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especial ficción 2012

Reseñas videojuegos Julio

Reseñas del shooter Spec Ops: The Line y Mutant Mudds.

SPEC OPS: THE LINE

Compañía: Yager, 2K

Plataforma: Xbox 360, PlayStation 3, PC

Las intenciones de Yager, la desarrolladora alemana detrás de Spec Ops: The Line, no son malas: intentar que el jugador reflexione sobre los horrores de la guerra en primera persona, personificar el antibelicismo entre tantos y tantos juegos que parecen glorificar, a veces abiertamente. El problema llega cuando las intenciones chocan de frente con el desarrollo del juego: en cuanto nuestros protagonistas llegan a ese Dubai desolado que sirve de escenario para la historia y del que tienen que intentar rescatar al coronel John Konrad (la referencia es clara) y sus hombres, lo primero que hacen es ponerse a pegar tiros; y pegamos tiros y pegamos tiros todo el rato, y rompemos cuellos con la culata de nuestro rifle y nos recompensan por hacerlo, como nos recompensan con un segundo de respiro en forma de cámara lenta cuando acertamos en la cabeza a un enemigo, momento en el que, por cierto, no se escatima ni un gramo de sangre y sesos. Los mejores recuerdos los deja cuando más videojuego es, cuando encontramos mecánicas jugables inteligentes en los tiroteos, por ejemplo, pero son precisamente esos momentos los que más chocan con las intenciones de las que hablaba al princi- pio: es complicado incomodar con los horrores de la guerra cuando las ejecuciones más crueles dan ventajas al ejecutor, y cuando los disparos a la cabeza más sangrientos tienen una recompensa estética. Quizá el problema es de lenguaje; cuando usa el que le corresponde, Spec Ops: The Line es un juego de tiros en tercera persona competente y completo, a pesar de que los referentes que baraja (El corazón de las tinieblas y Apocalypse Now) se le queden un poco grandes.

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MUTANT MUDDS

Compañía: Renegade Kid, Nintendo

Plataforma: Nintendo 3DS

El género de las plataformas, ese del que Super Mario es icono indiscutible y que tanto ha dado de sí en los últimos años gracias al impulso del desarrollo independiente, es ideal para consolas portátiles. La tienda de contenido digital de Nintendo 3DS ya tiene unos cuantos muy recomendables; Mutant Mudds no destaca por encima de ninguno, pero compensa su falta de ambición con una desenvoltura que los aficionados al género pueden encontrar disfrutable. No es tan hiperbólico y milimétrico como Super Meat Boy,sino que su dificultad tiene referencias más antiguas, con enemigos colocados en sitios muy pensados para putear; no parte de, ni desarrolla, una idea tan ingeniosa como Braid, sino que se basa en el plataformeo más básico que uno puede pensar, con un botón para saltar y otro para disparar una limitadísima pistola; a pesar de compartir limitaciones gráficas autoimpuestas, tirando de pixelotes gordos como garbanzos, no comparte con VVVVVV la ambientación poderosa a base de símbolos retro: su rollo son más los cielos azules y las praderas verdes. Y a pesar de todo, algo tiene: por ejemplo, la forma en que sabe ir descubriéndose, de forma muy natural y sin salir nunca del (aparentemente) minúsculo mapa desde el que accedemos a las diferentes pantallas. El efecto 3D acaba siendo una excusa que no afecta en nada a la experiencia del jugador, y su atractivo al final depende en gran parte de la nostalgia que pueda despertar en uno la combinación de plataformeo clásico y pixel-art colorista y complaciente, pero en el fondo muchos de los que jugamos habitualmente cojeamos de la misma pierna y qué coño: Mutant Mudds sería un juego normalito a mediados de los 90, pero en pleno 2012 juega con la ventaja de la nostalgia. No podemos hacer mucho contra ello.