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Cultură

Ser un auténtico español cuesta 300 euros

Hoy entra en vigor la reforma integral del Registro Civil por lo que el proceso para la obtención de la nacionalidad española deja de ser gratuito.

Con 300 euros puedes hacer muchas cosas; comprarte una Xbox, abortar en una clínica autorizada con anestesia local, intentar comprarte o, como gran novedad, conseguir la nacionalidad española. 300, euros, ni más ni menos, el precio de la identidad. Piénsalo. 300 euros. Español. ¿Vale la pena?

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El PP cree que sí al aprobar la Ley de Reforma Integral de los Registros que entra en vigor hoy mismo y con el que la obtención de la nacionalidad española deja de ser gratuita. Pero una cosa, para empezar ser español nunca ha sido gratuito por dos motivos. 1) Siempre han existido tasas para obtener el permiso de residencia, el arraigo y las autorizaciones de trabajo, pasos previos necesarios para obtener la nacionalidad y 2) para obtenerlo tienes que documentar 10 años de residencia legal y continuada en España —dos años si se proviene de países de excolonias iberoamericanas.

Y claro, el hecho de tener que vivir 10 años en España ya es un precio bastante jodido que pagar, y más si no se tiene la residencia. Puede que me equivoque pero creo que no estamos —me refiero a España— en el mejor momento como para ir exigiendo a la peña que pague dinero por ser española. Es como intentar venderle a alguien un piso hecho con paredes de cartón, lleno de chinches, donde hace cinco años se cometió un brutal asesinato vía sacrificio ritual, en el que todos los inquilinos que vivieron en el piso posteriormente al terrible crimen murieron en extrañas circunstancias y que, además, está situado al lado de un vertedero de… fetos humanos. Joder lo más normal sería que tuviéramos que pagar a la gente por tener las agallas de venir a vivir con nosotros, que es algo —como ya dijimos— bastante complicado.

¿Entonces cuánto dices que hay que pagar? Pues la solicitud inicial para iniciar el proceso de obtención de la nacionalidad cuesta 100 euros. Todo aquel que no provenga de países donde la lengua oficial no sea el castellano tendrá que hacer una prueba de idioma en el Instituto Cervantes, cuya matrícula cuesta 121 euros. Luego está el famoso test de españolidad AKA Prueba de Conocimientos Constitucionales y Socioculturales de España (CCSE) que todo aspirante a buen español tendrá que realizar. Esta prueba cuesta 85 euros y si no se supera se tendrá que abonar el importe de nuevo, así sucesivamente hasta lograr aprobar y ser lo suficientemente español.

Teniendo en cuenta que todo esto antes era gratuito resulta un tanto aterrador pensar que quizás sí que el estado actual de los inmigrantes en España responde a una política recaudatoria por parte del Estado —como ya comentamos hace unos meses en este artículo —, donde se genera para los migrados un estado de permanente suspensión en ese umbral entre el reconocimiento de la nacionalidad y la eterna naturaleza extranjera del sujeto, eternizando un proceso cargado de políticas de desgaste y, a partir de ahora, deber retributivo.