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Cultură

“Que pagui Pujol”

Ahora van a poner publicidad en las estaciones de metro de Barcelona.

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Ya está bien, hace tiempo que TMB (la empresa que gestiona los transportes públicos de Barcelona) está fuera de control. En 10 años –hola euro, ¿qué tal?- el precio de los billetes individuales ha subido un 108% mientras que la inflación en otros sectores ha sido del 32% y el incremento salarial del 14%. Pero bueno, hay más: 300 cargos directivos cobran 27 millones de euros al año, o sea, este 7% de la plantilla cobra casi el 15% del total de la masa salarial de TMB. Además, los 30 miembros del consejo administrativo (la mayoría con multiplicidad de cargos en la administración) se pegan unos buenos banquetes cada vez que se reúnen (unas 40 veces al año). En el 2010 se llegaron a gastar 230.000 euros en dietas, joder, con el euroahorro del Mc Donalds estos habría supuesto un jodido montón de hamburguesas.

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Evidentemente los números no les salen y tienen que recortar sueldos, acortar rutas de autobuses, eliminar horas extras y despedir trabajadores. Como los directivos son muy listos en ningún momento se plantean ser transparentes con los números y realmente no se sabe la cantidad de basura que debe ocultar esta entidad.

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La última gran idea para que toda esta maquinaria funcione sin tocar los sueldos de los cabecillas ha sido poner a la venta algunos nombres de estaciones de metro, como en Madrid, vaya.

En respuesta a todo esto, y como si no hiciera falta recordarle al ayuntamiento qué medidas parecidas se aprobaron en Brasil que desembocaron en unas protestas de la hostia, una parte de la ciudadanía está reclamando la acción directa, concretamente basándose en la  reconocida filosofía política del grupo de punk catalán L’Odi Social, y su disco Que pagui Pujol.

Es cierto que la moral de protestar contra algo y a la vez sacarle beneficio es un poco borrosa pero la verdad es que esta iniciativa, que empezó el  año pasado pero que seguramente sigue vigente, y muchas otras han sido bastante ingeniosas. Medidas como Memetro – una mutua que pagaba las multas de forma colectiva – y T-11, que reciclaba abonos caducados molaban mucho. Aquí van algunos otros consejos que obviamente no recomendamos que sigas en absoluto.

1. Saltar. Éste es el clásico. Como estamos en el siglo XXI y la tecnología ha pasado a formar parte de nuestras vidas, muchas estaciones (no todas) tienen esas puertas automáticas del futuro que se abren con el billete y que son muy difíciles de saltar sin llamar la atención. Lo más fácil es pasar detrás de alguien a modo de “mochila humana” y atravesar el portal acompañado. Lo jodido es que algunas personas pueden llegar a indignarse –como si les debieras la mitad del billete-, así que la dificultad del asunto realmente reside en identificar correctamente al anfitrión. Incluso puedes preguntarle a la gente si puedes pasar detrás de ellos, sorprendentemente un 80% te dirá que sí.

2. El truco gitano. Bueno, esto lo aprendí de un gitano. Es muy sencillo, vas con una bolsa de deporte o del Pryca y te vas a las puertas automáticas de la salida, por donde la gente que ha utilizado el metro se larga. Lanzas la bolsa al otro lado y el detector notará un cuerpo presente y abrirá la puerta,  es entonces cuando debes cruzar el umbral tranquilamente, como si no hubiera pasado nada.

3. Los billetes fantasma. No hay mucha información sobre esto pero unos ingenieros que viven en una casa okupa de les Corts pueden programar billetes para que puedas viajar infinitamente. Evidentemente si te para un revisor no tienes nada que hacer, pero al menos no tienes que ir preguntando a la gente si puedes pasar detrás de ellos.

4. Publicidad menos contaminante. Dos estudiante de la UPC lanzaron una web donde vendían los billetes de transporte hasta un 50% más baratos. Los tipos compraban billetes de 10 viajes y los mandaban a sus clientes en un sobre junto con publicidad. Esas empresas anunciadas pagaban una parte de la reducción del precio del billete. La Autoridad Metropolitana del Transporte estudió la legalidad del asunto y ya no se ha vuelto a saber mucho más de la iniciativa. Esperemos que algún día la cosa prospere.

No sabemos si siguiendo estos trucos vas a conseguir que las administraciones dejen de tratarnos como meros consumidores cumpliendo con nuestra labor como cifras para la gran maquinaria capitalista, pero por lo menos ahorrarás un par de euritos al día y podrás gastártelos en algo útil. Como el tabaco.