Este artículo se publicó originalmente en VICE Alemania.La crisis migratoria actual parece haber provocado el surgimiento de un hilo narrativo en torno a los smartphones. Muchos de los que se oponen a la inmigración masiva y a la apertura de las fronteras europeas a los más necesitados se han servido de ello para justificar su argumento: «Mira, esa gente tiene teléfonos muy elegantes, deben de estar forrados de pasta; ¿por qué tienen que venir aquí?».
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Objetivamente, es un argumento absurdo. En primer lugar, no hace falta ser rico para tener un teléfono. En segundo lugar, y lo más importante, la razón por la que la mayoría de los refugiados vagan por toda Europa no tiene nada que ver con el dinero, sino con el hecho de que sus países están siendo arrasados por la guerra y sus hogares han sido destruidos o han dejado de ser habitables.Sin embargo, el detalle del teléfono ha logrado difundirse por las redes sociales, esgrimido en forma de publicación ignorante y memes infundados y cargados de odio.Preguntamos a varios refugiados llegados recientemente a Berlín que nos cuenten lo que significan sus teléfonos móviles para ellos. Para algunos, su valor radicaba en la capacidad para almacenar las fotos de sus hogares perdidos y los seres queridos que han dejado atrás; otros los usaban simplemente para cosas prácticas, como para orientarse en las aguas del Mediterráneo en su huida a Europa. Cada refugiado parecía tener un vínculo distinto con su teléfono, pero el denominador común era el miedo de todos a perderlo.Aquí puedes ver más de la obra de Grey Hutton.Traducción por Mario Abad.