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Las reacciones de la extrema derecha y del sector más conservador de Europa ante la masacre de Charlie Hebdo

Hemos preguntado a las distintas oficinas de VICE en Europa cuál ha sido la reacción de los partidos de ultraderecha y de corte conservador ante el atentado de París.
Foto: Mélodie Bouchaud/VICE News

El miércoles por la mañana, unos extremistas atacaron las oficinas del semanario satírico francés Charlie Hebdo, matando a 12 personas e hiriendo gravemente a muchas otras. Según testigos, los terroristas gritaron "¡Allahu Akbar! y "¡Ahora el Profeta ha sido vengado!" antes de abandonar la escena de la masacre.

Hemos preguntado a las distintas oficinas de VICE en Europa cuál ha sido la reacción de los partidos de ultraderecha y de corte conservador ante el atentado de París.

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FRANCIA

Se calcula que unas 100.000 personas se reunieron ayer de forma espontánea en varios puntos del país para rendir homenaje a los periodistas y policías asesinados. Estos sucesos, que han dado en llamarse "el día más negro de la prensa francesa", han suscitado innumerables reacciones, tanto de los colaboradores de Charlie Hebdo como de sus lectores y dolientes, así como de la clase política francesa.

El buró político de la formación ultraderechista Bloc Identitaire respondió con la publicación de un artículo en su página web en el que afirmaban que "nadie puede querer luchar contra el yihadismo sin cuestionar la inmigración masiva y la islamización". Cuando les pedimos que hicieran un comentario al respecto, se negaron a hablar con nosotros. Lo mismo ocurre con Égalité et Réconciliation, el partido de extrema derecha liderado por el polémico y profundamente antisemita Alain Soral.

Hasta ahora, el Frente Nacional (el mayor partido de ultraderecha de Francia) no se había pronunciado sobre los sucesos del miércoles, adoptando la postura políticamente correcta que les caracteriza desde que Marine Le Pen sustituyó a su anterior cabecilla, mucho más extremista.

En sus declaraciones, Le Pen lo calificó de "horrible ataque". En un vídeo de tres minutos de duración que publicó la misma tarde del miércoles, dijo: "Estos ataques son obra de una ideología asesina por la que están muriendo miles de personas de todo el mundo […] Es mi responsabilidad decir que este ataque libera nuestra palabra contra el fundamentalismo islámico. Todo aquel que valore la vida y la libertad por encima de todo debe condenar rotundamente el fundamentalismo islámico."

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Asimismo, hizo un especial y cuidadosamente planeado énfasis en el hecho de que "nadie quería que se confundiera a nuestros compatriotas musulmanes con aquellos que se creen con derecho a asesinar en nombre del Islam. Sin embargo, este claro rechazo ante ese tipo de asociación no debe convertirse en excusa para la inercia". En una aparición en la televisión pública francesa, Le Pen declaró que " tenía intención de proponer un referéndum para reinstaurar la pena de muerte", y añadió que cree personalmente que "debería existir esa posibilidad". Estas palabras generaron gran indignación entre los usuarios franceses de Twitter, que calificaron sus declaraciones de un burdo intento de acumular capital político a cuenta del atentado del miércoles. Poco después, la lideresa del Frente Nacional expresó su indignación en Facebook al saber que su partido había sido excluido de la marcha republicana que se celebrará en París el próximo domingo, afirmando que los otros partidos "han logrado transformar un movimiento de unidad nacional en un símbolo de división y de sectarismo devoto".

ALEMANIA

Durante los últimos años, Alemania ha estado profundamente dividida respecto al Islam. Un estudio publicado ayer concluye que el 57 por ciento de la población se muestra escéptica hacia el Islam y lo ve "peligroso" o "muy peligroso". Este creciente sentimiento antimusulmán ha propiciado el nacimiento del movimiento PEGIDA (Europeos Patrióticos Contra la Islamización del Mundo Occidental), que atrajo a 18.000 manifestantes en una protesta contra el Islam celebrada en Dresde el pasado lunes. Afortunadamente, parece que el resto de la población alemana se siente muy avergonzada ante este movimiento xenófobo y ha tomado las calles para expresar su oposición y mostrar solidaridad con los musulmanes. En el resto de las ciudades de Alemania, las multitudes de contramanifestantes superaban a los de PEGIDA y tachaban su lema, "Nosotros somos el pueblo" de ridículo.

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Como cabía esperar, PEGIDA, como otros grupos, ya ha empezado a utilizar los ataques de Hebdo para recabar apoyo. Erika Steinbach, la patética alma gemela alemana de Marine Le Pen, publicó un tuit con un emoticono guiñando un ojo y un chiste malo (creo) sobre cómo parece que solo se puede criticar a la Iglesia Católica. Naturalmente, el NPD (el partido de extrema derecha alemán) y otros partidos extremistas de la derecha también se subieron al carro del cartel "Je suis Charlie" de Facebook y condenaron los ataques, aduciendo que sabían que acabaría ocurriendo. En el vídeo, su presidente, Frank Franz, afirma que "lo que ocurrió en Francia es justamente lo que el NPD llevaba años advirtiendo… Debe ponerse freno a la islamización y a la infiltración de extranjeros".

Hasta ahora, el aspecto más cínico de la reacción de la extrema derecha ante el atentado de Hebdo tal vez sea que, si bien por lo general no dudan en calificar a la prensa de hatajo de corruptos y propagandistas de izquierdas, ahora utilizan un ataque contra lo que ellos denominan la "Lügenpresse" (un término del Tercer Reich cuya traducción sería "prensa mentirosa") para justificar su ideología racista.

REINO UNIDO

El asunto político de mayor protagonismo del pasado año en el Reino Unido ha sido el ascenso del UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido). Su discurso gira en torno al odio a la UE, con el pretexto de que la pertenencia a esta del Reino Unido propicia la entrada de más inmigrantes en busca de trabajo y vivienda. También sostienen un rosario de opiniones reaccionarias: sus miembros no están a favor del matrimonio entre homosexuales, las mujeres con derechos o los propios derechos humanos, y creen que el cambio climático es una gran estafa.

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Pese a no ser excesivamente racistas, son muchas las ocasiones en las que han expulsado a sus propios miembros por hacer declaraciones racistas, como la consejera que declaró recientemente tener un "problema" con los "negros" porque "tienen algo en la cara". Sin embargo, nunca parecen reflexionar sobre qué es lo que atrae a este tipo de gente a su partido.

Así, después de que dos o tres islamo-fascistas perpetraran varios asesinatos en las oficinas de Charlie Hebdo, era solo cuestión de tiempo que Nigel Farage, fumador empedernido y aficionado a la cerveza, soltara alguna declaración incendiaria.

Efectivamente, hizo una aparición en las noticias de Channel 4 hace dos noches, declarando que "hay una quinta columna viviendo entre nosotros… con nuestros pasaportes, y nos odian". Y quizá tenga razón, por lo que respecta a los extremistas. Está caro que esos tipos odian a Occidente. Menos convincente resulta la teoría de Nige sobre el origen de ese odio: "Le hace a uno plantearse todos esos torpes intentos que se han llevado a cabo en las últimas décadas de fomentar la división en la sociedad en nombre del multiculturalismo."

Cierto: convendría reflexionar largo y tendido sobre todas esas personas no blancas y no cristianas que han vivido en el Reino Unido manteniendo los vínculos con su cultura y sobre los británicos que lo han permitido. Este es el resultado de ello. Todas esas salas de oración multiconfesionales de los aeropuertos y las celebraciones del Eid en la "Milla del Curry" de Manchester tienen su parte de culpa. Con cada proyecto aprobado de construcción de una nueva mezquita, el ataque a Charlie Hebdo se hacía cada vez más inevitable.

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A excepción del sector de la extrema derecha, el resto del país no ha dudado en condenar las declaraciones de Farage. Pero para sus admiradores, este episodio probablemente sirva para consolidar su imagen de único personaje público con valor suficiente como para llamar "las cosas por su nombre".

ITALIA

Tan pronto como salió a la luz la noticia del atentado, la ultraderecha italiana se lanzó rauda a arremeter contra el mundo islámico al completo. El político que se lleva la palma en intentar sacar el máximo partido de la situación es Matteo Salvini, eurodiputado, secretario del partido xenófobo Lega Nord y uno de los principales aliados del Frente Nacional de Marine Le Pen. Tan solo 24 horas después del ataque terrorista, Salini aparecía en todas las cadenas de televisión italianas y bombardeando sus redes sociales con declaraciones como: "Estamos albergando a nuestros enemigos". Por si no fuera suficiente, añadió que Europa debería "bloquear la invasión de inmigrantes ilegales, ¡AHORA!".

Varios diarios de derechas se hicieron eco de las palabras de Salvini, como el Libero, en cuya portada podía verse el momento de la ejecución de agente de policía con el titular "Esto es el Islam". Mientras tanto, el periodista de origen egipcio Magdi Cristiano Allam, exmusulmán convertido al catolicismo fundamentalista, aparecía en todos los medios televisivos de Italia declarando: "Debemos atacar al corazón de la cadena de suministros del terrorismo: mezquitas, páginas web y escuelas islámicas."

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Los movimientos abiertamente fascistas también aprovecharon la masacre para lanzar su propaganda. Roberto Fiore, líder de Forza Nuova, dijo que "la masacre de París es un acto de guerra contra Europa. Es imperante responder de la forma adecuada". Para ello, Fiore sugirió "el cierre de las embajadas de Arabia Saudí y Catar en Europa", ya que estos países son "el principal respaldo financiero de ISIS". Asimismo, Fiore proponía que se censara a los musulmanes residentes en Europa, y finalizó expresando su deseo de crear movimientos similares al PEGIDA en todo el continente, añadiendo que "los días de charlas indulgentes se habían acabado".

Pese a que no es probable que se produzca un brote violento contra la población musulmana, este fenómeno puede resultar en una especie de castigo "cultural" a los musulmanes en Italia, justo lo que menos conviene a una minoría ya bastante marginada en nuestro país.

GRECIA

La sangre en las oficinas de Charlie Hebdo estaba todavía fresca cuando se inició una nueva oleada de discursos xenófobos en Grecia. Con las elecciones nacionales a la vuelta de la esquina, la clase política vio en esta masacre una buena oportunidad para hacer campaña.

Antonis Samaras, Primer Ministro y líder de la ultraderechista Nueva Democracia, afirmó en unas declaraciones públicas: "Ya ves lo que está sucediendo en Europa: todo está cambiando radicalmente", afirmaba. "En Francia, el socialista Hollande ha enviado a su ejército a las calles […] en París hoy se ha producido una masacre y en Grecia, algunas personas [sus oponentes, el partido de izquierdas SYRIZA] siguen dando la bienvenida a inmigrantes ilegales y otorgándoles la ciudadanía."

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El exministro de Salud y diputado de Nueva Democracia, Adonis Georgiadis, publicó en un tuit: "Algunos ni siquiera querían la valla de Evros", haciendo alusión a la valla que separa la frontera entre Grecia y Turquía para evitar la entrada en Europa de inmigrantes indocumentados. Minutos después, volvía a tuitear lo siguiente: "El ataque a París podría significar el final de la ingenuidad de Europa frente al Islam. SYRIZA quiere abrir fronteras". Fueron muchos los usuarios que condenaron sus comentarios, aduciendo que resultaba vergonzoso que se politizara un evento tan trágico.

No es la primera vez que surgen voces altisonantes en defensa de la islamofobia o la xenofobia en este país. Para millones de inmigrantes, Grecia es la puerta de acceso a Europa, se enfrenta a un derrumbe financiero y su estabilidad política pende de un hilo. Este panorama es un caldo de cultivo para la difusión del odio y el miedo por parte de las fuerzas políticas conservadoras. En sus pocos años de existencia, la formación pronazi Amanecer Dorado —cuyos miembros están actualmente en prisión— logró aumentar su proporción de votos al 7 por ciento.

El día 25 de enero, los griegos serán llamados a las urnas en una de las elecciones más importantes de la historia moderna del país. Actualmente, las estadísticas dan la ventaja a SYRIZA, por lo que los grupos conservadores se aferran a cualquier cosa —incluso un suceso tan horrible como este— para obtener una mayor parcela.

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AUSTRIA

El martes por la tarde, cerca de 300 personas se reunieron frente a la embajada de Francia, a unos 900 metros de la oficina alpina de VICE, para presentar sus condolencias a los familiares de las víctimas. Nadie de los presentes temía la posibilidad de un ataque islamista en el país. Su preocupación era el bienestar de los musulmanes austriacos. Vimos a una mujer ataviada con un hijab cruzar la calle acompañada por dos jóvenes que parecían querer protegerla de algún asaltante inesperado. La tensión se palpaba en el ambiente.

Pese a que la multitud reunida bajo el lema "Je suis Charlie" permanecía unida, no existía consenso alguno sobre qué había motivado la masacre y cómo debería actuarse al respecto. Además de los periodistas y de otras personas mostrando su solidaridad, al lugar habían acudido varios miembros del Movimiento Identitario. Estaban allí para participar en el silencioso homenaje a las víctimas y, de paso, manifestarse contra la "islamización del continente".

"Condenamos este ataque cobarde que ha costado la vida a 12 personas", nos dijo Alexander Markovics, presidente del Movimiento Identitario de Austria. "Esto no solo es un ataque a la libertad de expresión, sino un ataque a todos los europeos que se están defendiendo contra la islamización de su patria. Durante décadas, hemos hecho la vista gorda a la amenaza de la inmigración masiva, sobre todo cuando se escuda tras el pretexto de la solicitud de asilo. Esta es la consecuencia última de la ignorancia de los políticos de Europa". Según Markovics, se ha acabado el tiempo de la "humanidad" y de la "cultura de acoger a todo el mundo": "los yihadistas están atacando nuestra libertad con Kalashnikovs, y eso requiere que defendamos lo que es nuestro". Sin embargo, no se mostró más específico a la hora de hablar de qué medidas tomar: del mismo modo que en la lucha contra el terrorismo, había mucho de retórica en los eslóganes del MI.

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Mientras tanto, el líder del ultraderechista Partido por la Libertad, Heiinz-Christian Strache, pasaba de puntillas por el asunto y se limitaba a compartir en Facebook un artículo sobre la masacre junto con el mensaje "¡Despertad!". Lamentablemente, esto también sirve para medir el pulso al discurso político en Austria: siempre que seas remotamente crítico con el Islam e implícitamente xenófobo, estás en el bando bueno del debate público. Mientras que el apoyo a la extrema derecha sigue creciendo por toda Europa, su ideología parece haberse instalado en el centro.

En otra de sus publicaciones, Strache declaró: "El movimiento PEGIDA está ganando cada vez más seguidores por toda Europa. La gente pide una división más clara entre Europa y el Islam radical". Pero esa línea divisoria ya existe, como también existe entre las personas más frustradas la sensación de que aún es preciso hacer algo y pronunciarse contra esa invasión de nuestra libertad perpetrada por grupos desconocidos con objetivos desconocidos e ideologías incomprendidas.

Ningún partido o movimiento político de Europa ha hecho un llamamiento a la tolerancia hacia el islamismo radical o el terrorismo islámico. Nadie lo pone en duda. Sin embargo, basta con que un Heinz-Christian Strache y un par de identitarios desencantados reclamen una división que ya existe para hacer creer al mundo que no.

DINAMARCA

El ataque a las oficinas de Charlie Hebdo tocó la fibra sensible a Dinamarca, un país donde el debate sobre la inmigración está candente y en el que el Partido Popular Danés se sitúa a la cabeza en popularidad. Han pasado menos de diez años desde que el diario Jyllands Posten publicara los dibujos de Mahoma —una serie de 12 tiras satíricas con las que pretendían encender el debate sobre la condena al Islam y la autocensura de los medios de comunicación. Dichas viñetas llevaron a varios intentos de asesinato y violentas protestas en Oriente Medio.

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Los sucesos del miércoles causaron gran consternación general y, como era de esperar, avivaron la controversia sobre la conveniencia de publicar viñetas de ese estilo o sobre si se trata de un problema de libertad de expresión o de pura y simple provocación.

La fundadora y exlideresa del Partido Popular Danés, Pia Kjærsgaard, declaró a TV2 que, dada la magnitud de la tragedia de Francia, creía conveniente volver a publicar las viñetas para "demostrar quiénes somos" y que "no nos sentiremos amenazados". El editor jefe del diario BT, Olav Skaaning Andersen discrepaba totalmente e insistió en que ningún "argumento periodiístico" podría justificar dichos actos.

La derecha no tardó en atribuir los sucesos a fanáticos religiosos y los califica de ataque a la libertad de expresión. Kristian Thuelsen Dahl, actual líder del Partido Popular Danés, no quiso hacer declaraciones, si bien su página de Facebook deja clara su postura:

"(…) No cabe duda de que el ataque a la revista se perpetró para coartar la libertad de expresión y está basado en la religión. Demuestra que estamos ante el terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones, que no se detendrá ante nada en su camino para aniquilar la libertad de expresión (…)

Pero para los demás, el miedo radica en que esto ponga en riesgo la libertad de expresión y que los terroristas se salgan con la suya. ¡Eso nunca debe ocurrir! Debemos replantearnos nuestro método de defensa para garantizar nuestro derecho a la libertad de expresión!"

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A ese replanteamiento de nuestro "método de defensa" aludió Pia Kjærsgaard en una entrevista para el rotativo Ekstra Bladet. Preguntada sobre cómo actuar sabiendo que la legislación actual no es capaz de prevenir esas atrocidades, respondió: "Posiblemente sea hora de recurrir a otros métodos. Quizá debamos recurrir a la necesidad. No es razonable que los daneses deban estar bajo protección policial en su propio país. Somos nosotros los que estamos encerrados, como en una prisión."

Son declaraciones que desconciertan por su vaguedad y cuesta comprender en un contexto distinto al de la vigilancia parapolicial, un camino que no propicia precisamente la integración social. El debate de la inmigración en Dinamarca ha permitido al Partido Popular Danés alcanzar nuevas cotas de popularidad, y la tragedia de Charlie Hebdo puede haber servido de chivo expiatorio en su campaña.

ESPAÑA

Los partidos de extrema derecha en España no tienen por ahora un poder real, pero por supuesto que sienten que los argumentos que han utilizado desde hace años se han visto justificados por la masacre de Charlie Hebdo. "Las sociedades multiculturales son sociedades multiproblemáticas", declaró Robert Hernando, miembro del partido de extrema derecha catalán Plataforma Per Catalunya. "Esto es algo que ve todo el mundo excepto los miembros de la casta". Hernando estuvo presente en una manifestación en Barcelona a la que también acudieron miembros de formaciones políticas de izquierdas. "Estoy avergonzado de compartir esta manifestación con gente que son cómplices de la colonización que estamos sufriendo en Europa. No estoy acostumbrado a estar rodeado de tanta hipocresía y oportunismo".

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Manuel Candela, Presidente de Democracia Nacional, declaró: "Los recientes acontecimientos vividos en el país vecino no hacen si no fortalecer las tesis de Democracia Nacional. El modelo multicultural ha fracasado y una sociedad no puede convivir con su antagónica enquistada en su propio seno. Es solo cuestión de tiempo y de número que este conflicto entre Europa y el Islam desgarre nuestro continente en una sangrienta guerra si no lo solucionamos ya y solo hay una solución: Deben regresar a sus hogares. EUROPA PARA LOS EUROPEOS".

Pero en España estos grupos de extrema derecha solo son hasta ahora predicadores en el desierto. Los principales partidos políticos, incluso el Partido Popular que gasta millones en reforzar las fronteras con África, no están entrando al trapo de utilizar la masacre para sacar votos.

POLONIA

Las caricaturas de Charlie Hebdo nos han dado una lección sobre el mundo en que vivimos y un mensaje: Nadie es lo suficientemente santo y nadie está a salvo. Doce personas han muerto por su forma de expresarse. Es una tragedia y lamentamos enormemente sus muertes.

Pero para algunos partidos de extrema derecha de Polonia, como Ruch Narodowy, este atentado es otro motivo para culpar de todo a Europa Occidental, por "tolerar el crecimiento de movimientos salafistas y permitir la construcción de mezquitas de la secta Wahhabi en todo el continente". Otro partido de alineación ultraderechista, el Kongres Nowej Prawicy, está ocupado con sus propios problemas: hace tres días, su líder fue acusado de tener dos hijos ilegítimos, así que tampoco estaban en condiciones de sembrar mucha cizaña.

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La vida sigue en Polonia, y ningún partido político ha mostrado preocupación por el ataque. Nada ha cambiado, excepto quizá que yo siento más temor.

SUECIA

Las elecciones generales de Suecia, en septiembre de 2014, se saldaron con la victoria del partido de extrema derecha Demócratas de Suecia, con un 13 por ciento de votos. A menudo se confunde a la formación con un partido antiinmigración, centrado en una única cuestión política. Sin embargo, algunos periodistas, como Niklas Orrenius, del Dagens Nyheter, sostienen que Demócratas de Suecia es de ideología nacionalista, y sobre esta se basan sus preocupaciones acerca de la inmigración.

En una conferencia de prensa celebrada en diciembre de 2014, Richard Jomshof —parlamentario y editor de la revista interna de Demócratas de Suecia, afirmó: "Nuestro partido ve el Islam y a los islamistas como una amenaza. El Islam es verdaderamente problemático."

Durante las fiestas navideñas se produjeron incendios provocados contra mezquitas en Eskilstuna, Eslöv y Uppsala. Si bien no se han confirmado aún las razones de los ataques, no parecen haberse llevado a cabo de forma coordinada. No obstante, deben vigilarse muy estrechamente. El lema "Je suis Charlie" está en boca de todos y nos recuerda la escisión de la sociedad. El auge de la popularidad de Demócratas de Suecia viene acompañado de una creciente normalización de la islamofobia que podría causar fisuras devastadoras en nuestro país.

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RUMANÍA

Hace dos noches y ayer por la mañana, varios grupos reducidos de rumanos acudió a la embajada francesa para depositar velas sobre la nieve frente al edificio, en recuerdo de las personas asesinadas en el atentado contra Charlie Hebdo.

Una de las primeras reacciones políticas ante los sucesos la protagonizó nuestro Presidente, Klaus Iohannis, con un moderado cambio de estado en Facebook, que culminaba con la idea de que "la religión y la tolerancia étnica, así como la libertad de expresión, son los pilares de la civilización moderna, construida sobre los principios de la democracia". Poco después se produjeron varias reacciones de la comunidad musulmana, cuyos representantes aparecieron por televisión para desvincularse de los ataques terroristas. Afortunadamente, el colectivo musulmán está bastante bien integrado en Rumanía y no ha habido conflictos con ellos desde hace más de un siglo. Muchos de ellos regentan negocios y, de hecho, nuestro responsable de los Servicios de Emergencias Médicas y antiguo ministro de Salud es palestino.

El movimiento de extrema derecha en Rumanía no es demasiado conocido. La mayoría de sus miembros se apartan de los musulmanes y están más ocupados con los romaníes y la comunidad LGBT. Sin embargo, algunos medios de comunicación ultraderechistas mostraron reacciones racistas ante el ataque perpetrado en París. El periodista libertario Lucian Mîndruță, publicó: "Es un suicidio dejar que las culturas que derriban iglesias y matan cristianos construyan mezquitas en nuestra tierra e impongan sus leyes". De la misma opinión es Dan Tapalagă, otro periodista de derechas, quien cree que "no tienen derecho a obligarnos a cambiar de opinión mediante amenazas de muerte, desde detrás de un velo, bajo un turbante o mientras recitan versos del Corán".

Sorprendentemente, se produjeron más reacciones xenófobas por parte de los políticos cristianos, que arremetieron contra el secularismo francés, origen, según ellos, del ataque ,más que contra la comunidad musulmana. El político rumano Adrian Papahagi, cuyo movimiento forma parte del Partido Popular Europeo, declaró que "reírse de lo sagrado es una costumbre en la Francia secular", como tratando de justificar la masacre. Sus palabras recibieron el apoyo de otro político cristiano conservador, Julian Capsali, que comentó en su página de Facebook que "en Francia, es el estado secular el que persigue a los cristianos, no los musulmanes".

SERBIA

Un grupo de belgradenses se reunió frente a la embajada de Francia la noche del miércoles para depositar flores y velas en recuerdo de las víctimas del atentado. Anoche, el Sindicato Independiente de Periodistas también convocó otro velorio.

Tras una década de guerras en los Balcanes, la sociedad serbia ha experimentado un cambio radical. Los que una vez fueron extremistas radicales embarcados en una cruzada por llevar a cabo una limpieza étnica de musulmanes en Bosnia son los mismos que actualmente detentan el poder como proeuropeos moderados y predican la tolerancia y la democracia occidental. Los que siguieron fieles al nacionalismo han quedado relegados en su mayoría y solo se les presta atención cuando el gobierno del Primer Ministro conservador del centro Aleksandar Vucic necesita un chivo expiatorio para enmascarar decisiones impopulares.

Quienes mencionaron la masacre de París en las redes sociales o en sus páginas web culpaban, en su mayoría, a la campaña de bombardeos de la OTAN en 1999 contra Serbia, con el fin de acabar con los planes de Slobodan Milosevic.

LOS PAÍSES BAJOS

Hoy, en los Países Bajos, todo el mundo recuerda la guerra entre la libertad de expresión y el fundamentalismo que se libró hace diez años. En 2004, el realizador Theo van Gogh fue asesinado por un extremista musulmán, suceso que durante una década dio pábulo a un debate sobre el Islam más radical.

Durante ese tiempo, el político Geert Wilders, líder del Partido Holandés por la Libertad (PVV), ha marcado el tono del debate sobre el Islam en este país. Adornando su mensaje con proclamas efectistas y citas memorables, Wilders ha logrado instalar los sentimientos islamófobos y contrarios a la UE en el debate político nacional. Amedrentados por su feroz discurso político y sus tácticas, sus oponentes, más tradicionales, no son capaces de reaccionar o plantarle cara.

Wilders aboga por los bloqueos de los medios informativos, esperando a que la mierda salpique para hacer su aparición unos minutos y decirle a cualquiera que tenga un micrófono en la mano cuánta razón tenía. Su campaña empezó anteayer con el tuit: "¿Cuándo se van a enterar de una vez Rutte y otros líderes de Occidente de que esto es la guerra?".

Mientras Wilder declara la guerra, sus oponentes llaman a la moderación y la paz. Algunas organizaciones musulmanas del país, como Diálogo Entre Musulmanes y Gobiernos (CMO) y SNM se han apresurado a condenar el ataque. El portavoz Farid Arzakan tachó de "terribles" los ataques y pidió a todo el mundo que escogiera bien sus palabras en sus comentarios sobre el suceso. "No deberíamos usar palabras como 'guerra', que parecen inapropiadas".

Tras el asesinato de Van Gogh, se celebró una "manifestación de gritos" organizada por el alcalde de Ámsterdam como expresión de la indignación del país. Anteayer, en la misma plaza Dam, la multitud entonaba al unísono el "Je suis Charlie" y recalcaban que estaban allí para conmemorar, no para manifestarse, ya que no eran antimusulmanes.