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Cultură

Mariano Rajoy se sobra y la lía en el discurso de investidura

Chistes fáciles, confusiones verbales, referencias históricas de escuela del franquismo y risas enlatadas de los suyos. Así fue el show de stand up comedy de Mariano.

Real recognize real. Imagen modificada. Todas las capturas de pantalla vía RTVE

Lo más ingenioso que hemos escuchado esta mañana en el Parlamento es a Pablo Iglesias llamando "la naranja mecánica" a Ciudadanos. Está claro que el de Podemos ha leído el libro de Anthony Burgess y ha visto la peli de Kubrick, pero lo mismo no sabe (si no le gusta el fútbol) que así también llamaban a la selección holandesa de Cruyff y Neeskens. O sea, sinónimo de calidad y de fútbol total. Algo bueno. La conclusión es que los políticos cogen carrerilla y acaban descarrilando. Les puede el miedo al silencio. Y eso que Iglesias ha sido, de lejos, el más brillante de todos los que han hablado esta mañana.

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Pero la gran estrella, sin duda, de la segunda sesión del debate de investidura ha sido Mariano Rajoy. El ciudadano no-grato para Pontevedra tuvo que estar toda la tarde del martes calladito, escuchando cómo Pedro Sánchez, desde la tribuna, se hacía la picha un lío y no aclaraba si quería más a Rivera o a Iglesias. Mientras, seguía con ese mantra de que lo que quiere el PSOE es que se vaya a su casa, se retire. Es como una obsesión. Pues bien, el todavía presidente se ha pasado la noche rumiando su respuestas, cogiendo fuerzas y a las nueve de la mañana se ha plantado en el estrado más sobrado y 'flexi' (como dirían los raperos) que nunca. Se acabó el tiempo de los 'beefeos' por Twitter, tirarse los trastos y esconderse tras el móvil, llegaba la hora de la verdad.

Con el "cualquier cosa es mejor antes de que usted siga en La Moncloa" de Pedro Sánchez aún retumbando en el hemiciclo, Mariano subió a la tribuna de oradores. Traje sobrio, corbata aun más, gesto irónico, como de pilluelo, y la voz que se le quebraba de vez en cuando. ¿Tendría nervios? No, para nada, Rajoy salió con todo, como 'la naranja mecánica' holandesa en los 70. El primer "zás" en la cara fue cuando ha llamado "bluf" al candidato y le ha acusado de ser una "amenaza" para todos nosotros. Para los "ciudadanos españoles", porque "España" es una palabra con la que se llena la boca al presidente. Y ha dicho que iba a explicar las cosas tan claritas que las iban a entender hasta los socialistas. Muy jefe. Sobrado. Claro, desde la bancada de los peperos se ha escuchado una ovación cerrada, como si ya hubiera acabado la función. Una puesta en escena que parecía más la elección de un delegado en una clase del Instituto que una cosa seria, de señores mayores, políticos y esas cosas.

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Aplauso al líder

Pero el ambiente de sit-com ochentera de sobremesa se mantuvo alto durante toda la intervención, con las risas como enlatadas de fondo, festejando cada humorada del gallego, cada paso adelante y cada chiste fácil. También ha habido lecciones de historia, pero de libro de historia de su tiempo, con referencias al Rigodón (un baile francés de hace cuatro siglos en el que se cambiaba de pareja, ¡guau!), los Pactos de los Toros de Guisando (un Juego de Tronos castellano del siglo XV) y ha utilizado la expresión "colarla de matute" (de tapadillo, colársela a alguien, que se dice más comúnmente). Con este tipo de reflexiones a qué tipo de público quiere llegar Mariano (¿geriátricos?), cuál es su target, en qué siglo vive y, sobre todo, cuándo coño se va a publicar un diccionario 'Rajoy-castellano moderno-castellano antiguo Rajoy'.

Pero el jolgorio no ha acabado en ese punto. La idea de reinventar el idioma y de explotar los gags al estilo de la nueva comedia americana, de la stand up comedy al estilo de Louis C.K., le ha llevado a llamar a su oponente de la izquierda "Sr. Cambio" (esto lo ha hecho varias veces, porque hubo muchas risas la primera) y "perro del hortelano", que ni come ni deja comer. El nivel de 'viejunismo' con este refrán ha alcanzado las cotas más altas, rozando ya el delirio dialéctico. Hasta que ha llegado a confesar, suponemos que por error, una pequeña mentirijilla política: "Nosotros lo que hemos hecho es engañar a la gente". Y guiñito de ojo, no sabemos si con segundas.

Para acabar, hemos rescatado las palabras que más a pronunciado Mariano. Y, por orden, además de "España" y "españoles", nos hemos encontrado, entre otras, con: "hablar, fuerza política, bloqueo, usted y Sr. Sánchez". Y también ha recordado que él tiene 1.700.000 votos más que el PSOE. Ahí, hay que reconocer, que ha sacado bien de pecho. Y de tan sobrado que iba, al final ha dicho que no le hacía falta gastar los tres minutillos que tenía para la segunda réplica. Le ha dado un par de 'zascas' más a Ciudadanos y Podemos (no se iban a ir de rositas y Mariano ya estaba sobrado) y se ha sentado, tranquilamente, en su escaño azulito, en el de presidente. Con cara de haber sacado nota y pensando: "Ya está todo hecho. A partir de ahora el marrón te lo comes tí, solita, Soraya Sáenz de Santamaría. Yo a ver la Champions y hacer un poquito de footing". Pero como era su día, volvió al cuerpo a cuerpo, pidió la palabra por alusiones, y soltó la perla definitiva de la mañana: "Yo lo respeto, pero usted tiene que respetar, que yo respete que sus votos, que los españoles, que usted respete". Mariano #Respect Rajoy.