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Cultură

Los millennials hemos descubierto que salir es una mierda

No debería ser sorprendente que los nacidos entre los atentados del 11 de septiembre y la crisis financiera mundial sea un poco más austeros y cauteloso que sus predecesores.
chico en el sofá

Donde quiera que vayas, los millennials rebasamos los límites de lo convencional y desafían las normas: adoptamos la pobreza, usamos hoverboards que son básicamente Segways y escribimos artículos de opinión autocomplacientes sobre nosotros mismos.

Vivimos en un mundo ajetreado del que los jóvenes estamos tomando el control. Por ejemplo, nuestra generación también ha sido pionera en admitir que salir por la noche no mola.

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Un neurólogo que afirma que los casos de agotamiento en los jóvenes van en aumento y que la vida nocturna en las grandes ciudades es muy cara

"Son la mejor generación… de vagos". Así es como el New York Post describe a los jóvenes en uno de los artículos más increíbles jamás escritos. ¿De qué se nos acusa? De pasar más tiempo viendo la televisión y pegados al teléfono que nuestros predecesores, la Generación X; evitamos la vida social en persona y "preferimos pasar una noche tranquila en casa".

Ni siquiera somos lo suficientemente cool como para emborracharnos: "Una encuesta realizada por Heineken en 2016 reveló que cuando los jóvenes se toman la molestia de aventurarse a salir, el 75 por ciento bebe con moderación".

El Post propone algunas razones que explican la modorra de los millennials, basadas en las declaraciones de un neurólogo que afirma que los casos de agotamiento en los jóvenes van en aumento y que la vida nocturna en las grandes ciudades es muy cara.

Incluso los que no están permanentemente en quiebra y agotados evitan las formas tradicionales de socialización, como ir a un bar oscuro y pedir chupitos, a la espera de que pase algo. ¿Tendrán algo que ver las redes sociales? ¡Ah, y las citas! ¿Qué habrá sido de ella?

No debería ser sorprendente que los nacidos entre los atentados del 11 de septiembre y la crisis financiera mundial sea un poco más austeros y cauteloso que sus predecesores.

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"También está eso de 'Netflix and chill', no sé… está de moda ¿no?", dijo un joven para el Post.

Podríamos dar varios argumentos generacionales para explicar por qué los jóvenes prefieren quedarse en casa; a fin de cuentas, no debería ser sorprendente que los nacidos entre los atentados del 11 de septiembre y la crisis financiera mundial sea un poco más austeros y cauteloso que sus predecesores.

Recuerda, la generación anterior era tan decadente y estaba tan alejada de la realidad que para ellos la "franela" era una moda y su serie de televisión favorita iba sobre seis personas que se pasaban el tiempo en una cafetería y follaban entre ellos de vez en cuando.

Los millennials, a diferencia de los hedonistas depravados de Friends, que tenían monos como mascotas, son austeros y evitan los riesgos, dos características que no se prestan demasiado a convertir los sábados por la noche en domingos por la mañana.

Si consideramos que los jóvenes tienen graves problemas económicos, resulta lógico que no quieran gastar cien euros en una salida con amigos para terminar volviendo descalzo a casa y pasar todo el día siguiente con dolor de cabeza.

O tal vez sea porque la categoría de "millennials" ahora incluye a los treintañeros, personas que ven más cerca el día de su jubilación y no están dispuestas a desperdiciar el fin de semana inhalando cualquier cosa que les ofrezcan en los baños unisex, bailando o hablando sobre el asesinato de JFK siete horas seguidas.

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Y ahora en serio, lo que demuestra esta tendencia totalmente real de la que habla el Post es que los millennials han logrado descifrar el código.

Durante cientos o miles de años, los jóvenes han pasado gran parte de sus vidas "saliendo", lo que se traducía en emborracharse con aguamiel u otra hierba venenosa, acostarse con desconocidos, amanecer en medio del campo o las tres cosas a la vez.

Las generaciones pasadas siempre se burlan de los jóvenes y aseguran que en sus tiempos las hierbas eran menos venenosas y el coito al aire libre era menos descarado. La mayoría de estos chicos, claro está, se tranquilizan y se conforman con que cualquiera que sea el sistema económico que los aflige no los destruya.

No subestimes los lujos sencillos como disfrutar de una copa de vino, tener un techo sobre tu cabeza y una pantalla que te muestra todo lo que puedas imaginar

De vez en cuando, pasan cerca del campo y se ríen con nostalgia porque saben que su fase de insensatez ya pasó y que ahora lo único que quieren hacer es reunirse con sus amigos más cercanos alrededor de una fogata y hablar de los episodios de su serie favorita. Las noches más locas son cuando uno de ellos lleva hierbas venenosas para crear ambiente.

Pero los jóvenes —si crees lo que dijo el Post— se están saltando toda esa mierda, todas esa noches amaneciendo en el campo porque sientes la obligación de hacerlo por miedo a que te menosprecien si no te pasas el sábado vomitando mientras escribes mensajes a tus amigos para pedirles que no te dejen mezclar drogas y después ir a almorzar.

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Que le den a eso de salir. Es caro, hay demasiada gente, huele mal, los conciertos suelen ser una mierda y los bares son todavía peor.

¿Sabes qué es mejor? Ver la tele tumbado en la cama. ¿Lo has probado? Puedes usar ropa cómoda, pedir la comida que te apetezca por teléfono, comer con las manos y dormir cuando te dé la gana. Antes, la gente se preocupaba por las sequías, el hambre y las nuevas bandas de hombres con espadas que llegaban a saquear la ciudad.

No subestimes los lujos sencillos como disfrutar de una copa de vino, tener un techo sobre tu cabeza y una pantalla que te muestra todo lo que puedas imaginar.

Así que, este sábado noche quédate en casa. Compra una botella de vino decente o una de esas cervezas artesanales superpijas hechas a base de corteza de limón. Ponte un concierto de Prince o haz un maratón de tu serie favorita. O qué demonios, compórtate como todo un señor mayor y ponte a leer un libro. Duerme cuando estés cansado.

Despiértate con energía por una vez en tu vida. Ve al parque. Te sorprendería ver todos los lugares a los que puedes ir cuando no sales de fiesta y lo agradable que puede ser la gente ahí.

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