mercantiles-financieras]. Pero hay varias razones por las que todavía no hemos presentado peticiones oficiales. Las peticiones implican que estás pidiendo algo a la gente con poder, y eso significa que pueden simplemente limitarse a recibirnos a algunos de nosotros y después pedir que nos larguemos. Nosotros no tenemos peticiones, tenemos objetivos.

¿Y esos objetivos son…?

Igualdad social y económica, un sistema democrático que represente los intereses de la gente, independiente de intereses comerciales y privados, y un sistema económico sostenible. Cualquier reforma que se sugiera en un futuro irá encaminada a conseguir esos objetivos. El movimiento está en su infancia y nos queda un largo proceso por delante hasta crear un movimiento democrático global. Cada campamento de Occupy alrededor del mundo tiene su propia asamblea general en la que cualquiera, no sólo la gente que está en el campamento, puede participar y decir lo que piensa. Así es como tomamos decisiones, mediante un sistema de democracia directa de estilo ateniense.

Así pues, cualquier simpatizante de Occupy en cualquier lugar del mundo tiene su oportunidad de expresar sus opiniones antes de que el movimiento tome una decisión, ¿no? Parece un proceso bastante largo.

Sí. Somos conscientes de que se tardará un poco en alcanzar un consenso. En el futuro confiamos en que se agilizará y, con la ayuda de las nuevas tecnologías, podrá participar más gente. Por ahora, las únicas formas disponibles de practicar una democracia directa son las largas asambleas generales de carácter local, cuyas decisiones son después comunicadas al grupo encargado de interconectar todas las asambleas a nivel global.

¿En alguna ocasión te desanima pensar en la cantidad de apoyos necesarios para que el movimiento adquiera un verdadero empuje?

Si no creyéramos que algo puede salir de todo esto, no estaríamos aquí protestando cada día. He leído una entrevista a un activista egipcio que decía que, al principio, no había más de 60 personas en la plaza Tahrir protestando contra Mubarak. Se les fue añadiendo gente y se estima que al final eran dos millones de personas las que forzaron el derrocamiento del régimen. Creo que es más utópico pensar que las cosas pueden continuar tal y como son. Con un desempleo al alza, familias expulsadas de sus hogares y medidas de austeridad cada vez más estrictas mientras miles de millones del dinero de nuestros impuestos se destinan a rescates bancarios, no hace falta ser economista para darse cuenta de que algo, de base, está mal en los sistemas políticos y financieros existentes.