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Música

Por favor, recordemos todos a Sangtraït

Hablamos con Joan Colomo, Coàgul y Sergi Alejandre de Dead Moon Records sobre Sangtraït y su eterno legado.
Fotografía de la Banda Dead Moon

Portadaa del inmortal Contes i Llegendes Síguenos para descubrir tu música favorita

Es probable que solamente conozcan Sangtraït aquellos que vivieron en Cataluña durante los años noventa, y esto no puede seguir así. Sangtraït es una idea que debería traspasar fronteras; desde el Balcón del Coño en Andalucía hasta las remotas Islas Salomón, todos deberían conocer y aprender a respetar las sagradas nueve letras (S,A,N,G,T,R,A,Ï y T).

Intentaré resumiros rápidamente al grupo: Sangtraït (que sería como una pequeña acumulación de sangre bajo la piel) eran un grupo de hard rock y heavy metal de La Junquera (Cataluña) con letras en catalán y cuyo imaginario flirteaba constantemente con la fantasía heroica. Cuando en la Cataluña de los noventa estalló una acelerada fiebre por el rock catalán —capitaneada por bandas como Sopa de Cabra, Els Pets o Sau y fuertemente apoyado por los medios generalistas—, Sangtraït se vieron arrastrados hacia las entrañas de este movimiento, compartiendo escena y escenarios con bandas que, mayoritariamente, tocaban música pop totalmente digerible por las cadenas de televisión y las emisoras de radio. Eso les permitió tocar en grandes estadios y vender miles de discos.

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Para muchos chavales catalanes que se vieron inundados por la eterna presencia del rock catalán en los medios, Sangtraït fue como la puerta clave que les permitió descubrir otro tipo de sonidos más duros y menos accesibles; en fin, para mucha gente, ellos fueron como una señal de que ahí fuera había algo más.

Y esto nos lleva al aquí y al ahora. No deja de ser un dato curioso que personalidades como Joan Colomo, Marc O'Callaghan (el hombre detrás de Coàgul) o Sergi Alejandre (una de las dos mitades de Dead Moon Records y el sello Cønjuntø Vacíø) fueran de esos chavales que escucharon a Sangtraït en cintas de cassette y que decidieron indagar en la discografía de estos y, en el fondo, empezaran a mostrar cierto interés hacia géneros más interesantes que los que proponía esa tendencia normalizadora del rock catalán. En este artículo hablaremos con todos ellos para conocer su relación con el grupo y saber cómo les ha influenciado en su devenir existencial. Cuidado que hay unas cuentas letras.

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Noisey: Hola Joan, cuéntame, ¿cómo empezó tu relación con el grupo.
Joan Colomo: El primer disco que cayó en mis manos fue L'últim Segell y debió ser en el 91, el año de su publicación. Inmediatamente, Mau Boada, que se sentaba conmigo en el comedor, me pasó el casete original de El Senyors de les Pedres su primer disco. Así me hice fan. Recuerdo que de pequeño fui con mi madre al concierto ese mítico de rock catalán en el Palau Sant Jordi y el batería se sentó justo a mi lado y le pedí un autógrafo. Lo guardé durante muchos años en mi habitación.

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¿Qué es lo que te fascinaba de esta banda?
Supongo que era una mezcla de factores. Sobre todo el hecho de que fuera más duro que el resto de cosas que había escuchado (Sopa de Cabra, Sau, Héroes del Silencio, Hombres G…).

¿Tenía sentido que los metieran en el saco del rock catalán?
Supongo que sí, al menos fue la manera de que un grupo de ese estilo alcanzara la popularidad que alcanzó. Probablemente fueran la banda más "rock" de toda aquella escena.

¿Sigues escuchando a Sangtraït o solamente formó parte de tu adolescencia?
Siempre hay días que te pones nostálgico y recuperas cosas de la infancia. Hace poco conocí a Lupe y Papa Juls y estuve unos días escuchando varios discos.

Joder, ¿y eso?
Jajaj fui a tocar a un concierto de tributo porque hice un tema para un disco de tributo a Sangrtraït. Con Papa Juls nos llevamos bastante bien, mira, esta es la cover:

Joder, ¡no tenía ni idea de la existencia de este recopilatorio! Bueno, veo que versionaste "El Guerrer", ¿es este tu tema favorito?
Siempre me han gustado mucho "El Guerrer" y "Les Creus Vermelles" pero también "El Vol de l'Home Ocell" que incluso llegamos a versionar con Zeidun.

¿Qué crees que supuso escuchar de pequeño a Sangtraït? ¿Ha influenciado en lo que has hecho o estás haciendo ahora?
Para mí Sangtraït fue una puerta para entrar a la música extrema. Si no hubiera escuchado Sangtraït probablemente no hubiera llegado nunca a Napalm Death. Y supongo que todavía dura la influencia de ese grupo, sus melodías épicas, los solos o las flautas traveseras son elementos que me acompañan todavía hoy.

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Foto de Alejandra Núñez

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Noisey: Venga Marc, anímate, cuéntame cómo te enganchó esta droga llamada Sangtraït.
Marc O'callaghan: Tal y como ya te conté en nuestra anterior entrevista de ahora hace exactamente tres años, descubrí a Sangtraït por un anuncio que vi en TV3 en el que publicitaban su disco Noctàmbulus. Si ese disco salió en 1996, calculo que yo entonces tendría 8 años. En el anuncio se veían imágenes de un ángel y un demonio morreándose (los mismos que salen en la portada del disco) mientras se escuchaban coros épicos y guitarras infernales de fondo. Más tarde descubriría que estas imágenes eran parte del videoclip de la canción "15 Juliol 1099". Entonces pedí el cassette para Reyes y desde entonces que no paré de escucharlo.

Siempre que venían amigos a casa lo ponía a todo trapo en una especie de minicadena de juguete que tenía, mientras nos poníamos a saltar encima de la cama o del sofá allí en el piso de la calle Astúries dónde vivíamos mi madre y yo. Tiempo más tarde me iría comprando y descubriendo otros discos como el Contes i Llegendes o Els Senyors de les Pedres.

También recuerdo escucharlo mucho en casa de mis abuelos, en las tardes que allí me pasaba haciendo dibujos purgatoriales.

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¿Qué es lo que te fascinaba y te sigue fascinando de Sangtraït?
Supongo que lo que siempre me ha fascinado es ese carácter transtemporal que respiran todas las buenas bandas de heavy: igual te hablan de caballeros con espadas en el siglo XI que te hablan de motos y drogas en un bar de mala muerte mientras gritan yeah. Al final todo eso apunta a un arquetipo eterno que es el del tipo duro de clase baja que en realidad ve más allá de las ilusiones burguesas y por eso en cierta manera está más conectado con las cosas profundas del bien y del mal. Un mito contemporáneo y eterno a la vez que, por cierto —y aunque no venga a cuento— queda muy bien retratado en la película "They Live" de John Carpenter.

Lo que pasa es que cuando descubrí a Sangtraït yo todavía no conocía a otros grupos de este género, por lo tanto yo accedí a todo eso a través de ellos, y supongo que al hablar en mi idioma pues lo asimilé de una manera más interna y de una forma más indisolublemente vinculada a mi contexto local.

Al mismo tiempo me da la sensación que esa transtemporalidad hace referencia a la naturaleza eterna de las cosas, a la idea de que existe algo así como una esencia que puede estar presente en diferentes manifestaciones en diferentes épocas. El guerrero medieval encarnaría el mismo principio cósmico que el macarra motero. Y eso es fascinante por el hecho que nos permite un pequeño peek-a-boo a la eternidad, nos demuestra en cierto modo que la eternidad existe, y eso, a algunos nos maravilla inevitablemente en lo más profundo de nuestro ser, con todo el mal y crueldad históricas que todo eso conlleva: ese placer sádico y morboso de pensar en la historia como un gran río de sangre y semen. Por supuesto que todo esto es un visión analítica que yo ahora mismo me monto: ni yo con 8 años pensaba en todo esto mientras escuchaba a Sangtraït, ni Sangtraït debían pensar en todo esto cuando hacían su música. Bueno, en realidad no lo sé, pero no lo creo. Pero tengo la convicción de que su existencia y su trabajo son fruto de unas coordenadas sociológicas muy específicas que sí que tienen que ver con todo lo expresado en este análisis.

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¿Qué opinas sobre el hecho de que lo etiquetaran como "rock catalán"? Aunque su idiosincrasia pertenezca a una dimensión totalmente distinta, creo que sí, que es normal que los metieran en ese saco. En el momento en que aparecieron y con la música que hacían, de cara al público general y en el contexto musical del momento, creo que a un nivel superficial es totalmente comprensible que se los categorizara al lado de los demás grupos de rock catalán. Quiero decir, en esa época para el público general la anterior manifestación contracultural catalana había sido la nova cançó de los cantautores de la transición. Llegados los ochenta cualquier grupo con guitarras eléctricas y batería que cantara en catalán tenían por fuerza que formar parte de una única cosa que era el rock català. Y más si venían de zonas menos urbanas y más rurales como podía ser l'Empordà.

Es cierto que en Euskadi ya estaban dándole caña con el

rock radikal vasco, o que en Barcelona tuviéramos la Banda Trapera del Río y otros grupos de música contracultural como pudiera ser los del rock laietà u otras cosas más desconocidas, pero me da que todo eso existía en un ámbito demasiado underground para las cotas de etiquetación generalista de las que estamos hablando. Aparte de que por aquellas épocas todo estaba mucho menos conectado y la mayoría de gente vivía mucho más en la inopia de las corrientes que acontecían simultáneamente a su alrededor.

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Supongo que también había un factor de instrumentalización política por parte de los sectores de la burguesía nacionalista progresista catalana y de sus tentáculos mediáticos como TV3: creando el concepto del "rock català" se contribuía a transmitir a la juventud la ilusión de unidad cultural que tan necesaria es para la construcción de la identidad nacional. Ya entonces todo esto se estaba gestando. Bueno, yo ni tan solo había nacido cuando todo esto sucedía y tampoco sé tanto de historia reciente, así que hablo de lo que he escuchado y desde la opinión personal basada en la información sesgada que ha llegado a mí.

Volviendo al tema, Sangtraït en el fondo se diferenciaban del buenrollismo aburguesado que respiraban el resto de bandas del denominado rock català. No sé, dentro de su garrulismo me da la sensación que, de una manera más o menos inconsciente, eran bastante más letrados en cuestiones metafísicas. Por lo que tengo entendido era Papa Juls quien escribía la mayoría de letras, a él habría que preguntarle.

¿Sigues dándole a Sangtraït de vez en cuando o tu experiencia con ellos se limita a tu adolescencia?
Sí que los sigo escuchando. El cassette del Noctàmbulus es un clásico de la ducha. Creo que justamente durante la adolescencia los dejé de escuchar, pero poco a poco fui volviendo a ellos esporádicamente, y esta eventualidad fue paulatinamente convirtiéndose de nuevo en un hábito intermitente con los años. Tampoco es que lo escuche cada día, pero sí que a cada X tiempo, cuando parece que ya me he olvidado de este grupo, de repente me pongo a escucharlo y rememoro mi pasión por su música con creciente intensidad.

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¿Cuál crees que es su mejor canción?
Esta es una pregunta dificilísima que no podré contestar con una sola respuesta. Quizá sería más conveniente hablar de discos.

Aunque el Noctàmbulus sea su penúltimo disco y uno de los menos emblemáticos (aunque no tan poco emblemático como los malogrados "Eclipsi" o "L'Altre cantó del Mirall", que pasaron sin la más mínima pena ni gloria; aunque el "Eclipsi" tiene temas de una sensibilidad apocalíptica que te dejan seco, como "Ombres en la Foscor" o "Jutge del Destí") yo pienso que es en ese disco donde la visión de este grupo llega a su culminación. Para mi es su obra más madura y sólida, en dónde todo el trabajo forjado durante los años gracias a sus anteriores discos alcanza su estado de mayor efectividad comunicativa. Contiene esa bofetada de tema llamado "Maleïda Policía" en la que parecen Motörhead.

Por otra parte en Els Senyors de les Pedres (su primer disco) hacen gala de una inocencia juvenil ochentera que me deshace el alma cada vez que lo escucho. Ya en esos tiernos inicios combinaban muy hábilmente temáticas de fiesta y bar (como en "Buscant una Dona" o "La Festa") con expresiones más metafísicas (como " Revelacions" o "L'Enigma del'Estel"), con un par de himnos fundacionales y eternos que me parecen síntesis perfectas de esas dos tendencias internas (me refiero a "Els Senyors de lesPedres" y "ElVol de l'Home Ocell").

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A ver, intentando hacer un ejercicio de contención y establecer un top de canciones, te diría que una que siempre me ha emocionado mucho desde pequeño es "Nom Proscrit", que forma parte del Contes i Llegendes. Es una canción que habla de Dios, poniendo de manifiesto todo el sufrimiento que la sola idea de su existencia ha causado a lo largo de la historia de la humanidad, pero sin nombrar a Dios en ningún momento.

Habla de él de una manera elusiva, como metiéndose con él pero sin querer pronunciar su nombre de lo maldito que le resulta. Dice "jo sé el teu nom, jo sé el teu nom, però ja no el diré" ("yo sé tu nombre, yo sé tu nombre pero no lo pronunciaré"). Eso me flipa porque me parece que se sitúa en una cierta tradición cultural de hablar de lo divino por omisión, como podría ser la corriente de la iconoclastia iniciada por el emperador bizantino León III en el siglo VIII. Esta omisión ha sido buscada indiscriminadamente en incontables casos históricos indistintamente de la intención para con la creencia.

En el catálogo de casos que responden a esta tendencia podríamos nombrar ejemplos tan dispares como la prohibición del uso de imágenes en el Islam o en el Protestantismo, o el nihilismo metafísico del black metal (que dentro de su anticristianismo creo que su propuesta fue más religiosa que otra cosa, en tanto que desde una amplia perspectiva histórica cargaban con su barbarismo contra el mismísimo proyecto conciliador que había sido la modernidad occidental). O el epíteto de "Gran Arquitecto del Universo" que los francmasones usan como término genérico transconfesional para referirse al supremo divino.

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Personalmente, como cristiano aconfesional y esotérico que me considero, esa idea de hablar de lo divino por omisión me parece que es algo que en nuestra contemporaneidad vuele a tener mucha vigencia. Nombrar lo metafísico automáticamente desacredita a cualquiera frente a cualquier autoridad colectiva académica, social, científica o política de nuestro status quo, por esto es un nombre maldito. Tanto ha sido su mal uso que ya es mejor ni nombrarlo. La idea de Dios como algo prohibido creo que todavía es más fascinante y morbosa.

Otra canción que siempre me ha flipado es la "Furtadora d'Ànimes", perteneciente a L'Últim Segell (su disco más medievalista, me atrevería a decir). Habla de la muerte en sí misma entendida como deidad todopoderosa y sus letras están cargadas de una poesía de imágenes que en combinación con los acordes épicos me hacen estremecer la médula espinal cada vez que la escucho. Al principio, cuando dice lo de "la sang dels innocents, omple la seva copa d'or" ("la sangre de los inocentes, llena su copa de oro"), siempre me he imaginado al mismísimo Dios totalitario del Antiguo Testamento sentado en su trono de crueldad cósmica, emborrachándose con la sangre de los mártires, amorrado a su obscena copa de piedras preciosas y derramándosela lascivamente por encima de su peludo pecho viril de pezones erectos.

Supongo que esta canción es bastante candidata a ser considerada mi total favorita, tal y como lo pone de manifiesto el hecho de que, de entre todos sus hits, fuera esta la que finalmente escogiera para versionar coagularmente [tenéis el tema en el enlace de SoundCloud de arriba].

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¿Crees que esta banda ha influido en lo que estás haciendo ahora?
Totalmente que Sangtraït ha influenciado y marcado mi vida de por vida. Me abrió las puertas a esta visión poética de ángeles, demonios, bendiciones, maldiciones, hierro, sangre y purgatorio que después ha determinado todo mi recorrido espiritual y creativo a la vez.

Desde los dibujos que hacía en casa de mis abuelos [ver imágenes adjuntas a este texto] hasta mi obra actual. Aunque supongo que esta sed de gravedad metafísica también la hubiera encontrado por otras vías, tal y como después entendí al encontrar satisfecha la misma inquietud mediante las lecturas de la "Divina Comedia" de Dante o de "Las Bodas del Cielo y del Infierno" de William Blake o de descubrir las pinturas del Bosco o de los pintores renacentistas.

Eran un conjunto de pequeños inputs que el contexto cultural en el que he vivido ha ido insertando dentro de mí: el diorama del Infierno que había en la sala de los autómatas del parque de atracciones del Tibidabo, la obra de teatro navideña dels Pastorets, el Cercle Catòlic de Gràcia (dónde fui bautizado y comulgado a voluntad), la Catedral de Barcelona (donde por ironías del destino actualmente trabajo vendiendo imágenes de santos). Para bien o para mal, esa es mi herencia cultural, de la que Sangtraït fue una de sus múltiples manifestaciones.

La cultura de bar y de macarrismo proletario es la otra cara de la misma moneda, de la que Sangtraït también fueron unos grandes exponentes en su expresión. Todo esto es el poso que el mundo nos ha legado, y a partir de allí le queda a cada uno decidir cómo lo depura. Porque está claro que toda esa mierda hay que depurarla. Yo soy partidario de asimilarla e integrarla en la medida de lo posible precisamente para dejar solo aquello por lo que realmente haya valido la pena y así lograr una superación real: "el camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría", que decía Blake en uno de sus "Proverbios del Infierno".

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¿Cómo pasaste a escuchar otras cosas e interesarte por otras escenas musicales?
Como te decía en la otra respuesta, creo que fue durante la adolescencia que empecé a descubrir otros grupos y aparqué un poco a Sangtraït. Primero, todavía al final de la infancia, fue precisamente por la vinculación con el rock catalán que por una cuestión contextual (el entorno de mi colegio o de las colonias de verano o de la lobotomización mediática de TV3) empecé a escuchar por inercia a los otros grupos de este género (o del género al que pretendidamente se intentó asociar a Sangtraït).

Más tarde, ya en plena adolescencia, al romper con todo esto mediante el descubrimiento de grupos de fuera o del punk kalimochero, Sangtraït quedaron en el olvido. Pero todavía más tarde cuando ya llegué a los mundos demoníacos del metal, allí fue cuando revaloricé a Sangtraït precisamente por su infernalidad. A partir de ahí ha sido un vaivén continuo entre mil géneros antagónicos que no tenían nada que ver con todo eso; en cuyas intersecciones siempre ha habido algún que otro momentito para rememorar a Sangtraït.

Foto de Iván Montero

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Noisey: Sergi, ¿cómo empezó tu relación con el grupo?
Sergi Alejandre: No lo sé exactamente pero en mi clase, en el colegio, no era el único fan. Mi amigo Marc los había descubierto gracias a su hermano mayor. Me grabó unas cuantas cintas que aún conservo, con las portadas fotocopiadas de los cassettes originales.

¿Qué es lo que te fascinaba de este grupo?
Supongo que la imaginería que utilizaban. En ese momento los chavales de mi edad escuchaban grupos como Els Pets, Lax'n'Busto o Sau pero a mí esas bandas, aunque sí que las escuché brevemente, no me interesaban tanto. Sangtraït tenían algo oscuro y épico que conectaba con el prepúber que era entonces.

¿Tenía sentido que compartieran escena con los grupos del llamado "rock catalán"?
Entiendo que se les metiera en el saco porque en ese momento el rock catalán había estallado y ellos eran una banda muy seguida. Llenaron el Palau Sant Jordi, eso no lo consigue cualquiera. Pero musicalmente estaban en otra movida, claro.

¿Sigues escuchando a Sangtraït o solamente formó parte de tu adolescencia?
Muy de vez en cuando me pongo algunos temas, sobre todo cuando estoy con el Coàgul en casa de alguien y tomamos control del YouTube, pero no, no los escucho casi nunca.

¿Qué tema es el que más te gusta y por qué?
"Fortadora d'Ànimes" seguramente es su mejor tema pero diré "Les Creus Vermelles" porque de pequeño, cuando salió el Contes i Llegendes me volvió loco. Todas esas imágenes de muerte, los soldados descuartizados en el suelo llenos de sangre, me parecía que era música peligrosa, estaba listo para mandar a la mierda la cinta de la Loca Academia de Policía y convertirme en un hombre.

Ahora me he puesto un video de la "Fortadora d'Ànimes" y me arrepiento de mi decisión.

¿Qué crees que supuso escuchar de pequeño a Sangtraït? ¿Ha influenciado en lo que has hecho o estás haciendo ahora?
Sangtraït fue el primer grupo "adulto" que me gustó. Pasé de escuchar cintas con canciones de openings de dibujos animados a escucharles a ellos. El primer concierto al que recuerdo ir con amigos de la clase, a los once años, fue a uno que dieron una vez en el Parc de la Ciutadella. No creo que sean una influencia para mí a día de hoy. Como todo lo que nos marca de alguna manera en algún momento de nuestra vida, supongo que algo queda, pero mis interesas actuales están bastante lejos de todo aquello.

¿Cómo dejaste al grupo? Cuéntame cómo pasaste a escuchar otras cosas e interesarte por otras escenas.
La secuencia debió ser así: algún amigo me enseña Metallica porque sabe que me gustan Sangrtaït - me hago el guay diciéndole que me gustan - paso unos meses loco con Aerosmith, Bon Jovi y Guns n Roses - algún día me pasan una cinta de Nirvana y otra de Toy Dolls - me doy cuenta de que toda esa mierda anterior era un pedo - entonces escucho a Green Day - me vuelvo loco - me voy a la peluquería a teñirme el pelo como Billy Joe - mis padres casi lloran al verme pero yo me siento mayor y rebelde, me siento bien - descubro Bad Religion, NOFX, Rancid - me explota la cabeza - me compro pantalones enormes - me doy cuatro hostias con el skate y no lo pillo nunca más - de ahí llego a Black Flag, los Descendents o Minor Threat y bla bla bla bla bla.

¿Podría existir ahora un grupo como Sangtraït?
Seguramente esos chavales que están los viernes por la tarde en la plaza del final de la calle Tallers tienen bandas así, pero el combo Papa Juls, Lupe, Quimet, el guitarra ese serio y el batería anciano es inigualable.