Llevo definiendo el Roadburn desde hace siete años como “la meca” de todo amante de sonidos gruesos, pesados, extremos y oscuros, todo fan de eso se junta durante cuatro días en un pueblo de Holanda llamado Tilburg, lo cual, a poco transcendental que seas, puede resultarte hasta mágico y hacerte sentir como en un cuento. Este año el narrador del cuento fue Mike Akerfeldt de Opeth que como fan de la música progresiva de los 70, hizo que Comus, Magma y Goblin fueran los 3 magos encargados de hechizar a los asistentes y trasladarlos 40 años atrás, demostrando que su música no tiene caducidad, que han madurado perfectamente, porque la música cuando es pura, es atemporal.
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Noothgrush, Indian, The Body, Conan y Graves at sea fueron los chicos malos del festival, son la banda sonora de una pelea en un callejón, una versión freestyle del club de la lucha en la que de verdad todo está permitido. Old Man Gloom, Trypticon y Correction House fueron los tipos duros, supergrupos que aportaron su nombre y su calidad al cartel junto a YOB, que tomó el papel de pez gordo dando un año más uno de los conciertos del festival.Papir, Harsh toke, Circle, True Widow y LoOp fueron los niños buenos, Papir y Harsh Toke nos cogieron de la mano para viajar sin miedo por sus mundos psicodélicos donde Circle nos contaron las historias de dragones y mazmorras con su space rock vikingo y True Widow fueron la bruja solitaria de la casa que utilizaron su Doomegaze para dirigirnos al cielo, en el cual estaban LoOp tocando. LoOp son los verdaderos dioses de todo lo que puede llamarse psicodelia-rock-post, etc., etc, ellos son la auténtica verdad y ellos ponen los puntos suspensivos del “continuará” de este cuento.
